La metanfetamina continúa siendo un problema grave en la República Checa
El Centro Europeo de Drogas y Toxicomanías ha publicado su informe Europeo sobre Drogas para el año 2014. La República Checa ha recibido noticias preocupantes, pero no inesperadas: el país tiene la tasa más alta de consumo de metanfetamina en toda Europa.
“Durante los últimos 20 años el punto de encuentro de los drogadictos se ha trasladado a las zonas más céntricas de la capital checa. A lo largo del día hay entre 500 y 800 personas caminando arriba y abajo de la Plaza Wenceslao preguntando: ¿Qué tienes? ¿Qué necesitas?”.
Uno de los cambios desde la década de los 90, es que ahora los traficantes suelen ser adictos, provocando así que el problema sea aún más visible. Y lo cierto es que el conflicto es real: según el estudio anual realizado por el Centro Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, el país tiene unos 31.000 adictos al pervitín.
La policía sólo es capaz de hallar una fracción muy reducida de la producción total de esta sustancia. Por otra parte, en el ámbito legal se han hecho reformas para dificultar la obtención de uno de los ingredientes claves para producir la droga: la pseudoefedrina. Sin embargo, sigue siendo fácil obtener dicho ingrediente porque en Polonia, por ejemplo, no está prohibido.
Curiosamente, mientras que el tráfico de metanfetamina es bastante visible en Praga, en otros lugares el proceso es más sutil. En Ostrava, por ejemplo, una ciudad checa situada al noreste del país, la droga se compra en el exterior pero se consume en lugares privados. Mientras que en Cheb, situada al noroeste de la República Checa, hay algunos locales donde se puede adquirir sin mayor dificultad.¿Y cuál es la solución del problema? La mayoría señala que los programas de prevención de drogas, así como estrategias educativas, son los pasos más importantes para afrontar la situación. Pero precisamente el estudio del Centro Europeo de Drogas y Toxicomanías ha encontrado una carencia en la República Checa: y es que el país ha recortado la inversión en programas de prevención. Así pues, ante el incremento de los casos de drogadicción, empieza a ser imprescindible que el Gobierno checo mueva nuevas piezas para afrontar la situación.