Las Reformas

Jeane Kirkpatrick
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Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

Algunos politólogos, según muchos, el más notable es Jeane Kirkpatrick, han hecho la distinción entre un régimen autoritario y uno totalitario. Por lo tanto, se puede esperar que las transiciones de dichos regímenes también se lleguen a diferenciar por ejemplo, de lo que fue una dictadura militar y de lo que fue una de dictadura uni-partidista. A la primera se la ha llamado el modelo "bella durmiente", ya que al caer los militares, las instituciones democráticas y la sociedad civil renacen o despiertan como si nunca hubieran estado ausentes. A continuación les ofrecemos la serie titulada Las Reformas, cuyo autor es el Sr. Fredo Arias King, experto en temas de transición.

Los militares gobiernan "ex cátedra" y se entiende que su mandato es temporal y con un objetivo limitado como puede ser el de "restaurar orden". De hecho, el título oficial de los dictadores militares suele ser "presidente de facto". No suele predominar el elemento mesiánico durante su mandato y no temen extinción institucional ya que los militares, una vez fuera del poder político, se conforman con seguir teniendo su presupuesto militar y sus ejércitos. Cuando cae el régimen militar se llevan a su personal clave a los cuarteles. Una transición uni-partidista es distinta. Dichas dictaduras no son "ex-cátedra" sino más bien mesiánicas, buscan el poder y la permanencia y esto lo justifican por varios métodos. Una vez que cae, no se esfuma su personal. Dicha "nomenklatura" se queda enquistada en las partes más neurálgicas no sólo del gobierno sino del Estado.

Lejos de ser la "bella durmiente" dicho modelo se ha comparado con un tumor, donde éste es sólo la parte visible pero lo que lo nutre de sangre (en este caso, personal, prácticas perniciosas, agencias de espionaje político, falta de libertad económica, oligarcas conectados al previo régimen, etc.) puede quedarse y formar otro tumor si el anterior llega a extirparse. Al contrario de los militares, la nomenklatura teme extinción institucional y de sus privilegios y por lo tanto tiene un incentivo negativo (no neutral) hacia la democracia.

Cuando llega un demócrata al poder en un país donde se ha derrocado una dictadura uni-partidista, dicho líder hereda una economía distorsionada y manejada por los amigos personales del dictador, una policía política que trabaja para prevenir el cambio, fuentes de financiamiento de dudosa legalidad para apoyar los proyectos de la dictadura, control de los medios del país, y militantes y cómplices de la dictadura en todos los departamentos gubernamentales y del Estado. En las transiciones de Europa del Este, vemos un impresionante laboratorio del cual han surgido varios estudios comparativos en los quince años que siguieron desde el colapso del comunismo.

Se pueden apreciar todo tipo de reformas en estos países, y ha pasado suficiente tiempo para llegar a conclusiones preliminares pero convincentes sobre las lecciones. Los resultados y lecciones de las transiciones se enlazan ampliamente con la estrategia de reformas que siguieron los líderes de estas nuevas repúblicas independientes. En otras palabras, las formas en que dichas "fuentes" se reformaron tuvieron las principales repercusiones en el desempeño de los países. Sigue un análisis de las principales reformas: de personal y políticas, económicas e institucionales.

En el capítulo que sigue se analizarán los resultados de dichas reformas. Uno de los dilemas claves en la transición era qué hacer con el personal heredado de la vieja dictadura. Como jamás había existido una transición del comunismo a la democracia, no hubo un mapa o un compás que pudiera guiar las acciones de los nuevos líderes. Además, los consejos de Occidente no aclararon la situación. Algunos consejeros insistían en dejar a las viejas guardias en sus puestos por razones de "reconciliación" y por gobernabilidad. Un segundo grupo le restó importancia al tema, deduciendo que una vez que se dividieran los poderes del gobierno, los incentivos de actuar constitucionalmente se darían solos. Un tercer grupo insistía en que los antiguos funcionarios, o por lo menos los más nocivos, se incluyeran lo mínimo posible en los nuevos gobiernos. Este proceso se llegó a conocer como la "lustración", del latín lustratio (equivalente al griego kátharsis), o el acto de purificar por medio de ablución en agua. De vez en cuando se lo refiere también como des-comunización.

