La historia de Kroměříž oculta bajo el pavimento de la ciudad
Desde la muela de un mamut hasta armas, instrumentos de tortura, joyas, azulejos y objetos de uso cotidiano. La nueva exposición permanente en el Museo de Kroměříž, ubicada en el sótano histórico de la antigua Casa Magistral del Cabildo, muestra la historia oculta bajo el pavimento de la ciudad y es el destino de nuestro Radioviajes de hoy. A: A Kroměříž, situada a unos 280 kilómetros el este de Praga,
La ventajosa posición geográfica en la Ruta del Ámbar, con vados, que posteriormente fueron sustituidos por puentes de madera que conectaron las riberas del río Morava, dio origen a las primeras poblaciones eslavas. A principios del siglo XI se constituyó el pueblo de Kroměříž, según apunta Petr Pálka, del Museo de Kroměříž.
“Las primeras menciones sobre Kroměříž están vinculadas con un vado a través del río Morava y una taberna que estaba allí y ofrecía comida y alojamiento, pero a la vez era el lugar donde se concertaban los negocios”.
La existencia de un área comercial y artesanal en Kroměříž, con un mercado, es demostrada por numerosos hallazgos de productos de ámbar, bronce y cristal.
El destino posterior de Kroměříž fue marcado por los años 1241 y 1253 cuando la aldea fue destruida por las huestes de tártaros y húngaros que invadieron Moravia.
Los trágicos acontecimientos, que tuvieron por consecuencia también el descenso de la población, suscitaron la necesidad de trasladar la aldea a otro lugar y atraer a nuevos colonos, según cuenta Petr Pálka.
“Kroměříž empezó a convertirse en una ciudad en los años 60 del siglo XIII con la llegada del obispo de Olomouc, Bruno de Schauenburk. El obispo unió el centro comercial viejo con una plaza en la que confluían las calles que estaban rodeadas por murallas”.
Un recorrido por el pasado de Kroměříž, desde la prehistoria hasta el último tercio del siglo XVII, lo ofrece la exposición interactiva ‘Historia oculta bajo el pavimento de la ciudad’, a la cual nos dirigiremos inmediatamente después de un poco de música.
Al bajar la escalera que conduce al sótano de la antigua Casa Magistral del Cabildo, hoy el Museo de Kroměříž, nos acompaña la música de Pavel Josef Vejvanovský. El compositor barroco se casó en 1666 con la hija del alcalde de Kroměříž y en 1670 asumió la dirección de la orquesta del obispo de Olomouc, Karel Lichtenstein de Kastelkorn, un gran mecenas de la ciudad.
Vejvanovský compuso alrededor de 120 obras, sobre todo para orquesta, que están guardadas en los archivos de Kroměříž, donde el compositor falleció en 1693.
Pero volvamos con nuestro guía Petr Pálka a la exposición en el Museo de Kroměříž.
“A la entrada está ubicada la estatuilla de un dios pagano, que con mucha probabilidad es una falsificación. A finales del siglo XIX, durante el romanticismo, la gente lo consideraba como protector de Kroměříž”.
La atmósfera del subterráneo gótico, cuya parte más antigua procede de finales del siglo XV, iluminado por una luz tenue, invita a sumergirse en la historia de Kroměříž. Pasando entre las vitrinas dedicadas a la prehistoria de la ciudad, con huesos, colmillos y muelas de mamuts expuestos, entramos en el taller medieval de un alfarero, con el modelo de un horno y trozos de cerámicas que fueron hallados bajo la actual Plaza Milíč de Kroměříž.
Enfrente hay instalada una cocina negra con un hogar abierto, que formaba parte indispensable de las casas burguesas. ¿Por qué se llama así?, preguntamos a Petr Pálka, del Museo de Kroměříž:
“Cuando miramos la cocina, vemos que está toda ahumada. Cuando soplaba el viento el humo volvía por la chimenea, así que no es esa cocina limpia que tienen las amas de casa de hoy”.¿Y qué preparaban las cocineras de entonces para comer? Lo revela otra parte de la exposición donde está reconstruido un depósito de desechos con reforzamiento de madera, procedente de una casa medieval.
“Los arqueólogos analizan el contenido de los depósitos de desechos y las fosas sépticas, y en base a ello reconstruyen el menú de nuestros antepasados. Por eso sabemos que comían todo tipo de carne, aves de corral, cerdo, corzo, pescado, así como sopas de cerveza y purés y jugos de fruta. También se investigan los antiguos pozos de agua cubiertos de tierra, donde hallamos por ejemplo vasos, u otras vasijas de cristal y cerámica”.
Los residuos de todo tipo solían verterse a la calle, donde se acumulaban y al cabo de algún tiempo se retiraban. De esta tarea se encargaban el desollador municipal o el verdugo con sus ayudantes. A veces, el único medio para limpiar las calles era la lluvia. La corta distancia entre los depósitos de desechos y las fuentes de agua potable fue a menudo el origen de grandes epidemias.Continuamos nuestro recorrido en una cámara que alberga los tesoros de Kroměříž. Son pequeñas obras plásticas con los que los alfareros completaban su oferta de cerámica de uso, como por ejemplo figuras en miniatura que servían como juguetes, una colección representativa de azulejos de color de los tiempos de Karel Lichtenstein de Kastelkorn, así como los tesoros “verdaderos”, según advierte Petr Pálka.
“El tesoro más importante fue hallado a finales del siglo XIX en el lugar de un antiguo gueto judío de Kroměříž, bajo la iglesia de la Virgen María. Contenía adornos renacentistas, es decir hebillas, anillos, bolitas de almizcle, antecesores de los perfumes de hoy, y monedas de plata. Suponemos que el tesoro fue escondido en la época de la Guerra de los Treinta Años, y su propietario ya no tuvo la oportunidad de extraerlo”.
Kroměříž obtuvo los privilegios de una ciudad en 1290 durante el obispado de Dětřich de Hradec. Estos privilegios incluían el derecho penal y judicial, según lo documentan los instrumentos de tortura instalados en otra parte de la exposición en el sótano del Museo de Kroměříž.
En la misma sala está instalado un modelo de la ciudad del año 1848, explica Petr Pálka.
“El modelo de la ciudad fue confeccionado con motivo de una exposición que se celebró en 1948 con motivo del centenario de la vida nacional checa en Kroměříž. Lo presentamos aquí porque en 1848 el casco histórico de la ciudad todavía estaba rodeado por una fortificación. El modelo viene acompañado con una proyección que guía al visitante a través de los edificios y las calles más importantes de la ciudad”.
El edificio renacentista, en el que actualmente reside el Museo de Kroměříž, fue construido en 1609 por el cardenal František de Dietrichstein. El eclesiástico invitó a Kroměříž a la orden de los jesuitas que ubicó en la casa su colegio, cuenta Petr Pálka.“Pero en los años 40, durante la Guerra de los Treinta Años, Kroměříž fue quemada por los valacos y suecos. Los dirigentes jesuitas fueron capturados y tuvieron que pagar un gran rescate para salir otra vez en libertad. Cuando los jesuitas vieron que la ciudad estaba destruida optaron por mudarse a Uherské Hradiště”.
Además, las instituciones religiosas residentes en Kroměříž eran muchas y los jesuitas querían llevar la batuta, lo cual el obispo y el preboste no se lo permitieron. La orden tuvo disputas con los burgueses, así que prefirió trasladarse a Uherské Hradiště donde estaba bienvenida.
Foto: Andrea Fajkusová