La OCDE insta a Chequia a insistir en la formación continua

Foto ilustrativa: Comissión Europea

La República Checa debería poner en marcha medidas para mejorar la formación de sus trabajadores, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De hecho el aumento del desempleo ha hecho avivar el interés por los cursos de formación.

Foto ilustrativa: Griszka Niewiadomski / Stock.XCHNG
La cualificación de los trabajadores de un país es lo que en el fondo marca la diferencia entre un mercado de trabajo de pico y pala, frágil y de poco valor añadido, o una economía fuerte y dinámica, resistente a los vaivenes de las crisis financieras. La República Checa se está acercando más a lo primero que a lo segundo, según ha alertado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según el informe, Chequia necesita concienciarse acerca de la formación continua y potenciar la recualificación de sus trabajadores, y eso por parte tanto del Estado como del sector empresarial. Como ejemplo, un dato, mientras que en la vecina Polonia el 56% de los trabajadores es capaz de utilizar una computadora, y en Hungría el 70%, en Chequia posee conocimientos básicos de informática solo el 40% de la población activa.

En general la OCDE retrata un mercado de trabajo que está perdiendo competitividad con respecto a sus vecinos, ya que posee trabajadores igual de baratos pero menos capaces. La situación es alarmante si se toman en consideración los países asiáticos, que cuentan cada año con un mercado de trabajo mejor formado.

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En sintonía con lo advertido por la OCDE, los trabajadores checos, espoleados por el desempleo creciente, empiezan de hecho a conceder más importancia a la formación continua. Por ejemplo, Barbora Černá, de 22 años, trabaja de camarera, pero desde hace unas semanas asiste a un curso de informática básica para adultos. Su intención es aumentar su cualificación y escalar posiciones en el mercado de trabajo, aunque al principio sea de forma modesta, comenta.

“Al principio no me importaría tener alguna posición relativamente baja, como por ejemplo clasificación de correo. Tranquilamente aceptaría un puesto de recepcionista”.

El coste de las clases suele rondar los 600 euros, pero el coste puede ser asumido por el Estado si el estudiante lo solicita en la Oficina de Trabajo. Es por ello por lo que, como Barbora, otros empleados checos de baja cualificación parecen estar acudiendo más a cursos de formación, tal como afirma la empleada del Centro de Servicios para las Actividades Empresariales, Gabriela Hrůzová.

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“Ofrecemos cursos de contabilidad, de asesoría fiscal, de manejo de computadoras, de administración, de inglés… Hace unos años diría que recibíamos unas diez llamadas diarias. Hoy en día contestamos unas cuarenta, aunque no siempre los interesados acaban viniendo a los cursos”.

De acuerdo con el subdirector de educación de la OCDE, Andreas Schleicher, la República Checa tiene un buen sistema educativo en cuanto a conocimientos, pero flojea cuando los trabajadores tienen que poner en práctica estos conocimientos de forma creativa, y sacarles provecho en las circunstancias cambiantes del mercado. Según Schleicher la educación checa obliga a los alumnos a especializarse demasiado pronto, cuando sin embargo una formación más generalista les ofrecería una mayor flexibilidad. Además, la profesión de maestro está en Chequia muy mal pagada, lo que hace que los mejores profesionales rehuyan la enseñanza y el sistema entero se resienta.

Autor: Carlos Ferrer
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