Había casos semejantes en previas transiciones de otros tipos de regímenes que por extrapolación sirvieron de inspiración para los nuevos líderes. El más discurrido era el de la exitosa "desnazificación" en la Alemania de la posguerra, donde a los activos colaboradores del partido Nazi y sus instituciones como la SS y la Gestapo (no tanto del ejército, el Wehrmacht) se les prohibía participar en las instituciones de gobierno, de policía, en educación, medios de comunicación y en las grandes empresas. Otro ejemplo fue el de un proceso similar en Japón con los colaboradores del régimen del general Tojo.

Un tercer y más antiguo antecedente fue la prohibición constitucional de los Estados Unidos contra los que habían colaborado con el gobierno de la Confederación en la guerra civil, considerada una de las leyes de lustración más estrictas del mundo. Pero también había casos de aparente "reconciliación" como el Pacto de la Moncloa de 1977 en España.

Cada país tuvo sus diferencias en cómo los nuevos líderes se relacionaron con el personal de la antigua administración totalitaria. Cabe mencionar que ninguno de ellos siguió el ejemplo de sus antiguos torturadores al desistir de aplicar castigos capitales o crueles a los derrotados (con excepción de los victoriosos rebeldes musulmanes de Afganistán, caso que no se contempla aquí, los cuales fusilaron y lincharon a gran parte de los funcionarios del dictador comunista Najibullah). Sin embargo, se pueden dividir en dos grupos: los que radicalmente reemplazaron al personal de la vieja administración y los que no lo hicieron. Siendo más minuciosos, podemos hablar de seis grupos o "tendencias" que se formaron inmediatamente después de la caída de la dictadura: Reformas de personal en los primeros años de transición.

En Checoslovaquia (especialmente en la parte checa), el proceso de des-comunización y de lustración del personal del viejo sistema fue donde llegó más lejos. Dicho proceso tuvo varias etapas y fue ligado íntimamente con los esfuerzos de des-comunizar las instituciones, principalmente la policía secreta o StB. En noviembre de 1989 hubo intensas negociaciones entre los disidentes anticomunistas y el gobierno comunista checoslovaco para pactar una transición y formar un "gobierno de entendimiento nacional". Los comunistas habían nombrado un gobierno "plural" (pero con mayoría comunista) encabezado por Ladislav Adamec, pero los disidentes se mostraron insatisfechos y siguieron sus manifestaciones hasta conseguir una mayoría anticomunista.

Adamec renunció a unos días de ser nombrado y los comunistas asignaron a Marián Calfa como primer ministro para seguir negociando. Los disidentes entraron a las negociaciones armados con la amenaza de otra huelga general. Tenían claro lo que querían: una mayoría de los puestos del nuevo gobierno y el control del Ministerio del Interior, el cual a su vez controlaba a la policía secreta. A pesar de la resistencia de los comunistas, se separó la policía secreta, la StB, del Ministerio del Interior y se la puso bajo el cargo de Calfa y del disidente eslovaco Ján Carnogurský. Unos días más tarde, el nuevo presidente Havel asignó al activista cristiano Richard Sacher como ministro del Interior.

El proceso de lustración se llevó a cabo en varias etapas. Después de medio año de llevar una purga de personal de facto, todos los partidos políticos democráticos checoslovacos le pidieron al Ministerio del Interior revisar los antecedentes de sus candidatos para las elecciones de junio de 1990. Más tarde, la Asamblea Federal checoslovaca en enero de 1991 decretó que se revisaran los archivos de la desvanecida StB para buscar cuáles de los legisladores habían colaborado con ésta. No fue sino hasta octubre de 1991 cuando la Ley de Lustración se adoptó, aumentando las posiciones a ser lustradas y especificando el período de cinco años como el tiempo que serían excluidos los ex colaboradores de la StB de estos puestos.

