Liniers: “Uno aprende a ser buena gente leyendo a Quino”
El humorista gráfico argentino Liniers presentó en Praga su recopilación de historietas ‘Macanudo’, la primera de sus obras que se traduce al checo. El dibujante contó para Radio Praga qué es lo que se van a encontrar en ese libro sus nuevos lectores, además de reflexionar sobre el mundo de las tiras cómicas en los diarios y recordar alguna que otra historieta de las suyas.
Liniers era el nombre de un antecesor suyo de hace mucho, un virrey de la época de la colonia que da su nombre a partes de Buenos Aires. El abuelo del Liniers dibujante quiso recuperarlo poniéndoselo después de Ricardo, su nombre de pila. Muchos años después, al ilustrador le pareció ideal quedarse con un nombre tan regio para el autor de unas tiras cómicas.
El humor y estilo de Liniers es así de particular en todo su conjunto, encontrándose a menudo también con la incomprensión de parte de los lectores. Él lo explica así.“Pasa mucho que la gente está acostumbrada a un humor gráfico dentro del diario, a un chiste muy estructurado: principio, nudo y desenlace. Pero yo, si la idea es buena, es divertida, interesante o rara, pero no le encuentro un buen chiste, arruinar la idea linda con un remate tonto, prefiero que quede en el mundo de David Lynch. Eso generó mucha indignación entre los lectores. Zafaba porque el dibujito era lindo, había pingüinitos, duendes,… la gente decía: “no se entiende nada, pero el dibujo es lindo”. Muchas veces voy al absurdo, y también porque el humor a mí me funciona con la sorpresa. Había algo que decía Quino que si lees la historieta y tapás el último cuadrito y sabés qué va a pasar antes de llegar, ese cuadrito está de más. Yo tengo chistes que detonan en el segundo o el tercer cuadrito y luego están los personajes a lo suyo. Lo hago así para cambiar el remante de lugar”.
Hablando de Quino, la influencia del genial creador de Mafalda, dice Liniers, marcó a toda su generación.
“Yo empecé a leer libros, como toda mi generación en Argentina, con Mafalda. Quino es una referencia que va mucho más allá de la historieta. Quino tiene una especie de ideología muy metida en la historieta. Uno aprende a ser buena gente leyendo sus historietas”.Liniers, que se consideró toda la vida un vago, según cuenta, dice que ahora hace trabajos por los que pagaría si fuera necesario. Entre ellos incluye de los primeros el diseño de la portada y el libreto del CD ‘La Lengua Popular’, del polifacético músico argentino Andrés Calamaro. Liniers recuerda con gusto aquel encargo.
“Él conmigo fue lo más generoso que puede ser alguien. Yo también crecí escuchando su música, era muy fanático. Así que me llegó un mail de la nada, y, viste que Calamaro habla raro, pues escribe igual que habla. O sea que era muy difícil de entender adonde iba el mail. Y quería que le hiciera la tapa, pero yo no terminaba de entenderlo y tampoco sabía si no era un amigo mío riéndose de mí. Pero era este pibe. Me dijo: “Vos hacés lo que quieras, que los de la discográfica no te digan nada”. Yo le metí dibujos por todos lados, porque además también pensaba que cuantos más dibujos le haga, más originales me quedarán del disco. Y cuando mis hijas vayan a la Universidad, agarro un millonario fanático de Calamaro y para aquella época, él ya va a estar de cualquier manera. Dentro de veinte años, Calamaro ya no sabes cómo anda”.Otra de las experiencias casi musicales de Liniers que han causado sensación es la colaboración con el cantante Kevin Johansen, con el que se pasa sus conciertos dibujando grandes murales en la parte de atrás del escenario. El libro ‘Macanudo’ que ahora se publica en checo, parece que es solo la punta de iceberg de una creatividad apabullante.