Las marionetas checas, una pasión que perdura

Marionetas del teatro Alfa, foto: Anna Královcová

Uno de los sitios más visitados en la ciudad de Pilsen, conocida mundialmente por su fábrica de cerveza, es la plaza principal rodeada por un conjunto de maravillosas casas burguesas. En una de ellas, se encuentra el Museo de las Marionetas que narra la historia extraordinaria del arte titiritero checo.

Marionetas del teatro Alfa,  foto: Anna Královcová
La ciudad de Pilsen juega un papel particular en la tradición titiritera checa, considerada una de las más importantes en Europa. Se formaron aquí dos titiriteros extraordinarios, Josef Skupa y Jiří Trnka, que han influido ese género en muchos países del mundo y en la actualidad, tiene sede en la ciudad cervecera uno de los mejores teatros de marionetas del país, el teatro Alfa.

El Museo de las Marionetas de Pilsen narra la historia del arte titiritero checo desde sus orígenes hasta la actualidad. Su directora, Markéta Formanová, explica que los títeres llegaron al territorio checo desde los países vecinos.

Edificio del Museo de las Marionetas de Pilsen,  foto: Archivo del museo
“Bohemia se encontraba bajo la influencia cultural de los países de habla alemana y las primeras marionetas empezaron a aparecer aquí en la época barroca. El fin del siglo XVIII y principios del siglo XIX fue una época dorada para los teatros itinerantes checos. Más tarde se fueron convirtiendo paulatinamente en teatros permanentes”.

En la planta baja, los visitantes pueden observar tanto las marionetas de los teatros itinerantes, como la maqueta del primer teatro permanente de la familia Škoda, explica Markéta Formanová.

“Ese señor Škoda no es el fundador de la gran fábrica de vehículos sino un vendedor ambulante de pan de jengibre que se dio cuenta que los títeres atraían a mucha gente. Se compró un pequeño retablo y viajaba entre los pueblos, vendiendo el pan de jengibre y haciendo espectáculos. Durante el invierno, se quedaba en Pilsen y ofrecía las piezas en el patio de su casa. Así surgió el primer teatro permanente de la ciudad”.

Marionetas del teatro Škoda,  foto: Anna Královcová
Los títeres del teatro Škoda son los primeros que los visitantes pueden observar al entrar al museo. Son accionados por un sistema electrónico. Al presionar un botón, suena la música, se abre el telón y los personajes de madera salen al escenario y saludan con la mano al público.

El pequeño espectáculo del teatro Škoda atrae la atención tanto de los niños, como de los adultos aunque las marionetas están desgastadas por el tiempo y tienen una cara poco expresiva, dice Markéta Formanová.

“Los titiriteros ambulantes contaban con un número limitado de títeres y por eso los muñecos tienen una expresión más rígida que los que se usan en la actualidad. Un títere de mujer de un teatro itinerante podía representar una princesa, una señora o una bruja. Para hacer la diferencia, se cambiaba la ropa de las marionetas y su voz”.

Teatrillo de familia,  foto: Anna Královcová
En el primer piso están expuestos varios retablos de los teatrillos de familia con distintos personajes de los cuentos de hada checos. Esos teatrillos eran adquiridos por las familias de clase media-alta y se heredaban a través de las generaciones, sostiene Markéta Formanová.

“Es un fenómeno típico de las tierras checas. A principios del siglo XX, una de cada dos familias contaba con un pequeño teatro. Esos retablos con títeres se vendían en las tiendas de juguetes junto con unos libritos con los textos de alguna obra dramática. Las familias en ese entonces se divertían ensayando y escenificando las piezas que conocían de los teatros reales”.

Marioneta del teatro de Karel Novák,  foto: Anna Královcová
Uno de los teatros, en el que las familias de Pilsen podían hallar inspiración para sus espectáculos caseros, era el teatro de Karel Novák, que funcionaba en Pilsen a principios del siglo XX, cuando los checos vivían bajo la dominación de los Habsburgo.

Ofrecía dos espectáculos por día y siempre estaba lleno. Los personajes hablaban checo y criticaban a menudo a los opresores de la patria, tratando de despertar la conciencia nacional del pueblo checo. El títere más popular de esta época se llama Kašpárek. Es la versión checa de la Polichinela, personaje burlesco de origen italiano, indica Markéta Formanová.

