La lúgubre historia del palacio de Petschek
El extenso palacio de Petschek, situado cerca de la Estación Central de Praga, se convirtió durante la Segunda Guerra Mundial en el centro de las represalias nazi.
El banquero y empresario Julius Petschek fue uno de los ciudadanos más ricos de la Primera República Checoslovaca gracias a su empresa de minería de lignito. En la época de la Gran Depresión invirtió parte de su fortuna en la construcción del majestuoso edificio de la Casa Bancaria Petschek y Cía., hoy conocido como Palacio de Petschek (Petschkův palác). El extenso edificio fue diseñado por el arquitecto Max Spielmann, que antes había diseñado paradójicamente solo edificios industriales.
La construcción del edificio en estilo neobarroco con elementos modernistas representó un importante proyecto, y el costo de la obra supuestamente se comparó con un edificio de diez pisos en Nueva York en la misma época. Uno de los elementos que más llama la atención de los transeúntes es la fachada decorada con esculturas y adornos arquitectónicos, que convierten el edificio en un ejemplo importante de la arquitectura neobarroca de Praga.
La sede de la tortura nazi
La familia de Julius Petschek era de origen judío y antes de la ocupación de Checoslovaquia por los nazis, sus miembros emigraron a Gran Bretaña. Poco después de la ocupación, la Gestapo confiscó el edificio para convertirlo en su oficina principal en el Protectorado de Bohemia y Moravia. La historiadora de la arquitectura Radomíra Sedláková explica por qué los nazis escogieron el Palacio de Petschek.
“La Gestapo ocupó casi todos los edificios que pertenecían a la familia de los Petschek. No solamente sus casas, sino también los edificios que eran propiedad de sus parientes o colaboradores. Los Petschek vendieron el palacio antes de su partida a Inglaterra, así que la Gestapo no se lo confiscó directamente a ellos. Otro motivo puede ser la ubicación del edificio cerca de la Estación Central de trenes o la cercanía con el parque Jardines de Vrchlický, un lugar romántico por entonces, no muy frecuentado, así que no había mucha gente que pudiera ver lo que pasaba en el edificio y sus alrededores".
El palacio ofrecía además instalaciones modernas adecuadas para la estancia de los ocupantes, prosigue Sedláková.
“Es una obra sofisticada con una construcción de hormigón armado que tenía todos los elementos técnicos más modernos de su época, como calefacción central, correo de tubos, etcétera. El objetivo de Petschek era construir un edificio con un equipamiento técnico perfecto para la época, pero que tuviera el aspecto de un palacio”.
Un monumento a los torturados
Poco después de la guerra, se estableció un monumento conmemorativo en el sótano del edificio, donde miles de antifascistas checos fueron interrogados y torturados. En el recinto se estableció un tribunal de ley marcial, que en la mayoría de los casos condenaba a muerte a los procesados o eran enviados a campos de concentración. Muchos sufrieron torturas en las dependencias del palacio.
Poco después del término de la guerra, los antiguos presos levantaron un monumento conmemorativo en el sótano para recordar las torturas y en 1985 fue instalada en el mismo lugar una exhibición permanente dedicada a este oscuro capítulo de la historia del país. Las visitas deben reservarse con antelación contactando con la Unión Checa de los Luchadores por la Libertad (Český svaz bojovníků za svobodu). En 1989, el edificio fue declarado monumento cultural nacional y hoy alberga las oficinas del Ministerio de Industria y Comercio de la República Checa.
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