Los checos ya soportan la inflación, pero ahora les toca la reduflación

Grandes marcas continúan optando por reducir el tamaño de sus productos sin bajar el precio, una práctica controvertida a la que ahora se suma Milka.

Foto:  Lenka Žižková,  Radio Prague International

Se trata de un fenómeno presente a escala global y que va más allá de las fronteras checas, pero en el país encontramos buenos ejemplos de esta práctica que prolifera, aunque no sin polémica.

Para los consumidores checos, básicamente, se trata de pagar lo mismo a cambio de menos, mientras que para las empresas es una estrategia perfectamente medida y pensada para maximizar sus beneficios. Hablamos de la reduflación, término español para lo que se conoce también como "shrinkflation" en inglés y que se refiere al proceso en el que las compañías hacen más pequeños o disminuyen la cantidad de una determinada mercancía o producto, pero mantienen, o incluso aumentan, los precios.

Foto:  Lenka Žižková,  Radio Prague International

El asunto ha recobrado protagonismo en los últimos días de la mano de la fabricante de chocolates Milka. Varios medios alemanes reportaban que la firma justamente planeaba recortar y escatimar con sus productos en el país. Más tarde, se conocía que esto sucederá también en Chequia, donde la empresa estadounidense Mondelez, fabricante de Milka, reduce el peso de sus tabletas clásicas de 100 a 90 gramos, mientras que las de mayor tamaño disminuirán también de 270 a 250 gramos.

Foto:  Lenka Žižková,  Radio Prague International

La firma, sin embargo, no es ni la primera ni la única en emprender acciones similares en el mercado checo durante los últimos años, en los cuales la reduflación ha pasado a ser una práctica extendida.

Sin ir más lejos, Nestlé, otro gigante del sector, anunció que no descartan seguir el ejemplo de su competidor, e incluso ya lo han hecho en otras ocasiones. El pasado año, redujo el peso de sus obleas Delissa Orion de 33 a 30 gramos, y los triángulos Kolonáda, de 260 a 200 gramos.

Foto:  Lenka Žižková,  Radio Prague International

Los casos de este fenómeno en el mercado checo, al igual que fuera de él, son tantos que hacen casi imposible enumerarlos todos. Las galletas saladas de la marca Bohemia se vendieron en un paquete grande de 190 gramos hasta mediados de 2023 y luego fue reemplazado por otro de 160 gramos. La salsa tártara de Hellmanns pasó, en su envase grande, de 650 mililitros a 625 mililitros en 2021, Orbit comenzó a introducir un paquete de 42 chicles en lugar de 46 en 2018… etc.

Pero no piensen que la reduflación es solo cosa del sector alimentario, sino que este fenómeno se da en tantos otros más y también en la propia Chequia. Un ejemplo es el conocido lavavajillas Jar, que comercializó hasta 2020 un envase de 1 litro que acabó sustituido por otro de 900 mililitros que todavía se vende hoy en día.

Petr Dufek | Foto: Alžběta Švarcová,  Český rozhlas

Los expertos, por su parte, alertan acerca de los entresijos de esta estrategia. Según destacan varias voces, es muy común que los fabricantes no adviertan de la reducción de envases y cantidades, por lo que los clientes ni siquiera se enteran de ello. Además, la reduflación no está siempre relacionada con una merma en la cantidad, sino que esta también puede ser en la calidad.

“No es una táctica nueva para que los fabricantes mantengan o incluso aumenten sus márgenes. Esto también incluye el uso de sustitutos de materias primas, por ejemplo en forma de edulcorantes artificiales o aceite de palma", comentó sobre la situación Petr Dufek, economista de Banka Creditas.