Los milagros de Neratov
Justo en la frontera con Polonia, que marca de forma natural el río Divoká Orlice, existe un lugar que invita a detenerse. Ese es Neratov, en los montes del Águila (Orlické), un lugar en el que suceden milagros. La iglesia de Neratov llama la atención de cada visitante de una forma particular. Es una parada en el camino hacia la reconciliación, la paz espiritual y la cicatrización de las heridas causadas tanto por las guerras como por los regímenes totalitarios.
Su fama sobre los milagros de sanaciones asociadas a la escultura de la Virgen María o a su manantial se extendió desde mediados del siglo XVII. Neratov se convirtió en lugar de peregrinación y la iglesia de madera original fue sustituida por la iglesia de piedra de la Asunción de la Virgen María. De la primera se conservó el presbiterio, que se sigue usando hoy día en la capilla del cementerio.
El edificio actual es del siglo XVIII. Que hoy día siga en pie es también un milagro. A finales de la Segunda Guerra Mundial resultó seriamente dañado y casi se quemó por completo. Los habitantes del lugar, mayoritariamente alemanes, se pusieron a arreglar al menos el techo, pero luego fueron deportados y esa área fronteriza quedó desierto. Neratov se convertía en una ruina. En 1973 la iglesia iba a ser demolida, pero finalmente no hubo dinero para su destrucción.
En los años 90 volvió la vida a Neratov y a celebrarse misas en su iglesia, primero en sus ruinas, entre sus muros sin techo. El sacerdote Josef Suchár, con su entusiasmo logró que cada vez más familias se establecieran en el pueblo y que adoptaran niños huérfanos. En 1992 se fundó la Asociación Neratov, que se dedicaba tanto a la reconstrucción de la iglesia como a ayudar a las familias de acogida y a personas con alguna discapacidad, ofreciéndoles vivienda y lugares de trabajo. El nuevo techo de cristal ofrece un juego de luces fascinante que va cambiando a lo largo del día y las estaciones.
En 1996 se encontraron en Neratov sus habitantes alemanes expulsados con los actuales.