Los cambios de la sociedad checa en tiempos de pandemia
La incidencia de la pandemia de COVID-19 ha cambiado al mundo entero, convirtiendo el 2020 en un año marcado por retos, nuevos hábitos y esfuerzos por hacer frente a los crecientes problemas económicos. Definir los cambios en el comportamiento de los checos en este nuevo capítulo histórico es el objetivo de la encuesta 'La vida durante la pandemia'.
El repentino cambio de vida provocado por las restricciones para frenar la propagación del coronavirus ha afectado negativamente la salud mental y el comportamiento de más de una persona. La encuesta sociológica 'La vida durante la pandemia' investiga esta transformación social juntando datos sobre la caída de ingresos, las formas de reducir gastos del hogar, el impacto en diversos grupos de la población, así como las preocupaciones y la incidencia en la salud mental de la sociedad. La investigación se basa en entrevistas realizadas cada quince días a las mismas 3100 personas de diferentes entornos sociales.
Una sociedad dividida
Mientras que unos aplauden las restricciones para frenar los contagios, otros no las ven con buenos ojos. En octubre, la mitad de los encuestados estaba a favor de un endurecimiento mayor. De acuerdo con el sociólogo Daniel Prokop, responsable por la encuesta, la línea de ruptura de la sociedad viene de la mano de las garantías laborales.
“Las personas con contratos laborales no estables conforman el grupo más afectado en esta crisis, que se diferencia de las anteriores por su llegada, muy repentina. Los empleadores se vieron obligados a reaccionar rápido y desasirse de varios gastos, que incluyen a los empleados con este tipo de contratos. Muchos de ellos trabajan en el sector servicios, que se ve fuertemente afectado”.
Los resultados de la encuesta revelan que el número de personas que perdieron empleo o sufrieron la reducción del tiempo de trabajo o de salario oscila desde octubre entre el 17 y el 19%. En comparación con primavera, el miedo por perder el empleo está en aumento. En la actualidad, el 20% de los trabajadores confiesa sufrir una inquietud elevada por quedarse sin empleo.
Las crisis económicas anteriores ampliaron la brecha entre los ricos y los menos favorecidos. El sociólogo Prokop sostiene que el incremento de las desigualdades en la recesión actual será diferente.
“Las crisis económicas anteriores provocaron la decaída del sector industrial, lo que afectó especialmente a las profesiones tradicionales. Los que se ven más perjudicados actualmente son los trabajadores con contratos inestables en el sector servicios. Es otro tipo de clase media que estará enfrentando problemas. No sé si alguien se enriquecerá en esta crisis, pero es cierto que el progreso de la digitalización, la transformación al espacio virtual y los cambios de comportamiento a la hora de hacer compras impulsan nuevas oportunidades. Alguien puede enriquecerse, pero está más claro quién saldrá perdiendo en esta crisis”.
Hasta principios de diciembre de 2020, el 10% de los hogares checos se han visto afectados fuertemente por una disminución de ingresos que, según la encuesta, bajaron en más del 30%, así como por carecer de ahorros.
El desplome del sector terciario indicaría que entre las ciudades checas más afectadas en términos económicos figurarían las localidades con altos flujos turísticos, como Praga o Český Krumlov, entre otras. Pero de acuerdo con Daniel Prokop, la caída del turismo no representa la única amenaza económica.
“Es una combinación de diferentes factores. En las regiones más pobres hay más empleados con contratos inestables o incluso personas que trabajan sin contrato. Son los primeros en estar despedidos para que se reduzcan los costos de las empresas. Con tal efecto, creo que la crisis afectará tanto a las ciudades grandes como a las pequeñas”.
La esperanza de un fin cercano de la crisis y un repunte económico se esfuma entre la sociedad, lo que da lugar a efectos secundarios; la gente se pondrá a ahorrar más, prosigue el sociólogo Prokop.
“Esto llevaría a la caída de la demanda local y, por tanto, al descenso de la producción y la venta. Esto no afectaría solamente al sector servicios y al comercio, sino también a otra parte de la economía. Por este motivo, es importante establecer una política previsible para la epidemiología, pero nosotros no la tenemos”.
“El Estado no motiva”
La inestabilidad económica se refleja en la salud mental de la población. Varias investigaciones independientes coinciden en el aumento de las depresiones y la ansiedad entre la población checa. La salud mental sufrió el mayor deterioro en primavera; entre el 16% y el 19% de los encuestados sintieron síntomas de ansiedad o depresión leve, más del doble que antes de la pandemia. Afectados se han visto especialmente los adultos jóvenes hasta 24 años de edad, miembros de familias en situación precaria y madres solteras con hijos menores. Por su parte, en diciembre se ha registrado una mejora entre estos grupos.
El nivel de preocupación por la salud se disminuyó en verano para volver a crecer a principios de noviembre. La inquietud creció especialmente entre el personal de las áreas de salud de riesgo, la educación, los servicios, la hostelería y entre los conductores del transporte público. A pesar del alto nivel de preocupación, el comportamiento preventivo no ha llegada a las cotas alcanzadas en primavera. De acuerdo con Prokop, la gente se siente confundida.
“El estado no motiva a que la gente vaya a hacerse pruebas o que permanezca en cuarentena. Tampoco motiva a los empleadores para que haga las pruebas a sus empleados. El Estado se convierte en un órgano represivo caótico y, de forma proporcional a ello, desciende la voluntad de respetar las restricciones. Creo que una motivación positiva por parte del Estado es clave para reducir este pesimismo y el rechazo a cooperar”.
El sufrimiento de los jóvenes
El confinamiento y las restricciones han reducido en primavera el número de contactos sociales. De acuerdo con la encuesta, la gente redujo sus encuentros de aproximadamente 20 a 7 personas por semana. En otoño, el circuito social volvió a crecer en promedio a 16 contactos. El mayor aislamiento social afecta el bienestar de personas de todas las edades, pero según Prokop, especialmente a los jóvenes.
“Además de las personas afectadas económicamente, hemos detectado impactos en la salud mental y el bienestar de las personas jóvenes que se ven obligadas a limitar su estilo de vida, sus contactos sociales y sus actividades de ocio. Cuando el Estado no soluciona la situación de forma eficiente y no comunica bien las restricciones, no nos podemos extrañar de que la gente joven deje de cooperar. Ellos llevan un peso mayor en este cambio de estilo de vida en comparación, por ejemplo, con las personas mayores”.
Mientras que en primavera el 40% de los encuestados afirmaron respetar todas las acciones preventivas recomendadas, como llevar la mascarilla, lavarse las manos y limitar el número de contactos sociales, en diciembre prosigue con estas actividades solamente el 24% de ellos.
En el proyecto de investigación 'La vida durante la pandemia' participan la compañía PAQ Research, la iniciativa IDEA AntiCovid y la agencia NMS con el apoyo de investigadores de los campos de la sociología, la economía y la bioestadística. Además de ofrecer información sobre la situación económica y los problemas de la sociedad checa, la encuesta acumula datos sobre los números de contactos sociales, tipos de actividades y los efectos de la enfermedad en la población con el fin de facilitar la creación de modelos epidemiológicos.