Cabe mencionar que el líder eslovaco, Vladimír Meciar, resistió estos pasos y canceló varias leyes de lustración en territorio eslovaco. La idea de los checos con sus medidas de des-comunización no era el castigo o la venganza sino, más bien, una gentil pero firme confiscación de las herramientas extra-constitucionales (redes, acceso a archivos, financiamiento extra-presupuestario) de los ex comunistas para igualar el punto de partida entre ellos y sus ex víctimas en futuras elecciones.

Aunque los ex comunistas acusaron a los partidos liberales de ser "inhumanos" y hasta "fascistas" por hacer esto, el proceso de igualamiento prosiguió. La Ley de Lustración fue diseñada para obviar la necesidad de juicios penales. Fue un proceso estrictamente burocrático y administrativo, que se enfocaba hacia el futuro para asegurar transparencia y rendición de cuentas. A pesar de su inicial apoyo, Havel tuvo algunos conflictos con los autores de la Ley de Lustración porque pensaba que llegaba demasiado lejos. Nunca se vedó el partido comunista en sí, el cual ha sido libre de participar en todas las elecciones post-comunistas de Checoslovaquia y de la República Checa.

La Ley de Lustración de octubre de 1991 prohíbe la participación de los activos colaboradores de la policía secreta comunista, de los principales funcionarios del Partido Comunista (incluyendo a todos los miembros de su milicia armada) y de los egresados de las academias policíacas soviéticas, para actuar en cargos sensitivos del nuevo gobierno por un período de cinco años. Estos puestos en el ámbito federal y en las dos repúblicas constituyentes incluyen: Policía, policía secreta (FBIS) y procuraduría, Oficinas del poder legislativo, Ministerios económicos y Banco Central, Principales paraestatales, Poder judicial, Corte Constitucional y Corte Suprema, Fuerzas armadas (del rango de coronel hacia arriba) Presidencia y gabinete, Radio y televisión, Presidium de Academia de Ciencias, Puestos mayores universitarios.

Se hizo una excepción para los comunistas reformados que lideraron las reformas de la Primavera de Praga y subsiguientemente fueron castigados en el período de "normalización" que siguió la invasión soviética de 1968. De hecho, varias de aquellas figuras quedaron en puestos muy altos en la nueva Checoslovaquia. Los archivos de la StB fueron confiscados y puestos bajo el control de una Comisión de Lustración, encabezada por el ex disidente y firmante de la Charta 77, Jaroslav Basta. Dicha comisión se encargaba de investigar y vetar a colaboradores de la StB de servir en los cargos públicos que especificaba la Ley de Lustración.

BaSta mencionó las razones y la lógica detrás de la decisión de los checos de seguir con la "purga de terciopelo" de los ex altos mandatarios y colaboradores de la StB: "Una de las fuentes de poder de cualquier servicio secreto en un Estado totalitario es la naturaleza del trabajo de sus agentes. Principalmente, la relación de los agentes y sus jefes, y la posibilidad de influencia y chantaje fueron las razones para la creación y la adopción de la Ley de Lustración".

La Ley de Lustración causó controversia ya que se la acusaba de injusta, de fomentar la "culpabilidad colectiva" y de violar los derechos humanos de los ex colaboradores. Otros acusaban alegando que era un arma política de los "radicales de extrema derecha". Sin embargo, la ley sí fue popular ente la población, que opinaba que la continuidad de las elites comunistas en el gobierno era una falla de la transición. Un crítico mencionó que la veda de cinco años para los ex colaboradores sería inhumano porque "puede descarrilar una carrera permanentemente".

Sin embargo, grandes cantidades de los funcionarios a ser "lustrados" ya habían sido despedidos del gobierno con las demás medidas de des-comunización que precedieron la Ley de Lustración. A pesar de haber llegado muy lejos en los cambios de personal, Havel no se deshizo sistemáticamente de todos los funcionarios comunistas. El comunista moderado que asesoró a Havel durante su toma de poder, Marián Calfa, fue nombrado como primer ministro y quedó en ese cargo esencialmente hasta la disolución de Checoslovaquia, aunque el Foro Cívico protestó por dicha decisión.

