“Las personas en peligro deberían tener vías legales para refugiarse, pero Chequia las ha cerrado”
La Unión Europea pidió a sus miembros que ayuden a los afganos amenazados por los talibanes, pero países como Chequia, Austria, Hungría, Polonia y Dinamarca no tienen pensado acoger más refugiados. Mientras el Gobierno se plantea enviar ayuda humanitaria a Afganistán y busca alojamiento a las familias de los colaboradores del ejército y la embajada que evacuó de Kabul el mes pasado, asociaciones de ayuda a refugiados piden mayor solidaridad.
La Unión Europea prevé una nueva crisis humanitaria y de refugiados llegando masivamente a su territorio como en 2015 tras el ascenso al poder de los talibanes en Afganistán. Bruselas ha pedido solidaridad a sus miembros, especialmente hacia las mujeres afganas, que ya están viendo recortados sus derechos y sintiendo la opresión del nuevo régimen.
Entre los países de la Unión Europea existe un gran diversidad de pareceres con respecto a cómo se debería actuar en estos momento. Los países del grupo de Visegrado (Chequia, Polonia, Eslovaquia y Hungría), además de la vecina Austria, conforman un núcleo duro dispuesto a cerrar la puerta a los refugiados sin muchos miramientos. El acuerdo de los Veintisiete con respecto a los refugiados afganos, por tanto, ha sido de mínimos, y se pondrán todos los esfuerzos en enviar la ayuda a la zona para que estos no lleguen al continente europeo.
Para el presidente de la comisión parlamentaria de Exteriores, Ondřej Veselý, se trata de un buen plan, como contó a la Radio Checa.
“La cultura afgana es muy distinta a la nuestra. En mi opinión, ellos no estarían aquí a gusto y no recibirían una buena acogida, porque evidentemente la sociedad checa no es muy favorable a ello. Considero muy adecuado el plan de la Unión Europea, que es ayudarles en los países de la zona, porque son culturalmente mucho más cercanos a ellos que la República Checa o el espacio europeo”.
Para Martin Rozumek, presidente de la organización Na pomoc uprchlíkům (Auxilio a los Refugiados), sin embargo, eso, por un lado no sería suficiente, pero tampoco acabaría con el problema de la inmigración ilegal a Europa, expuso también en la Radio Checa.
“Casi nueve de cada diez refugiados en el mundo se quedan en los países cercanos a los conflictos o regímenes dictatoriales de los que huyen. Así que, en cualquier caso, tiene mucho sentido ayudar en los países del entorno, pero también en Afganistán, donde, según mi información, las fronteras están cerradas. Así que es muy importante hacer llegar ayuda humanitaria. Pero, por otra parte, deben existir vías legales para las personas que no reciben protección en los países de la zona, y por eso hablo de la importancia de la reubicación. En Chequia funcionó durante muchos años un programa de reasentamiento, deberíamos retomarlo y acoger tranquilamente también a afganos”.
Martin Rozumek recuerda que antes de la entrada en la Unión Europea en 2004, Chequia recibía decenas de miles de refugiados al año, frente a los 1100-1500 de la actualidad. Cree que el país tiene recursos para ello e incluso un mercado laboral necesitado de mano de obra.
Rozumek tampoco está de acuerdo en que estas personas no estarían a gusto en la República Checa o que su integración sea tan complicada, explicó.
“Dentro del programa de reasentamiento se recibió a varios grupos de bamares, de Birmania, que no tiene mucho en común con nuestra cultura, o uzbecos, que, si no me equivoco, son de al lado de Afganistán. La cuestión es que si no surgen vías legales para las personas en peligro, volveremos a esa realidad que vemos en Grecia y los Balcanes, de que quien tiene un poco de dinero, llega ilegal sin ningún tipo de control. Está claro que lo preferible es que se queden en su zona, pero para las personas amenazadas es mejor tener vías legales, pero, por desgracia, la República Checa estas vías las ha cerrado”.
El presidente de la comisión parlamentaria de Exteriores, por su parte, mostró su temor a que con los refugiados lleguen también terroristas talibanes, del Estado Islámico o de Al Qaeda.
Los traductores afganos y sus familiares llegados a Praga salen de la cuarentena
Mientras, los traductores y colaboradores afganos de la embajada y el ejército checo que llegaron a Praga evacuados de Kabul con sus familiares, un total de 169 personas, ya han superado el plazo de cuarentena por el COVID-19. En unas semanas obtendrán su estatus de refugiados y la administración sigue pensando en dónde alojarlos. El Ayuntamiento de Praga y la Región de Pardubice se han ofrecido a ayudar.
Uno de estos refugiados, en buen checo, explicó su intención de permanecer en el país a la Televisión Checa.
“Amo la República Checa, aquí voy a trabajar y vivir. Mis amigos me han ofrecido oportunidades de empleo, así como alojamiento”.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores quiere enviar casi 1,8 millones de euros a Afganistán a través de las organizaciones humanitarias internacionales que trabajan en el país. Se podría redirigir así más de millón y medio de euros que el Gobierno había aprobado en apoyo a las fuerzas de defensa y seguridad afganas y para el desarrollo del país y que finalmente no podrán ser empleados. El resto lo aportaría el Ministerio de su propio presupuesto, pero el Gobierno tiene aún que tomar una decisión al respecto.