La vía moderada checa hacia la superación del pasado totalitario - Parte III
Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.
A finales de 1999 solamente eran accesibles 2.270 expedientes (algunos repetidos); en 2001 el Ministerio del Interior únicamente permitió la consulta de 300 de ellos. La forma en que la Ley estaba redactada no posibilitaba su objetivo principal: poner al descubierto los secretos del sistema totalitario, desenmascarar el funcionamiento de las instituciones checoslovacas, disenadas a imagen y semejanza del comunismo soviético, senalar a las personas concretas que contribuyeron a ese funcionamiento y, con todo ello, encarar la primera fase de superación del pasado.
A partir del año 1999, un grupo de senadores de derechas trabajaba sobre un nuevo proyecto de ley, que debía suplir todas las insuficiencias arriba mencionadas. Dos anos después, tras innumerables discusiones políticas y técnicas, incluso con los representantes de los servicios de información checos, la Ley fue aprobada. Desgraciadamente, gracias a las maniobras defensivas de los diputados comunistas, se consiguió prohibir su acceso a los ciudadanos extranjeros.
Con la aceptación de la Ley, el Parlamento dio un paso hacia delante en la apreciación del pasado en beneficio no sólo de la política checa, sino de toda la sociedad. Por fin los senadores y diputados fueron capaces de superar un cierto límite político, atravesar una realidad política y social existente a comienzos de los años 90 y derivada de la especial forma checoslovaca de llevar a cabo el relevo de poder durante la Revolución de Terciopelo y algo después de la misma.
Pero es que además se trataba de un importante mensaje enviado a todos los Estados post-comunistas, el de que la República Checa no pierde pie en el proceso de ajustar cuentas con el pasado. Los solicitantes que hoy en día piden su propio expediente pueden también consultar el expediente de los agentes que otrora actuaron contra ellos, y esto incluye las páginas respectivas de los expedientes de los miembros de la Seguridad del Estado: los órganos que se ocuparon de la persecución del demandante.
La Ley también senala el hecho no siempre suficientemente recordado de que una parte de la policía secreta estaba imbricada en la administración de pasaportes y visados, y así, en conjunto, decidían acerca de la concesión de pasaportes, permisos de viaje al extranjero, relaciones con emigrantes, administraban el llamado índice de personas non gratas e impedían la reagrupación familiar. Estos expedientes están ahora también disponibles.
La Ley, por otro lado, también contribuyó de forma esencial al debate sobre el papel de los colaboradores secretos de la Seguridad del Estado en el pasado régimen. Esta forma de colaboración con el régimen comunista, no muy conocida aunque no se deje de hablar de ella -porque también se simplifica a menudo-, a partir de entonces quedó a disposición de cualquiera que tuviera interés en ello.
Es decir, que la Ley permite a todo ciudadano checo requerir y obtener una copia de un expediente de cualquier persona registrada en los archivos de la Seguridad del Estado, ya sea como colaborador secreto residente, como agente, informador, o como titular de un piso cedido para celebrar en él reuniones secretas. Esta nueva particularidad en el proceso de conocimiento de las actividades de los confidentes, por una parte posibilitó la identificación de los causantes de muchas desgracias del pasado y por otra, rehabilitó socialmente a una serie de ciudadanos que, por diferentes motivos, aparecían en los archivos de la Seguridad del Estado sin que pueda tenerse constancia firme de su verdadera colaboración.
De ninguna manera puede ignorarse el hecho de que la Ley, a fin de cuentas, reaccionaba ante una lista "salvaje" (e incompleta) de colaboradores del servicio de contraespionaje de las redes de la Seguridad del Estado que había publicado el exdisidente Petr Cibulka ya en el año 1992. Obligó a los ministerios de Interior, Justicia y Defensa a publicar, tanto en soporte digital como impreso, listas completas de los expedientes de los casos y de los expedientes de los colaboradores secretos, junto con las identificaciones sobre quién (o qué) se instruía en ellos y haciendo especial hincapié en la persona que dirigía el caso y las fechas exactas de su instrucción.
Todavía hoy sigue discutiéndose si la Ley fue realmente llevada a la práctica a este respecto. Poco a poco, a estas listas se fueron anadiendo datos sobre expedientes personales de los miembros de la Seguridad del Estado, cuyos contenidos gradualmente iban estando disponibles; a toda esta información, una vez informatizada, cualquiera que tuviera interés en ella podía tener acceso. La Ley no se olvidaba ni siquiera de los expedientes de la agenda de los servicios de espionaje comunistas.
En consideración al hecho de que los datos que en ella se guardaban eran muy comprometidos, se elaboró un sistema de consulta de los mismos mucho más complejo. Esto evita que se pongan vidas en peligro y salvaguarda los intereses de la política exterior de la República Checa. Qué es lo que concretamente tiene derecho a solicitar una persona interesada en el caudal de información que custodian los ministerios de Interior, Defensa y Justicia? Aparte de los expedientes de contraespionaje de la Seguridad del Estado, que versan sobre las actividades de personas y de grupos, también puede pedir resúmenes de los mismos (los así llamados resúmenes de diferentes acciones). Estos resúmenes estarán nuevamente disponibles también en el caso de que el expediente en sí acerca de la persona en cuestión no se haya conservado.
Al mismo tiempo, el solicitante puede obtener datos acerca de su persecución física, la relación de sus contactos con miembros de la oposición y diplomáticos o sobre los seguimientos de que fue objeto en lugares públicos tales como restaurantes y hoteles. También suministran una gran cantidad de datos los registros de las escuchas telefónicas o espaciales (tanto acerca de su instalación como la transcripción de su contenido), de la censura postal (la comprobación de la correspondencia), etc., así como de los allanamientos de morada (los así llamados en checo "vyjem").
