Los checos y la literatura hispanoamericana: una sana relación
El balance es positivo: los autores hispanoamericanos son traducidos con frecuencia al checo. En algunos casos, casi inmediatamente después de publicados originalmente en español y, gracias a eso, los checos ya están acostumbrados a nombres como Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez.
Anna Housková es una de las más destacadas hispanistas de la República Checa, traductora y profesora de literatura comparada en la Universidad Carolina, y desde tal posición trazó un positivo balance de las traducciones de literatura hispanoamericana al checo.
“A mí me parece que a la lengua checa se traducen relativamente temprano los libros hispanoamericanos más importantes”, dijo la investigadora, quien recordó que esto se puede ver ya en los inicios del siglo XX.
“Hay toda una ola de recepción de literatura hispanoamericana, de traducciones, en los años 30. Y creo que esto marca el interés de esta literatura. Son las novelas de (José Eustasio) Rivera, de (Ricardo) Güiraldes, de (Rómulo) Gallegos, en que lo latinoamericano viene no tanto como lo exótico sino que como una visión del mundo que desintegra al hombre de sus relaciones sociales y lo coloca frente a una naturaleza enorme”.
Anna Housková sostuvo que cuando surgió el llamado boom de las letras latinoamericanas, en los años 60, en la República Checa ya había conciencia de la literatura de esa región, así que no les tomó por sorpresa.
“De los nombres famosos que parece que fueron recibidos en otros países más tarde, aquí se traducen en los años 60. (Juan) Rulfo, (Carlos) Fuentes, (Mario) Vargas Llosa. La ciudad y los perros, por ejemplo, se traduce en el año 66, tres años después de publicada, lo que teniendo en cuenta el ritmo editorial, es casi enseguida. Lo mismo Cien años de soledad, que se publica cuatro años después del original. Esto ya es el año 71. Se publica sin el nombre del traductor, porque estaba prohibido. Cien años de soledad, realmente, no lo tradujo nadie”.
Anna Housková agregó que los años 60 y 70 son interesantes también porque se traduce poesía y teatro. Es un fenómeno que no existía antes y tampoco existe después, recalcó. Para validar sus impresiones, arrojó cifras.
“En los años 60 se tradujeron 60 obras de literatura hispanoamericana. En los años 70, 62. Después baja un poco el número de las obras traducidas, pero no desaparece y a comienzos del siglo XXI crece otra vez el número de libros traducidos. Entre los años 2000 y 2003, se traducen 36 obras”.
La lista de autores vertidos al checo es inmensa y abarca a la mayoría de los clásicos, desde Jorge Luis Borges a Pablo Neruda, pasando por Julio Cortázar, Octavio Paz, los antes mencionados y un largo etc. Hay notables excepciones, eso sí, como la novela Paradiso, del cubano José Lezama Lima, que nunca fue traducida y lo más probable es que ya sea tarde para hacerlo, lamentó la profesora.
Esa gran cantidad de libros hispanoamericanos traducidos sirve también para que especialistas checos puedan detenerse y pensar a ese subcontinente.
“Creo que en los años 90 viene el momento no sólo de traducir sino que también de ofrecer una reflexión y un contexto para leer la literatura hispanoamericana. En ese momento hay 250 libros traducidos, entonces se puede ya ofrecer algún comentario”.
En tal contexto, la profesora destacó que hispanistas locales han publicado últimamente numerosos ensayos que se dedican al fenómeno de la literatura hispanoamericana.
Anna Housková, quien fue galardonada con la Orden de Isabel la Católica, en diciembre de 2006, por su notable aporte al hispanismo en la República Checa, concluyó deseando que esta sana y fructífera relación entre el checo y el español siga adelante.