Kašpárek,  foto: Anna Královcová
“Kašpárek es la marioneta más famosa del teatro de Karel Novák. En Pilsen lo conoce todo el mundo. Vestía en colores nacionales azul, rojo y blanco y era un personaje muy valiente que predecía el fin del Imperio Austro-Húngaro. Le cantaba canciones de cuna e incluso lo enterraba el imperio en los espectáculos. Los ciudadanos de Pilsen colocaron en la pared de una casa una placa conmemorativa de Kašpárek que en la actualidad exponemos en el museo”.

En 1918 fue proclamada la Checoslovaquia independiente y poco después salieron del teatro de Karel Novák dos artistas que cambiaron el arte titiritero checo para siempre: el marionetista Josef Skupa y su discípulo, Jiří Trnka, ilustrador, escenógrafo y director de películas de animación. Josef Skupa es sin duda el titiritero checo más conocido, señala Markéta Formanová y añade que era un representante de la vanguardia en el arte titiritero.

Spejbl y Hurvínek,  foto: Archivo del museo
“Skupa era un visionario, veía las cosas de manera diferente, no le daban miedo las nuevas formas. Le gustaba la improvisación. Leía los artículos que salían en la prensa en la mañana y el mismo día en la noche los escenificaba en su teatro. Reflejaba la realidad y hablaba a menudo de política. Sus ideas influyeron a los titiriteros en el mundo entero”.

Además de las nuevas ideas, Josef Skupa creó, junto a sus colaboradores Karel y Gustav Nosek, dos títeres que se hicieron muy populares en Europa y Norteamérica: el papá Spejbl y su hijo Hurvínek. Sus inolvidables voces interpretadas por Josef Skupa se pueden escuchar en las grabaciones que suenan en el museo. También las marionetas de Jiří Trnka, que aparecen en sus admirables películas de animación, forman parte de la exposición. El centenario de su nacimiento que se celebra en 2012 será recordado por una muestra temporal de su obra que se inaugurará en julio.

Marionetas del teatro Alfa,  foto: Anna Královcová
En el segundo piso, entramos al reino de las marionetas modernas que se utilizan en la actualidad. Son piezas de los espectáculos del teatro de marionetas Alfa con sede en Pilsen. A diferencia de los títeres más antiguos, los del teatro Alfa tienen caras mucho más expresivas ya que cada obra, a veces incluso cada cuadro dramático, cuenta con marionetas particulares.

Los visitantes los pueden tocar, sacarles fotos y divertirse viendo los videos de los extraordinarios espectáculos de dicho teatro que realiza a menudo giras al extranjero y gana muchos premios en las muestras internacionales. En el segundo piso se encuentra también una sala de juegos que cuenta con un escenario y con muñecos de todos los estilos, tamaños y concepciones artísticas. Los visitantes pueden manejarlos para darse cuenta que no es nada fácil, explica Markéta Formanová.

Marionetas de tipo maniquí de madera,  foto: Anna Královcová
“En la sala de teatro tenemos guiñoles, títeres clásicos y marionetas de tipo maniquí de tamaño de una persona que se manejan por detrás. Hay gran variedad de personajes que permiten a los visitantes escenificar prácticamente cualquier historia que se les ocurra. El teatro es el lugar más popular entre los niños que vuelven a menudo al museo para divertirse con los títeres.”

El Museo de las Marionetas de Pilsen es un destino tradicional también de los participantes del festival de marionetas y del teatro alternativo La Pilsen de Skupa (Skupova Plzeñ), que se celebra en la ciudad cada dos años. Su vigésimo novena edición tendrá lugar en junio de 2012 y, además de ofrecer una competición internacional y una muestra de teatro checo, el evento conmemorará el centenario de la creación de la revista checa El Titiritero (Loutkář), la primera revista especializada en ese género artístico en el mundo.

Con más de diez teatros de marionetas profesionales permanentes y unos 300 grupos amateurs, un departamento universitario que ofrece una carrera completa en títeres y numerosos festivales, la República Checa, sede de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA), es un país que no necesita preocuparse por el futuro del arte titiritero.

Son los espacios lúdicos e interactivos como el Museo de Marionetas de Pilsen, que pueden ayudar a fomentar a una nueva generación de artistas, que continuarán la gran tradición checa de los títeres.

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