Havel parece también haber tenido en mente la realidad política ya que Calfa era popular en su natal Eslovaquia y ayudó a que ganara el partido disidente, Público Contra la Violencia, en las elecciones de junio de 1990. La Estonia de Laar adoptó una ley de des-comunización que prohibía a los ex agentes de la KGB, GRU (inteligencia militar) y de otras estructuras soviéticas (pero no del Partido Comunista) participar en las principales estructuras del nuevo Estado.

Sin embargo, Laar siguió a grandes rasgos una lustración de facto de los ex miembros del partido comunista también. Laar mencionó que su lustración de facto comenzó con los altos mandos y prosiguió "a gran profundidad" en tres etapas. Comenzó con una ley que obligaba a las dependencias gubernamentales a deshacerse de una tercera parte de su personal. En las agencias más delicadas, hasta el 100% del personal anterior fue reemplazado. El segundo paso fue crear exigencias de ciertas competencias específicas para cada cargo, que esencialmente requerían de varias habilidades que los funcionarios existentes no poseían.

El tercer paso fue crear un sistema permanente de transparencia y rendición de cuentas. Esto incluía separar los cargos entre políticos y personal de servicio público. En esta ultima categoría, los cargos se llenaban por comités independientes, abiertos y como resultado de una competencia entre candidatos. Aunque los cargos políticos y la policía secreta quedaron en manos de los partidarios del nuevo gobierno, el servicio público de carrera fue creado con nuevos funcionarios que demostraban competencia gerencial y no necesariamente lealtad partidaria. En Alemania del Este, en noviembre de 1989 los manifestantes anticomunistas se apoderaron espontáneamente de los edificios de la Stasi. Un intento similar para hacer lo mismo con el cuartel de la KGB se frustró cuando un joven oficial llamado Vladimir Putin utilizó su persuasión en fluido alemán para convencer a los manifestantes de retirarse, después de que una unidad del ejército soviético no respondió a su llamado para intervenir. Estos ciudadanos mantuvieron una vigía constante para que los millares de archivos no fueran destruidos por agentes de la Stasi.

El gobierno provisional, encabezado por Hans Modrow, resistía a las exigencias populares de tomar medidas más agresivas de des-comunización, insistiendo en que la Stasi podía ser reformada para tareas de Estado. Esto provocó que las manifestaciones siguieran y exigieran más acción. Luego, el hecho de que Alemania Occidental condicionara su ayuda a ciertas reformas específicas fue lo que le dio poder a los reformadores del nuevo parlamento, el Volkskammer, para crear las condiciones para conservar y utilizar los archivos para el saneamiento y la reconciliación nacional.

El primer parlamento de la Alemania unida aprobó la ley de archivos de la Stasi en diciembre de 1991, creando una comisión especial bajo el ministro luterano y ex disidente Joachim Gauck. Agencias de gobierno y de Estado estudiaban los archivos de sus empleados para asegurarse de que no fueron colaboradores. La Comisión Gauck también permitió que individuos pudieran revisar sus propios archivos. La ley de desnazificación de la Alemania de la posguerra fue el modelo de la ley de des-comunización para Alemania del Este. Sin embargo, obviamente se tuvieron que hacer algunas modificaciones ya que al final de la dictadura Nazi la sangre seguía fresca. No se organizó un Nuremberg, pero tampoco se podía "barrer todo bajo el tapete". Como mencionó un director de la comisión encargada de revisar los archivos de la Stasi en Alemania, "el estudio de los archivos puede ayudar a liberar nuestra sociedad. La verdad te hará libre". Hubieron quienes exigían un "borrón y cuenta nueva" y un perdón a todos los activos perpetradores de las viejas guardias comunistas, ya que argüían que "todos fuimos víctimas" del sistema. Gauck respondió:

"Algunos dicen que no hay una clara frontera entre los perpetradores y las víctimas de los crímenes de la Stasi, que hay una gran área gris de ambigüedad. Puedo aceptar eso. Lo que no puedo aceptar es que todos caigan en esa área gris. Si tantos crímenes fueron cometidos, deberían de haber por lo menos algunos criminales". Al igual que en la República Checa, en los cinco Länder (estados) del este de Alemania que antes conformaba la República Democrática Alemana (RDA), no se le prohibió a los miembros abiertos del partido comunista participar en elecciones con tal de que los votantes supieran la historia del individuo por el que votaban. Lo que se quería prevenir era que los que habían colaborado secretamente con las policías políticas pudieran más tarde ser chantajeados cuando tuvieran posiciones de alta responsabilidad.