Hasta cierto punto resulta sorprendente que, entre todos los departamentos dedicados a la tarea de facilitar estos documentos a los ciudadanos, falte uno que se dedique a la conservación de los documentos relativos a representantes estatales y del Partido Comunista. Esperemos que este olvido no impida -en consonancia con el resto de los párrafos de la Ley- su apertura para el ciudadano normal.
Los materiales depositados en la 1a Dirección del espionaje aportan una información completamente nueva y esencial sobre el papel de los servicios secretos en el sistema totalitario. Los expedientes que conforman esta agenda prometen una cosecha abundante de datos, no sólo relativos a los exiliados que un día vivieron tras el telón de acero, sino también de los solicitantes que vivían en la antigua Checoslovaquia.
Además, el sistema ideado para consultar los expedientes del servicio de espionaje no limita al solicitante a la adquisición de "sus" documentos únicamente, sino que puede acceder a ulteriores legajos relacionados, siempre y cuando no afecten directamente a personas extranjeras. El último departamento que en el pasado régimen totalitario coartaba el ejercicio de los derechos y las libertades civiles es el Departamento de pasaportes y visados.
Sus abundantes e interesantes expedientes no sólo documentan la manipulación administrativa de nuestros destinos, sino también la estrecha colaboración con las oficinas (incluida la del espionaje) de la Seguridad del Estado. Un ano después de la publicación de la Ley en la Recopilación Legislativa de 2003, cualquier solicitante puede pedir un expediente que trate sobre un lugar o comunidad en la que dicho solicitante se hallara en el pasado, y buscar en él documentos que ilustren el comportamiento de la policía política.
Lo mismo en el caso de los expedientes sobre colaboradores secretos, que evidentemente recopilaban datos relativos a personas (en cuya vida ejercían una clara influencia) sobre las que la Seguridad del Estado no instruía ningún expediente. Al mismo tiempo, la Ley reduce al mínimo las tasas administrativas por conseguir copias, y, además, mediante una enmienda a la Ley, impide que queden fuera del circuito público los archivos del Partido Comunista de Checoslovaquia.
La aprobación de la Ley fue, en el territorio nacional, el mejor gesto ante la reacción de una serie de políticos: "Se trata de algo tan asqueroso que en realidad cualquier sociedad honesta tendría que hacer lo único que se puede hacer en estos casos: destruir tales registros." La amplia difusión de los archivos de la policía secreta soluciona igualmente ulteriores problemas pragmáticos de los que no se suele hablar mucho.
Reduce la posibilidad del Estado y de sus funcionarios de manipular los documentos en cuestión, los cuales fueron creados durante el régimen totalitario al margen de la ley o incluso contra legem. De esta forma, el control público se amplía de unos solo potencialmente accesibles y escasos expedientes a cientos de miles de ellos, hoy depositados en los registros de la antigua sección de contraespionaje, de contraespionaje militar y de espionaje de la Seguridad del Estado.
Para no sucumbir ante un optimismo exagerado, hay que tener en cuenta que el estado actual del proceso sigue todavía limitado por muchos factores. Por ejemplo, en el año 2003 el Ministerio del Interior dispensó expedientes (con una extensión de 77.242 páginas de material archivístico) sólo a 565 solicitantes (es decir, un promedio de 1,8 personas al día); a partir de septiembre de 1997 y hasta finales de 2003, las consultas a los archivos ascendieron a 3.931 expedientes.
Ni el Ministerio de Defensa ni el de Justicia han sentido hasta ahora la necesidad de publicar las cifras de solicitudes recibidas y de accesos otorgados. El paso lógico después de la aprobación de la Ley era la creación de una institución para administrar y gestionar estos materiales bajo control parlamentario: el Ejecutivo encargaría a dicha institución la gestión de los expedientes y de otros materiales en los que está retratado el carácter violento del régimen totalitario; este proceder chocó con una resistencia incomprensible, y ello a pesar de que, con su creación, nos situaríamos al mismo nivel actual de Alemania, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía.
El paso siguiente en este ámbito puede que se produzca con motivo de una apertura más amplia de los expedientes, de los debates sociales que con motivo de ello se engendren y con un conocimiento más exacto, que, en todo caso, el Estado ha demostrado no ser capaz de garantizar. De todas maneras, el interés de la sociedad checa o de sus políticos por superar nuestro tristemente famoso pasado no se ha agotado todavía. Vendrán nuevas propuestas de ley, influenciadas ya por la práctica de nuestros vecinos post-comunistas. Está claro que el pasado totalitario nos seguirá influenciando tanto tiempo como lo dejemos en la penumbra de los archivos, cajas de seguridad y escritorios. Sólo cuando lleguemos a saber quién es quién (o era) y qué es qué (o era) llegaremos a ser libres.
En tanto nos sea posible alimentar el debate con los antiguos exponentes de los regímenes comunistas sobre las expresiones concretas del totalitarismo, antes o después podrá llegar su penitencia. Entonces, a lo mejor, podemos comenzar la era del perdón. Pero para eso todavía queda por recorrer un largo camino.
Pavel Zacek es licenciado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Carolina de Praga. Trabajó en la Oficina de Documentación para la Investigación de los Crímenes del Comunismo y actualmente ejerce como investigador en el Instituto de Historia Contemporánea de la Academia de Ciencias de la República Checa.