Los checos esperan de la UE protección y bienestar económico

Chequia cumplirá en mayo 20 años en la UE. Un estudio de la agencia demoscópica STEM para la Radio Checa revela las luces y las sombras de dicha membresía desde la perspectiva de los ciudadanos.

Después de un poco más de 40 años bajo un gobierno comunista satélite de Moscú, el anuncio del ingreso a la Unión Europea representó para los checos el regreso a Occidente, a la comunidad de estados libres y democráticos. No obstante, 20 años después la vida ha traído alegrías y también desencantos para determinados sectores de la sociedad.

Un estudio elaborado por la agencia demoscópica STEM para la Radio Checa sobre la UE demuestra que la sociedad se ha dividido en varios grupos. Todo indica que, en su conjunto los checos no terminan de comprender muy bien qué es la Unión Europea, pero sienten que es importante pertenecer a ella.

La Unión Europea entre freno e impulso para el desarrollo

La pertenencia a la Unión Europea no está muy arraigada en la sociedad checa, sólo una minoría de personas se considera parte de la misma. Los checos se sienten más europeos que ciudadanos de la UE. La proporción general de partidarios y opositores no ha cambiado desde 2018, cada grupo ocupa aproximadamente dos quintas partes de la sociedad. Sin embargo, en los últimos años ha aumentado el número de personas que tienen una actitud negativa hacia la Unión Europea, indicó Martin Kratochvíl, uno de los autores de la investigación.

Foto: STEM para Český rozhlas

“Los críticos de la Unión Europea consideran que se trata de algo que puede frenar su desarrollo e incluso puede llegar a representar un riesgo”.

El mismo número de personas, dos quintas partes de la sociedad, saluda el hecho de que el país es miembro de la Unión Europea, porque les permite desarrollarse y les da un profundo sentimiento de seguridad, subrayó Kratochvíl.

“Estas personas tienen experiencias personales, han cursado estudios en alguno de los países comunitarios. Otros tienen socios comerciales de países de la Unión Europea o bien se benefician de la circulación libre de capitales”.

Durante la consulta pública, en junio de 2003, sobre el ingreso del país en la UE, más del 77% de los electores votó a favor. Los checos consiguieron de manera holgada el objetivo que se habían trazado en 1990, cuando ya el régimen comunista había desaparecido gracias a la Revolución de Terciopelo de 1989.

El buen estado de la economía ayudó en aquel momento a ofrecer una imagen positiva de la Unión Europea a lo largo de los primeros años de adhesión. Pero el cuestionamiento parcial del papel de los checos en la UE se produjo poco tiempo después. El funcionamiento interno de la Unión sufrió cambios con la adopción del Tratado de Lisboa, que otorgó más poderes al Parlamento Europeo y creó el cargo de Presidente del Consejo Europeo.

El expresidente Klaus uno de los mayores críticos de la Unión Europea

La bandera de la crítica sistemática y permanente fue ondeada por el entonces presidente Václav Klaus, que cuestionó la cooperación del país con la Unión Europea. A esto se sumó la crisis financiera en los países de la eurozona, que al final tuvo impacto en todos los estados miembros.

Václav Klaus | Foto: Filip Jandourek,  Český rozhlas

Los años siguientes sacudieron la confianza de la sociedad checa en la Unión Europea, y de ello deriva el rechazo por la moneda europea común.

Los sociólogos de STEM identificaron que dos quintas partes de los checos están a favor de la UE en distintos grados, otras dos quintas partes están en contra y una quinta parte tiene impresiones encontradas sobre la UE.

Si los checos tienen que elegir qué les debe ofrecer la membresía en las estructuras comunitarias, eligen la seguridad además de los beneficios económicos. Consideran que se trata de un “escudo externo” que les protegerá del exterior, promoverá estabilidad interna y debería crear condiciones de trabajo que conduzcan al desarrollo personal y a la prosperidad general.

Autor: Freddy Valverde | Fuente: Český rozhlas
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