Sólo un mínimo de ex comunistas (los que habían probado sus credenciales reformadoras a tiempo) participaron en altos cargos de los nuevos gobiernos estonios, checos y de la desvanecida RDA. En otros países donde entraron nuevas elites, no se le dio mucha importancia a adoptar una Ley de Lustración, ya que consideraban a los comunistas como una fuerza vencida que no tenía posibilidades de retornar. Varios de estos casos sí adoptaron leyes de lustración algunos años después, como en Albania, Lituania, Bulgaria y Polonia. Se llegaron a proponer dichas leyes en Rusia, Rumania, Yugoslavia, Hungría y Eslovenia, pero nunca se aprobaron o se adoptaron versiones diluidas. Gradualismo: En Bulgaria, se aprobó una ley que prohibía a los colaboradores del previo sistema trabajar solamente en el sistema educativo y en la banca, pero ésta fue la primera ley cancelada por el gobierno filo-comunista que regresó en 1993. Sólo cuando volvieron los demócratas en 1996, se aprobó (en el 2000) una ley declarando al sistema comunista de 1944-1989 como "criminal" y una Ley de Lustración más comprehensiva.

El primer jefe de gobierno postcomunista del país balcánico, Philip Dimitrov, mencionó que al comienzo de una transición post-comunista, "la lucha no es entre izquierdas y derechas, sino entre el orden constitucional y grupos formados alrededor de intereses extra-constitucionales emanados del pasado inmediato". En Lituania la situación se parecía a la de Polonia en ciertos aspectos: los demócratas hasta cierto punto tuvieron las manos atadas por haber obtenido el fin del comunismo a través de alianzas con el Partido Comunista lituano y con varios comunistas reformados del mismo, en 1990-91. Por ejemplo, de los cinco mandos más altos del principal grupo opositor, Sajudis, y del gobierno que formó luego de su victoria parlamentaria en febrero de 1990, sólo uno provenía de la disidencia anticomunista, Vytautas Landsbergis. Los demás Kazimiera Prunskiee, Romualdas Ozolas, Algirdas Brazauskas y Virgilijus Cepaitis tenían largas carreras en el Partido Comunista y sus filiales o, en el caso de Cepaitis (que actuaba como secretario general de Sajudis), en colaboración con la KGB.

Aunque algunos legisladores propusieron una Ley de Lustración, ésta no prosperó. Landsbergis y sus aliados sí intentaron reemplazar personal existente pero dicho esfuerzo fue ad-hoc. Albania, bajo el presidente Sali Berisha (electo en 1992), inicialmente no adoptó una ley para tratar el tema del personal comunista. El presidente mencionó que estaba opuesto a dicha "cacería de brujas" ya que, según él, esto mantendría a las cortes ocupadas hasta el siguiente siglo. Más tarde, a finales de 1995, sí se aprobó una Ley de Lustración después de haber seguido una política de personal de facto en el sistema gubernamental y hasta en los medios de comunicación y en el sistema judicial.

Se estableció una comisión parlamentaria para revisar los archivos de la Sigurimi, la policía secreta comunista, y para prohibir la participación de ex colaboradores en el parlamento, gobierno y medios de comunicación. También se optó por enjuiciar penalmente a varios altos funcionarios del previo régimen. Los ex líderes Ramiz Alia y Fatos Nano, entre otros, fueron encarcelados. Sin embargo, la Ley de Lustración tenía un aire de hipocresía y de politización ya que se formuló tres años después de la victoria de Berisha (en vísperas de la elección general de mayo de 1996), y quedaban exentos de la misma varios cargos importantes del antiguo Partido del Trabajo (comunista).

