La rumba contagia las calles de Praga
La rumba, como género músical y como fiesta, se está haciendo cada vez más popular en Praga. Cuatro jóvenes españoles se han unido para conformar una agrupación que canta en español y toca música española en pleno corazón de Europa. Radio Praga estuvo en uno de sus ensayos para conversar con ellos y ser testigo de cómo la música es capaz de romper toda barrera y protocolo.
Todos sus miembros están asentados en Praga por diversos motivos: académicos, laborales, amorosos y, en definitiva, azarosos. Durante el día estos chicos programan, diseñan, hacen de cámara e investigan en bibliotecas mientras que en las noches apañan sus intrumentos y montan la rumba.
Domingo Mohedano, en la voz principal y la flauta; David Navarro y Albert Font, alternándose entre cajón y guitarra; y Xavi Rodríguez, a la guitarra unen su talento junto a todo su bagaje cultural y musical para tocar rumba catalana, española y flamenca.
Pese a que los checos no pueden relacionarse con las piezas a nivel de las letras, por evidentes razones lingüísticas, sí lo pueden hacer a través del ritmo y parece ser eso lo que ha calado entre los checos, como nos explica uno de los guitarristas y percusionistas del grupo, David Navarro.
“Me parece que es un ritmo muy básico al final. Me gusta como lo define Albert de vez en cuando, que avanza como un tren la rumba y cada vez va acelerándose más y parece que tacatacatacataca… Es un ritmo que a todo el mundo le entra, incluso a la gente que no lo conoce desde el principio, parece que le engancha bastante”.
Entre el repertorio hay un par de piezas propias y lo demás son adaptaciones a la rumba de canciones de diversos grupos hispanos como Che Sudaka, Camarón, Lolita Flores, Los Amaya y Estopa.
Añade Domingo Mohedano que hay muchos checos que hablan español y agradecen tener en su país un grupo que cante en español y que toque música de fiesta y derroche que no amerite pasos determinados como, por ejemplo, la salsa.
Rumbear entre checos
De todas formas, Rumbalgia no canta exclusivamente en español, sino también en catalán y un par en inglés. Escribir una canción en checo parece algo todavía muy lejano, pero los intentos no han faltado, nos comenta Albert Font.“Lo hemos intentando, de hacer una versión de nuestra canción 'Sonreír' en checo, pero bueno al final no teníamos tiempo y lo dejamos. Era difícil que cuadrara todo. Es difícil porque nosotros, si cantamos una canción en español sabemos qué palabras y qué frases transmiten más, pero en checo no lo sabemos. Hay que sentirlo ¿no? Igual, para mí sí que es un objetivo hacer una canción en checo”.
Si bien no se puede por ahora incluir una canción totalmente en checo, sí pretenden meter palabras checas en los coros y así hacer a sus fans checos partícipes de las letras y del alma del grupo.
Tal vez en un futuro no muy lejano tengan un apoyo lingüístico directo en el grupo. Domingo Mohedano nos habla de un nuevo personaje que está entrando poco a poco a la formación.
“Bueno estamos ahora justo incluyendo al bajista. Queremos incluir un bajo y justo es él, el amigo Standa. Además, él habla bastante español, muy bien. Somos amigos y él siempre quería probar porque él no conoce mucha rumba, conoce un poco flamenco, toca la guitarra, pero quería también meterse con nosotros y nosostros también queríamos incluirlo. Entonces, sí, va a ser una buena mezcla”.
En los conciertos reina la diversidad, pues el público se reparte entre hispanohablantes, checos y otros eslavos. Al momento de brincar poco importa la lengua.
Entre lumbalgias y nostalgias
El sufijo –algia proviene del griego y significa dolor, por lo que es frecuentemente pospuesto a nombres de partes del cuerpo para referirise al malestar físico en deteminadas zonas. Es así como tenemos lumbalgia, neuralgia, fibromialgia, estomatalgia y muchas más. Nadie mejor que los chicos para explicarnos a qué clase de dolor se refiere el término acuñado por ellos para su agrupación, rumbalgia.“La rumbalgia sería el dolor que te queda, que tienes al día siguiente después de venir a la fiesta. Es decir, es como tener agujetas, resaca, que te duelan las piernas y todos los músculos de tu cuerpo después de una buena fiesta. Eso es una buena rumbalgia”.
Aunque en los toques de Rumbalgia se respire pura fiesta y la gente amanezca adolorida de tanta rumba, la nostalgia es también un dolor o, si se quiere, sentimiento que experimentan los seguidores hispanohablantes de esta banda. Xavi nos explica por qué.
“Mucho el público peninsular, español, que sí que siente mucha nostalgia, que echa mucho de menos su casa. Por eso creo que asocia el nombre de 'Rumbalgia' a nostalgia porque cantamos canciones que eran de su adolescencia, de su infancia, tan tan populares cuando éramos unos chavales. Para muchos de ellos es como volver a estar en casa, es como volver a sentirse arropado por una comunidad de gente”.
De rumbas a Rumbalgia
Los inicios de la agrupación son difusos. Los chicos cuentan haber coincidido los cuatro en un festival en el 2016 y en los tres días que duró el festival tocaban juntos, pero todo en una onda de improvisación fiestera. Su primer concierto se dio prácticamente gracias a una contingencia azarosa de la cual nos habla el gallego Xavi.“A la altura de noviembre (del año pasado) surgió que una chica llamó a Albert para pedirle si él podía organizar un concierto en una semana para un festival de flamenco. Entonces Albert ni corto ni perezoso le dijo 'sí, sí, por supuesto'. Una semana solo para hacer un concierto, gua, de calle, sin problema alguno”.
Todos los muchachos le dijeron a Albert que sí y fue así como se dio su primer concierto a petición. Agrega David Navarro que el hecho de haber podido organizarse para dicho concierto fue posible por la naturalidad y la conexión que caracterizaba sus encuentros musicales y personales.
“Ya sabíamos todos que queríamos tener un grupo de rumba, en este estilo de música, porque ya habíamos tocado, habíamos hecho fiestas y jam sessions durante el verano y el otoño. Entonces, por eso fue tan natural, como dice David”.
La naturalidad, sin duda, define a este grupo. Tanto así que para verlos no es estrictamente necesario anotarse en la agenda el día y la hora de su próximo concierto. Es muy posible escucharlos porque la música llega desde un extremo de la cuadra en donde a la puerta de una vinoteca quizá estén ya tocando y cantando, entre paseantes y residentes que terminan contagiados de parranda, así, accidentalmente, en una ciudad donde los accidentes no suelen ocurrir.
La rumba puede que se acabe a una hora prevista, y si no, el fin lo pone la policía.