La producción de miel en Chequia baja y su precio sube
La primavera fría, oscura y lluviosa ha tenido graves consecuencias en muchos sectores económicos, entre ellos el apícola. La producción de miel de este año ha caído a la mitad, lo que ha llevado a que se dispararan los precios.
“Este año hay muy poca miel en Chequia. La producción de la miel milflores es prácticamente nula y estoy convencido de que los comerciantes aprovecharán la situación y aumentarán los precios. Los apicultores necesitan vender la miel producida y con el dinero cobrado cubrir los gastos de la crianza de abejas“.
El precio de la miel en el mercado checo aumentó durante el año pasado unos 50 céntimos de euro, hasta llegar al precio actual de 6 euros el kilo. Existe por consiguiente la preocupación, tanto por parte de los apicultores como de los consumidores, de que los comerciantes sustituyan la miel checa por miel de inferior calidad importada por ejemplo de China para no tener que subir los precios.Muchos de los consumidores checos compran exclusivamente miel producida en Chequia y están dispuestos a pagar un precio más alto. Sin embargo, la etiqueta que debería certificar el origen checo de la miel no siempre garantiza la calidad, ya que también en la República Checa se registran falsificadores que adulteran la miel con jarabe de maíz o de caña.
Sin embargo, según señala el apicultor Báchor, no solo los profesionales pueden distinguir la calidad de la miel.
“Si sabemos la fecha de la fabricación de la miel, y vemos que sigue siendo líquida y no cristaliza aunque sea vieja, es la primera cosa sospechosa. También la densidad de la miel. La miel adulterada suele ser muy rala, en cambio lo normal es que sea densa. Y una cosa más es la solubilidad, ya que la miel auténtica tarda mucho en disolverse, en cambio una imitación se disuelve al instante.”Según hemos comprobado, distiguir la miel adulterada de la auténtica, no es tan difícil. Además, los apicultores afirman que los gastos del proceso de producción de la miel de calidad no se pueden reducir. Así pues, el precio final del producto es un buen índice para no dejarse confundir.