Berisha había sido funcionario de éste y su cargo no fue contemplado en la Ley de Lustración, tampoco lo fue su más alto consejero Mehmet Elezi, líder de la rama juvenil de ese partido. Se estima que la mitad de los miembros parlamentarios del Partido Democrático (de Berisha) habían sido miembros del Partido del Trabajo. En Georgia hubo cambios graduales de personal durante el breve gobierno de Zviad Gamsajurdia, pero la crisis nacional obstaculizó cualquier intento de reformas.

Al retornar Shevardnadze, se forma un "partido de poder" que cuenta con varios ex colaboradores del líder georgiano, que había sido primer secretario de su república socialista soviética en tiempos de Leonid Brezhnev. El parlamento fue compuesto principalmente por la nomenklatura ex comunista. Más tarde, se intentó prohibir al Partido Comunista aunque esto fue ya en el año 2001 cuando el candidato comunista quedó en segundo lugar en las elecciones presidenciales del año anterior.

En Polonia, originalmente no se pudo adoptar una Ley de Lustración ya que se pactó una transición entre las fuerzas democráticas de Solidaridad (Solidarnosc) y el gobierno comunista-militar de Wojciech Jaruzelski. El "Pacto Magdalenka" o la "Mesa Redonda", como se lo llegó a conocer, permitió elecciones parcialmente libres sólo para un porcentaje de escaños en el parlamento. De ahí se formó el primer gobierno no-comunista del Bloque Soviético en agosto de 1989, encabezado por Tadeusz Mazowiecki.

Pero no podía modificar a varios departamentos, incluyendo al ejército y a partes del aparato de seguridad, que estuvieron fuera de su alcance todo un año. Las primeras elecciones enteramente libres fueron en octubre de 1991. El principal promotor de la Ley de Lustración, Antoni Macierewicz, mencionó que las dos grandes razones por las que no prosperó dicha ley fueron porque Mazowiecki era un "técnico" (no miembro de Solidaridad) y no veía la necesidad de excluir a los comunistas durante su gobierno, y porque los demócratas polacos vieron a 1989 como el fin de la transición y no como el comienzo, pensando que los comunistas eran una fuerza gastada sin probabilidades de amenazar a Solidaridad ni al orden constitucional del país.

Curiosamente, mientras los checos veían el concepto de lustración como un acto administrativo para asegurar la transparencia, el debate en Polonia concebía a la lustración como un acto penal para castigar a los derrotados comunistas. Es por eso que los críticos de la lustración en Polonia acusaban a los proponentes de querer hacer una "cacería de brujas". Aunque Mazowiecki temía que la descomunización en el ámbito federal desequilibrara la política, ya se la había practicado en el ámbito local y municipal con una especie de "lustración espontánea", donde los Comités Ciudadanos de Solidaridad en 1989-90 presionaban por varios métodos y destituían a los personajes de la nomenklatura de varios puestos políticos y económicos.

En Hungría, la totalidad del nuevo gabinete de Jószef Antall en 1990 pertenecía a los partidos que lo llevaron al poder y no hubo coaliciones con los comunistas. Se llegó a conocer como el "gabinete de historiadores e ingenieros". El parlamento que produjo este gabinete también estaba en su gran mayoría formado por amateurs políticos. El nuevo presidente, Árpád Göncz, había sido un luchador en contra de ambos, fascistas y comunistas, y fue prisionero político varios años después de haber sido casi ejecutado por participar en el levantamiento de 1956. Sin embargo, se debatía sobre las acciones a tomar con los comunistas, especialmente con los que participaron en aplastar el levantamiento de 1956. En 1990, los dos partidos liberales en oposición, la Alianza de Demócratas Libres y la Alianza de Demócratas Jóvenes (Fidesz), le exigieron al nuevo gobierno de Antall aprobar una Ley de Lustración para excluir a los miembros del servicio secreto comunista (el AVSz) y a sus colaboradores de cargos sensitivos en el nuevo gobierno.

