La República Checa me sugiere romanticismo y caballerosidad

Puente de Carlos, Praga

Nuestro entrevistado de hoy procede de Madrid. La República Checa, o Checoslovaquia entonces, la conoció a través de la literatura y la radio. Hace unos años una editorial española preparaba la publicación de dos volúmenes de cuentos de Jan Neruda, que llevaban los títulos "Imágenes de la Vieja Praga" y "Escenas y arabescos". Más con el profesor de literatura en la Universidad de Ostrava, Roberto Mansberger Amorós.

Puente de Carlos,  Praga
"En España se conocía hace años la obra de este gran escritor checo, sobre todo sus cuentos de Malá Strana, que son absolutamente deliciosos. Yo estuve encargado de hacer una presentación para ambos pequeños volúmenes. La hice con verdadero gusto, documentándome todo lo más que pude, tratando de empaparme del ambiente que debió haber existido en la Praga de los años sesenta, setenta del siglo 19, aunque yo mismo hasta ese momento no había visitado Praga. Más tarde, cuando llegué a Praga por primera vez encontré una ciudad que me resultó hasta cierto punto familiar".

"¿Qué me sugiere la palabra ´República Checa´? Yo siempre me he sentido atraído por Europa Central. De niño leí historias de Valaquia, recuerdo que aparecía allí el personaje de Juan Zizka de Trocnov, como el caballero blanco de Valaquia ... De manera que para mí siempre ha sido un país muy romántico y muy atractivo. La versión española que se da por la República Checa - ´Chequia´ - me resulta bastante horrible porque me recuerda algo de tipo bancario, yo siempre prefiero decir ´República Checa´, me sugiere romanticismo y caballerosidad".