“Los checos no son fríos, son prudentes”
Con un pie en Lima y otro en Praga, el peruano Pedro Gutiérrez es un gran admirador de la sociedad checa y por eso, se ha puesto como meta realizar sus estudios de postgrado aquí. Para eso lo ayuda su novia checa, que le enseña el idioma, y los constantes viajes que realiza entre ambos países.
Cuando entabló amistad con ella, hace cerca de tres años, no sabía mucho de Chequia. Pero a través de las ondas de Radio Praga se puso a conocer la situación política y económica del país, se convirtió en un amante de todo lo checo y decidió que apenas termine sus estudios de economía en Perú, se radicará definitivamente en Praga, a realizar un postgrado.
Con conocimiento de causa, porque se ha dedicado a analizar el tema, Pedro Gutiérrez compara los sistemas educativos de ambos países.
“En Perú la gente tiende más por optar por las universidades privadas que por las universidades estatales. Porque se entiende que las universidades privadas enseñan mejor, que no hay connotaciones políticas. Y además que la mayoría de empresas solamente toman gente de universidades privadas. Porque normalmente te suelen pagar más y tienen mejor suelo y mejores trabajos. Por ejemplo una maestría digamos acá, en la Universidad de Economía (VŠE), que es en inglés, y me cuesta 1800 euros el semestre, es como lo mismo que yo pago por dos o tres meses de universidad en Perú, en pregrado. Entonces para mí es mucho más cómodo estudiar acá”.
De haberlo sabido antes, Pedro Gutiérrez afirma que habría hecho todos sus estudios superiores en Chequia.“¿En República Checa cómo es el asunto? Tú estudias sólo tres años. Y acá hacer una práctica, si te respetan tus horarios, puedes en tres años normales sin ningún problema tener tu grado académico. Y además, haces dos años más y tienes una maestría. Entonces lo que haces en cinco años en Perú, o seis o siete que solamente tienes allá grado académico de bachiller, en República Checa en cinco años, tienes tu grado académico y tu maestría. Entonces es como mucho más interesante”.
En sus idas y venidas, Pedro Gutiérrez acumula ya cerca de un año en Praga y a pesar de las diferencias entre ambas sociedades, se siente muy integrado.
“Lo primero fue el tema de aprender el idioma, de acostumbrarte al frío, de ver la nieve, para mí que soy limeño y vivo frente al mar y el promedio de temperatura en Lima es de 20 grados, o sea, ver nieve para mí fue una cosa que se me caían las lágrimas. El tema de acostumbrarte a una sociedad que yo creo que, más que nada, es vista como más fría, porque el tema en los checos no es que sean una sociedad fría, sino es que de repente el frío o la historia misma los ha hecho ser mucho más prudentes a la hora de hablar”.
Y a pesar de que le advirtieron que no era fácil tener amigos checos, Pedro no se queja.“Ingresar al círculo social de los checos es un poco digamos complicado, porque los checos primero te ven, te tasan, conversan contigo, ven cuáles son tus valores y recién ahí se abren y te hacen parte del grupo. A mí esto me paso, no, el año pasado, era mi tercer día en Praga y estábamos con mi novia en un bar y con todos sus amigos y era como que ellos sabían que yo era su enamorado y que acababa de llegar, pero todos hablaban checo. Entonces de la nada uno me dice en inglés, oye, cómo estás, qué tal, te gusta Praga. Y yo sí, sí, muy bonito. Y entonces él dijo genial y empezó a hablar en checo de nuevo. Y empezaron poco a poco a tasarme, a ver que sus intereses eran más o menos los mismos que los míos, y decidieron abrirse y hablar inglés conmigo y algunos hasta hacían bromas en español y cosas así”.
Por eso Pedro no cree que los checos sean fríos, sino que simplemente se toman más su tiempo para dejarte entrar, no como en Latinoamérica. Aunque esa no es la única diferencia que ve.
“Tener que acostumbrarme al transporte ha sido más fácil de lo que pensaba, porque al principio fue difícil, porque el transporte en Lima es un poco caótico. Por ejemplo, tener un timetable, un horario, que tienes todas las entradas y salidas y sabes que a las 3:02 va a pasar el bus de tal línea, es una cosa alucinante. Está el tema de los trenes, porque en Perú solo hay dos trenes, el que va a Machu Picchu y uno que se llama el tren macho, que va de Lima a Huancayo. Por el resto del país no hay trenes, entonces en Perú, a pesar de ser un país mucho más grande, se viaja mucho más en bus. Y los buses son buenos y todo, pero acá por ejemplo la gente usa mucho más el tren. Y el tren es otra cosa, porque un bus es como un avión, que estás con tu asiento, y la gente está a tu lado, pero acá en cambio no, acá en los trenes te encierras en una cabina con cinco tipos que ni conoces y tienes que soplártela no más, ¿no?”.
Pedro Gutiérrez es amistoso y casi siempre está sonriendo. Así no le ha sido difícil entablar conversación con muchos checos. Entre el inglés y su incipiente conocimiento de la lengua de acá se defiende. Y dice que disfruta mucho.