Pero el nuevo gobierno rehusó hacer esto, mencionando que varios de los archivos fueron destruidos y los restantes eran una "bomba de tiempo" que se debía olvidar "en el interés de la paz social". A finales de 1991, el partido gobernante de Antall aprobó en el parlamento la ley Takács-Zetenyi. Esta ley buscaba justicia en contra de los viejos comunistas que habían participado en 1956 y que podrían enfrentarse a cargos criminales.

La ley causó un debate de varios meses, ya que los inconformes acusaban que desataría una "cacería de brujas" y que la justicia retroactiva no funcionaría. Además, esta ley fue cancelada por la Corte Constitucional en 1994. Una nueva versión aprobada en 1996 fue criticada por haber sido demasiado blanda. Dicha ley contemplaba un círculo de sólo 600 (no los 5.000 de la previa ley) y no prohibía a colaboradores de la policía política comunista tener cargos públicos, pero a dichos colaboradores que ya tenían un cargo se les daba la opción de renunciar o de ser delatados ante el público.Antall dejó prácticamente intactas las estructuras que otrora nutrían al aparato comunista.

Éstas incluían la red de organizaciones en el ámbito local, el periódico comunista que retuvo su primer lugar de circulación (trescientos mil diarios), la red de jefes de granjas colectivas, la asociación juvenil ex comunista, y la asociación de pensionados. Pero la estructura más importante fue el sindicato comunista, ahora llamado MSzOSz, que contaba con un millón de miembros y que no fue reformado por Antall. En 1994, MSzOSz tenía los mismos líderes comunistas, el mismo diario (el segundo en circulación), y se le había permitido seguir recolectando cuotas automáticamente de sus miembros (mientras otros sindicatos independientes se veían obligados a recolectarlas voluntariamente), y sus líderes siguieron ejerciendo intimidación. Antall, además, intentó apaciguar al MSzOSz al asentir cuando el sindicato se apoderó del control de los nuevos fondos de pensiones y de seguros de salud.

Antall tampoco disolvió el notorio Departamento III/III, la policía política comunista. Para mediados de 1993, la mayor parte de los miembros del "nuevo" Buró Nacional de Inteligencia seguía siendo el personal del "disuelto" Departamento III/III.En Eslovenia, el gobierno anticomunista de coalición electo en abril de 1990, la Oposición Democrática Unida de Eslovenia (DEMOS), y su primer ministro de cuarenta y un años, Lojze Peterle, también fue un gabinete de hombres de negocios, administradores, disidentes, ex prisioneros políticos y profesores de universidad.

Sin embargo, el tema del personal no se trató a fondo, aparentemente por el hecho de que varios comunistas participaron en la liberación del país (tal como el presidente Milan KuCan), y porque se presentía una inminente situación bélica con Yugoslavia. En Azerbaiyán, el intelectual Ebulfez Elçibey, del Frente Popular Azerbaiyano (AXCP), ganó las elecciones presidenciales en junio de 1992 tras una crisis que ocasionó la renuncia del líder comunista Ayaz Mutalibov y luego de una guerra de desgaste de tres años que había encabezado el AXCP contra el sistema soviético. Elçibey heredó una situación difícil ya que la guerra de facto con Armenia seguía y Azerbaiyán estaba perdiendo varias batallas. El parlamento que heredó era producto de un compromiso con el previo gobierno, compuesto en un 50% por los comunistas y en el otro 50% por el AXCP.

Pero en el año presidencial de Elçibey no se convocaron elecciones para reemplazar a este parlamento. La razón fue que Elçibey y el presidente del parlamento, el historiador Ýsa Gambar (Isa Gambar o Isa Gambarov, el actual líder del AXCP), opinaban que los comunistas se habían convertido en seguidores leales del nuevo gobierno. El personal clave de otras estructuras del Estado tampoco fue renovado. Elçibey también permitió al ex líder del Azerbaiyán soviético en tiempos de Brezhnev, Heydar Aliyev, que se convirtió en el líder de la provincia enclave de Naxçivan (Najichevan), el retorno del retiro y del exilio. En Kyrgyzstán, el presidente Akaev nombró a Apas Dzhumagulov, un antiguo funcionario soviético, como su primer ministro. Las estructuras burocráticas quedaron sin mayores cambios (excepto con mayor porcentaje de kyrgyz y menos rusos), y la legislatura que heredó el presidente permaneció sin convocar a nuevas elecciones después de la independencia.

