Los mapaches, la amenaza venida de América

Los mapaches empiezan a extenderse por la República Checa. Se trata de otra especie importada al territorio europeo de un continente distinto, que se adaptó a las condiciones locales y ahora está causando daños irreparables en la naturaleza de Europa.

Para ver mapaches en la República Checa ya no es necesario acudir a un jardín zoológico. Es cada vez más frecuente encontrar a este pequeño mamífero en los bosques del país. Suele aparecer cerca de los ríos y estanques, pero puede existir también en las ciudades, afirma el zoólogo, Aleš Toman.

“El mapache sabe adaptarse incluso a las grandes ciudades. Por ejemplo, en Nueva York vive un sinnúmero de estos mamíferos, alimentándose de los desechos producidos por el hombre. Sin embargo, su hábitat natural son las regiones que abundan en agua”, destaca Toman.

Los mapaches, originarios de América, empezaron a extenderse por Europa en el siglo XX, criados en granjas especiales por su suave piel. A la República Checa llegaron de Austria y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, según precisa Miloš Anděra, del Museo Nacional.

“Muchas granjas peleteras fueron destruidas durante el bombardeo masivo de la Segunda Guerra Mundial. Los mapaches criados en ellas aprovecharon la oportunidad y escaparon a la naturaleza”, sostiene Anděra.

Actualmente, se registran centenares de ejemplares de este mamífero en el país y su número va en aumento. Y es que el clima centroeuropeo favorece bastante su existencia y multiplicación.

Los ecologistas advierten, no obstante, que la presencia de los mapaches en los bosques checos es nociva para otras especies que los habitan, ya que sus huevos y crías muchas veces sirven de alimento al invasor. También en la vecina Alemania tienen experiencia negativa con la proliferación de los mapaches, indica Anděra.

“En Alemania se han registrado casos de extinción de bandadas completas de garzas y cormoranes, así como de otras especies de aves, por culpa de los mapaches”, señala Anděra.

Los mapaches representan sólo una de las 11.000 especies animales y vegetales que fueron importadas últimamente a Europa de otros continentes y cuya presencia casi siempre es dañina para el medio ambiente local.

El símbolo de estas especies invasoras es la planta Heracleum mantegazzianum, originaria de Etiopía, que se extiende incontroladamente por toda Europa, según sostiene Petr Pyšek, del Instituto Botánico de la Academia de Ciencias.

“Un solo ejemplar de esta planta es capaz de producir hasta 20.000 semillas que germinan con mucha facilidad”, indica Pyšek.

Los científicos apelan a las autoridades europeas para crear un centro especializado en invasiones naturales. Su objetivo sería estudiar a los invasores y elaborar una lista de las especies más peligrosas para la naturaleza de Europa.