Las tertulias semanales del surrealismo checo
Desde 1934 los surrealistas checos vienen participando, sin interrupciones, del arte y la cultura del país, atravesando todos los vaivenes políticos y sociales. En la actualidad también publican la revista cultural Analogon y se reúnen cada jueves en un histórico bar de Praga para debatir distintos temas con su particular visión que conjuga creatividad y escepticismo.
Parece un lugar común que se dice casi de manera automática pero, en realidad, es profundamente cierto: Praga es una ciudad que parece esconder innumerables historias, misterios y secretos.
En efecto, no muchos amantes de la capital checa, ya sean locales o extranjeros, saben que todas las semanas, más precisamente los días jueves, se reúnen a debatir en un bar céntrico de Praga los surrealistas checos.
El grupo está conformado por escritores, artistas y teóricos entre los que se cuentan, por ejemplo, František Dryje, Martin Stejskal y Jan Švankmajer, escritor, poeta, artista visual y prestigioso cineasta que realizó “La muerte del estalinismo en Bohemia”, entre otros cortometrajes que inspiraron nada menos que a Tim Burton.
Šimon Svěrák, uno de los integrantes más jóvenes del grupo, cuenta cómo son esas reuniones que, incluso mucho antes de que él se incorporara al grupo, suelen tener lugar en el histórico Bar Montmartre de Praga.
“Algunas de las reuniones son más amistosas y otras de trabajo, en las que discutimos un tema o pieza artística de algún miembro del grupo. Por ejemplo, la semana pasada yo di una charla sobre el trabajo de un teórico surrealista, lo preparamos y lo charlamos y escribimos ensayos sobre ese tema. También cuando sucede algo podemos discutirlo, y planeamos exhibiciones o antologías”.Parte de esa labor puede verse plasmada en la revista cultural Analogon que sale en forma cuatrimestral y, con el título de “La tarde de Analogon”, suele presentarse públicamente en la biblioteca municipal de Mariánské Náměstí, además de estar disponible en todas las librerías. Cada número presenta también un tema que abordan no solo bajo la óptica del surrealismo, sino incluso desde otras disciplinas como el psicoanálisis o la antropología. El último número, por ejemplo, está dedicado al romanticismo.
“El primer número de la revista fue publicado en 1969, luego por supuesto fue prohibida y reapareció en 1990 o incluso en 1989: entonces el surrealismo dejó de ser “ilegal” y empezó a ser más fácil contactarse con otras personas y perdió algo de su doble “aislamiento”. Porque los surrealistas se oponían no solo al régimen oficial comunista sino también a los disidentes, estaban básicamente en contra de todas las actitudes: lo que estaba en crisis no era solamente lo político sino también la racionalidad en sí”.Pero aun durante ese período en que la revista estuvo prohibida, el grupo, que viene trabajando ininterrumpidamente desde 1934, se las ingenió para seguir creando. Svěrák asegura que una de las claves para entender el surrealismo checo o, en su momento, checoslovaco es desmarcarlo del surrealismo francés.
Svěrák reconoce que André Breton, quien estuvo en Praga y se quedó muy impresionado con el Palacio de verano de Hvězda a tal punto que lo menciona en su libro El amor loco, fue, es y será importante para cada surrealismo. Pero aun así asegura que el surrealismo checo está muy lejos de ser una simple traducción o relectura del francés.
En primer lugar porque el checo empieza a emerger recién diez años después de la publicación del manifiesto surrealista en 1924. Durante esa época, en Praga, estaba en boga el poetismo, un movimiento de vanguardia exclusivamente checo, fundado por Vítězslav Nezval y Karel Teige.Si bien, en los comienzos, el poetismo y el surrealismo no compartían tantos principios, a lo largo de su evolución se fueron acercando bastante, sobre todo a causa de los conflictos políticos pero también en lo que hace a sus exploraciones sobre el inconsciente.
“Y en ese primer grupo surrealista que, en realidad, era checoslovaco estaban contenidas algunas de las ideas del poetismo. Por eso no es que simplemente los creadores checoslovacos tomaron las ideas del surrealismo francés sino que durante toda su evolución fueron encontrando la manera de abordar los valores del surrealismo desde una perspectiva propia”.
“Durante toda su evolución los surrealistas checoslovacos fueron encontrando la manera de abordar los valores del surrealismo desde una perspectiva propia”.
Uno de los factores de esa idiosincrasia radica en cómo repercutieron en este país cada uno de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial y, por supuesto, la ocupación de la Unión Soviética a partir de 1948. Una constante de ese período fue la condición de aislamiento en la que trabajaron los artistas del grupo porque no solo cambiaban las condiciones políticas y artísticas sino, sobre todo, las ideologías. En sintonía con las definiciones del filósofo francés Lyotard, Svěrák establece una división entre lo que se vivía en este país antes y al final de la guerra: porque con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial las grandes cosmovisiones universales como el cristianismo o el marxismo empezaron a derrumbarse hasta llegar a esta época que él define como la era del relativismo y la fragmentación.
“El surrealismo nació en el contexto de estas grandes narrativas y tuvo que transformarse para lidiar con esa nueva situación que, en Francia, fue muy distinta porque ellos se volcaron más hacia la mitología y el hermetismo. Pero en Praga autores como Vratislav Effenberger y Karel Hynek se abocaron más a lo relativo de la realidad y a su aspecto fantástico. Porque esta realidad absurda puede crear algo que llamamos “azar objetivo”, un término de Breton con un significado especial aquí, que puede ayudarte a crear tu conciencia crítica”.
Svěrák resalta que todo aquello vinculado al arte es solo una parte de la actitud surrealista porque también tiene otras formas de expresión como la teoría, la crítica e incluso la propia forma de pararse en el mundo. De hecho, aunque participó de diversos juegos surrealistas como cadáveres exquisitos y otros experimentos, Svěrák no se considera un poeta ni un escritor sino más que nada un teórico. Actualmente está haciendo un doctorado en filosofía en la Universidad Carolina de Praga y su tesis estará dedicada, precisamente, a Effenberger, uno de los líderes del surrealismo. Otro gran teórico como Theodor Adorno, exponente de la escuela de Frankfurt, acuño esa frase que luego se hizo célebre: “Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie” y para la cual el surrealismo quizás tenga algún tipo de réplica.
“El surrealismo checo es más escéptico, cínico y probablemente más oscuro, diría, pero el escepticismo es lo principal”.
“Los surrealistas en aquel momento, e inclusive ahora, no solo están en contra de la sociedad contemporánea sino también de la civilización que, según nuestra forma de ver, reprime demasiado la imaginación”.
No hay dudas de que la Revolución de Terciopelo cambió en muchos aspectos la situación y características del grupo. No solo porque le permitió mayor visibilidad sino también en lo que respecta a las distintas disciplinas artísticas. Porque antes del cambio político eran mayoría los pintores y, desde hace un tiempo, según Svěrák, parece haber más escritores o poetas.
Por último, cuando se le pregunta cuáles son, en su opinión, los rasgos más característicos y diferenciales del surrealismo checo Svěrák no parece dudar demasiado.
“El surrealismo checo es más escéptico, cínico y probablemente más oscuro, diría, pero el escepticismo es lo principal”.
Lo del escepticismo es tan cierto que, sin ir más lejos, para conceder esta misma entrevista los integrantes del grupo pidieron debatir la propuesta en uno de sus encuentros semanales y, luego de varios días, comunicaron su decisión.