En Rusia, Boris Yeltsin dejó gran parte del antiguo personal en sus puestos. Después del fallido golpe de Estado en agosto de 1991, Yeltsin reemplazó solamente el primer escalón de las agencias de seguridad que habían organizado el golpe, pero solió dejar al resto del personal. En los altos mandos gubernamentales sucedió esencialmente lo mismo. Aun en 1995, tres cuartas partes de la administración presidencial de Yeltsin, y tres cuartas partes de los altos mandos del gobierno ruso, habían sido miembros de la nomenklatura comunista soviética. Los pocos demócratas que quedaron en el gobierno de Yeltsin desde que lo lanzaron a la presidencia rusa, fueron paulatinamente purgados del gobierno y reemplazados por ex comunistas. Originalmente, estos demócratas tampoco le habían dado gran importancia a la cuestión del personal, aunque uno de ellos, Galina Starovoitova, en 1994 propuso una ley de lustración ante el Duma que sorpresivamente estuvo a punto de pasar (apoyada por los demócratas y los ultra-nacionalistas).

Sin embargo, Starovoitova estaba sola entre los demócratas de darle importancia al asunto. Uno de los principales demócratas, Sergei Kovalev, recomendó en vez que "No contrates y no elijas a aquellos en que no confíes." Letonia es un caso especial de des-comunización. La rama local del Partido Comunista de la Unión Soviética (KPSS) bajo el liderazgo de Alfreds Rubiks apoyó el golpe de Estado soviético en 1991 y al fracasar este, el partido fue cerrado y prohibido de retornar por ley. Justo después del golpe, el parlamento votó para suspender las actividades de los frentes juveniles, de veteranos de guerra, de trabajadores colectivizados y otros grupos de choque del KPSS en territorio letón. Sin embargo, varios de los miembros más moderados y reformadores de ese partido pasaron a formar un partido nuevo llamado "El Camino de Letonia," el cual ha gobernado al país la mayor parte de su primera década independiente. Dicho partido se considera por algunos académicos como la continuación del partido comunista letón, y la impresión en Letonia es que no hubo un rompimiento con el personal del comunismo. En Bielorusia, no se convocaron nuevas elecciones para renovar el parlamento electo en marzo de 1990, a pesar de que este parlamento había sido electo bajo reglas favorables al KPSS y con evidencia de fraude electoral, acabando con una mayoría comunista del 86%.

A pesar de que los tres años de mandato del liberal presidente parlamentario Stanislau Shushkevich se introdujeron algunas libertades políticas y económicas, no se pudieron hacer reformas institucionales y de personal. El poder de Shushkevich no estaba bien definido y competía políticamente con el primer ministro Vyacheslau Kebich, un miembro de la nomenklatura soviética que militaba por cancelar la independencia de Belarús. Los intentos del principal partido anticomunista, el Frente Popular Belaruso, liderado por Zyanon Paznyak, de convocar nuevas elecciones y de destituir a Kebich fueron frustrados.

Intentando balancear la situación y ganar tiempo para sus reformas, Shushkevich no se alió abiertamente con el Frente Popular y en vez asignó a varios comunistas regionales a cargos de Estado importantes,57 y no hizo grandes cambios en la KGB local. También promovió a ministro de defensa en 1992 a Pavel Kozlovsky, un general que aparentemente había participado en el golpe de Estado soviético de 1991. En el ultimo grupo de países (Turkmenistán, Tajikistán, Kazajstán, Uzbekistán), no hubieron cambios importantes desde los tiempos soviéticos, ya que la independencia de estos países se dio no por presiones internas sino accidentalmente. Dichos líderes hicieron lo mejor de la situación y se quedaron en el poder con básicamente las mismas estructuras y personal que utilizaban para gobernar bajo el comunismo.