Linterna Mágica, testigo directo de los sucesos de noviembre de 1989
Poco después de la intervención brutal de los policías en Praga contra la manifestación estudiantil el 17 de noviembre de 1989 y del surgimiento del Foro Cívico, creado por los disidentes, la atención se centró en el teatro capitalino Linterna Mágica.
Representantes de los medios informativos del mundo entero llegaron en noviembre de 1989 a Praga para seguir en directo el desarrollo de la situación en Checoslovaquia después del 17 de noviembre. También se juntaban en el teatro Linterna Mágica, a donde venían los líderes de la revolución. Entre las personas que desempeñaron un importante rol e influyeron en el rumbo de ese desarrollo figuró Michal Horáček, reportero de la revista Mladý Svět (Mundo Joven), quien habló sobre aquellos tiempos con Radio Praga Internacional.
“Linterna Mágica, eso sí fue algo extraordinario. Venían allá destacados reporteros del mundo entero, traían equipos modernos de trabajo que aquí entonces nadie conocía”.
”Linterna Mágica, eso sí fue algo extraordinario. Venían allá destacados reporteros del mundo entero, traían equipos modernos de trabajo que aquí entonces nadie conocía todavía. Mirábamos todo eso y quedábamos perplejos. Estuvo aquí Tom Brokaw, Dan Rather, esas estrellas periodísticas de la CBS y la NBC estadounidenses. También recuerdo a la joven entonces Christiane Amanpour. Además de juntarse en Linterna Mágica periodistas extranjeros, se acordaba aquí cada día el plan de actividades, tratando de reaccionar al creciente radicalismo de los ciudadanos en las calles. Y hay que decir que eso era a veces muy difícil”.
Según Horáček, desde Linterna Mágica se trataba de coordinarlo todo, pero al comienzo ninguno de los que participaban en las manifestaciones y encabezaban a determinados grupos de trabajadores y demás ciudadanos, quería intervenir en público. Pero pasados unos días, de pronto todos querían hablar desde una tribuna “para llegar a ser considerados revolucionarios y para ser reconocidos sus méritos”, cuenta Horáček.
”Fue impresionante. En Linterna Mágica todo funcionaba ininterrumpidamente las 24 horas diarias. Había aquí uno o dos teléfonos, fue creada una sección a la que llamamos ‘ayuda para todo’, que asumió la responsabilidad por la parte logística. Llegó por ejemplo gente de Ostrava diciendo que no sabían lo que estaba pasando y si alguien podía viajar allá a explicarlo. Hubo que decidir quién iría a esa ciudad. O llegó Petr Miller, dirigente obrero de la fábrica ČKD, diciendo que los obreros también querían ayudar, y había que ver cómo organizarlo para que funcionara bien. A veces era agotador. Recuerdo que en esas dos semanas bajé unos 11 kilos a raíz del intenso trabajo y el nerviosismo de aquellos días”.La situación en noviembre de 1989 seguía siendo confusa e insegura. Surgían situaciones complicadas que había que solucionar, recalca Michal Horáček.
“En Linterna Mágica todo funcionaba ininterrumpidamente las 24 horas diarias. A veces era agotador. Recuerdo que en esas dos semanas bajé unos 11 kilos a raíz del intenso trabajo y el nerviosismo de aquellos días”.
”A cada rato llegaban informaciones de que a Praga se dirigían vehículos militares todoterreno pero, por suerte, no era cierto. No obstante, pudo haber sido así. En una de las manifestaciones alguien dirigió a los ciudadanos un llamamiento para que fueran al barrio de Vokovice, donde tenía su sede algún órgano del Partido Comunista. Temíamos que eso podría desembocar en un ataque violento y que el régimen podría usarlo como pretexto para decir que fueron atacados por terroristas o vándalos. Tuvimos que parar de alguna manera a esa masa de personas que ya estaba en camino. Y podían ser hasta unas ocho mil personas. Eran muchas cosas. Y todo se organizaba y resolvía aquí, en Linterna Mágica. Aquí se encontraba el núcleo de ese sistema nervioso central”.
Fue justamente Michal Horáček, quien junto con el hijo del disidente Alfréd Kocáb, el roquero Michael Kocáb, lograron reunir por medio de su iniciativa llamada Most (Puente), en una mesa de negociaciones al primer ministro del gobierno comunista, Ladislav Adamec, por un lado, y al líder de la oposición checoslovaca, Václav Havel, por el otro.“Logramos acordar tanto el primer contacto, como otros más. Pero no siempre fue fácil. Acordamos un encuentro y a última hora vino el consejero del señor Ladislav Adamec y dijo: ‘Eso no se había dicho compañeros´. Nos llamaba compañeros, y hablaba de la reunión con Havel. Nosotros insistimos en que a la oposición la representaría Havel o nadie. Ellos respondieron que Havel en ningún caso, porque encontrarse con Havel, ese diablo, ese náufrago a quien seis meses habían tenido en prisión, era un gran riesgo. Y Havel nos dijo: ‘Hay situaciones revolucionarias cuando el líder debe actuar inesperadamente. A lo mejor me excluirán del Foro Cívico, pero les digo que ese encuentro es necesario’. Por lo que al encuentro fue otro disidente. Sin embargo días después aparecieron fotografías hechas en la sede del gobierno, y creo que todos las conocen, en las que el entonces primer ministro Ladislav Adamec se da la mano con Václav Havel”.
“Insistimos en que a la oposición la representaría Havel o nadie. Ellos respondieron que Havel en ningún caso. Días después aparecieron fotografías hechas en la sede del gobierno en las que el entonces primer ministro Ladislav Adamec se da la mano con Václav Havel”.
Horáček y Kocáb habían entablado contacto con Adamec por medio de su consejero Oskar Krejčí ya en septiembre de 1989. Horáček recuerda que ya entonces decidieron crear la iniciativa Most (Puente), con el fin de prevenir enfrentamientos sangrientos en caso de surgir situaciones dramáticas, como las que ocurrían en los países vecinos. En Polonia el movimiento Solidaridad insistía en el cumplimiento de sus demandas y en Alemania se avecinaba la caída del Muro de Berlín, recuerda Horáček.
”Aquí había muchas personas que habían sido damnificadas por el régimen comunista y con derecho lo odiaban. Por otro lado ese régimen era muy fuerte, disponía de Fuerzas Armadas, de la Policía pública y secreta, de Milicias Populares, o sea obreros armados en las fábricas y otras instituciones. Uno podía imaginarse que sabrían usar esas armas en caso de que una masa de personas comenzara a demandar ciertos cambios. Y justamente eso queríamos prevenirlo”.
El segundo capítulo de la serie de Radio Praga Internacional ‘Tras las huellas de la Revolución de Terciopelo’, estuvo dedicado al rol desempeñado por el teatro Linterna Mágica de Praga durante los acontecimientos revolucionarios de noviembre de 1989.