La fama y la caída de Adina Mandlová, el símbolo sexual de la Primera República

Adina Mandlová, foto: ČT

Este mes se cumplirán 105 años desde el nacimiento de una de las mayores estrellas del cine checo, Adina Mandlová. Pese a las críticas respect a su falta de talento, Adina Mandlová fue una de las actrices más ocupadas de su época. Su carrera se detuvo tras la Segunda Guerra Mundial, al haber sido acusada de colaboración con los nazis. Su fama y su caída serán los temas de esta edición de 'Legados del Pasado, Testimonios del Presente'.

Adina Mandlová,  foto: ČT
Hermosa, espontánea, irónica, sincera, insolente y con un buen sentido del humor. Así fue la estrella de los lienzos de plata de la Primera República Checoslovaca, que pasó a ser en los ojos de la nación checa de una diva admirada a una traidora odiada.

Adina Mandlová nació en la ciudad de Mladá Boleslav, Bohemia Central en el seno de la familia de un inspector de Ferrocarriles Nacionales. Su padre la mimaba mucho, y hasta sus hermanos tenían que tratarle de usted. Esta educación pudo influir en sus futuras relaciones, según sostiene el historiador Radek Žitný.

“Su infancia es un momento clave. Los hombres eran para ella solo instrumentos para el placer sexual. Carecía de emociones, por lo cual no concebía a los hombres como sus parejas. Se dejaba sustentar por los comerciantes y cineastas ricos. Se puede decir que su genio se formó en la infancia”.

Tras la muerte de su padre, a la familia llegaron malos tiempos. Alimentar a cuatro hijos no fue una tarea fácil, y según describió la actriz en su libro de memorias 'Hoy Ya me Río de Ello', para abastecer a la familia su madre a veces se aprovechaba de su encanto físico.

La niña mala

Adina Mandlová,  foto: ČT
Adina Mandlová no fue una alumna ejemplar, sino todo lo contrario. La insolencia, provocaciones y ausentismo escolar estaban a la orden del día y le llegaron a causar muchos problemas. A fin de cambiar su conducta, su madre la envió a estudiar a un colegio a París, lo que pudo permitirse gracias a la generosidad de uno de sus amantes. La capital francesa sin embargo no fue la mejor opción, ya que la joven checa pronto se vio absorbida por el ambiente bohemio de las cafeterías parisienses. Después de haber sido sorprendida por representantes de su colegio con un amante casi in fraganti, fue expulsada, y tuvo que volver a Checoslovaquia. Adina Mandlová posteriormente marcó su estancia en París como la mejor época de su vida.

“Antes de que ustedes graben otra película, ya seré una estrella”

Tras haber saboreado la vida en una capital europea, su ciudad natal pronto se le hizo pequeña. En breve se instaló en Praga y gracias a buenos contactos consiguió su début cinematográfico. Aunque en aquella película le tocó tan solo una frase, la nerviosidad hizo lo suyo, y el director le pronosticó que nunca llegaría a ser actriz.

Adina Mandlová y Hugo Haas,  foto: ČT
La joven respondió orgullosamente “Antes de que ustedes graben otra película, yo ya seré una estrella”. Y tuvo razón.

Adina Mandlová llegó a descubrir el mundo de la gran industria cinematográfica checoslovaca gracias al director y actor Hugo Haas. Su nuevo amante, y el hombre clave de su carrera, le consiguió papeles en varias películas y la hizo conocer a la élite intelectual praguense. Pero fue también él quien le impidió aprovechar una gran oportunidad fílmica. Celoso de su competencia, no le permitió aceptar la oferta para protagonizar la película 'Éxtasis' del director Gustav Machatý. El filme, muy atrevido para aquella época, significó para su protagonista Hedy Kiesler un puente de rebote al mismo Hollywood.

Quién sabe si Adina Mandlová de haber aceptado la oferta, habría brillado en los lienzos de plata internacionales.

Pero si Hollywood perdió una estrella, aún más rico se hizo el cine checo. El talento dramático y comedial de la joven actriz, su espontaneidad, así como su belleza, le aseguraron papeles en numerosas películas de calidad. El hecho de que en un solo año el 1937 grabara unas 11 películas y, en su carrera realizara en total unas 50, demuestra que era una actriz muy ocupada.

Adina Mandlová,  foto: ČT
Tras la llegada de la ocupación nazi y la Segunda Guerra Mundial, la estrella de Adina Mandlová se fue apagando poco a poco. Los motivos los aproxima Radek Žitný.

“Fue acusada de mantener contactos con los nazis que tenían gran influencia en la vida cultural checoslovaca. Se han conservado unos documentos muy interesantes, escritos por un agente de seguridad que la marcó de una agente de la Gestapo”.

En su libro de memorias, Adina Mandlová confesó haber pasado una noche con el Administrador de la Cancillería de Adolf Hitler, pero según explicó, lo hizo a fin de proteger a su entonces novio, el empresario Fred Svítil.

Svítil fue fustigado por la prensa alemana debido a sus raíces judías. Adina Mandlová estimó que el Administrador podría ayudar a deshacerle de estas molestias, y para esto utilizó su encanto físico. Aunque aseguró que nunca más había mantenido una relación con un nazi, esa noche se le hizo nefasta para su futura carrera.

Adina Mandlová,  foto: ČT
Más leña al fuego la echó también su actuación en una película alemana. El ministro de Propaganda de la Alemania nazi, Josep Goebbels, tenía un gran interés en que los actores y las actrices checos tomaran parte en el cine alemán. De esta manera quería demostrar que las naciones sometidas a Alemania también participaban en su vida cultural.

A la actriz tuvieron que convencerla durante mucho tiempo, pero al final aceptó. Y los agentes checoslovacos lo tuvieron en cuenta al acusarla de colaboración con los nazis después de la Segunda Guerra Mundial, dijo el historiador Žitný.

“Es increíble, pero era un asunto de prejuicios de los investigadores, que querían eliminar a Adina Mandlová de la vida cultural checa y castigarla a toda costa. Para ello les parecía suficiente solo el hecho de que había actuado en una película alemana. No les interesaba qué película era, quién actuó en ella ni quién la dirigió”.

Los nazis le ofrecion un papel en otra película, pero Adina Mandlová tuvo el coraje de rechazarlo. Ni eso ni el hecho de que logró la reapertura del Teatro de Vinohrady, en Praga, cerrado por los nazis, quitó una sombra oscura de su reputación.

Radek Žitný nos cuenta la curiosa aventura que ocasionó la reapertura del teatro.

Adina Mandlová,  foto: ČT
“Ella simplemente aprovechó su encanto. Invitó a Fritz Oehmke, un alemán encargado de los asuntos de teatro, a su casa. Él era conocido como masoquista. Ella misma describe en sus memorias, que le dio unos cuantos latigazos. Ya que satisfizo así sus necesidades, no fue difícil convencerlo de que firmara el contrato sobre la reapertura del teatro. Con esta intervención sexual ayudó a muchos actores, que fueron contratados, y así no tuvieron que trabajar en las fábricas”.

La estrella caída

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Adina Mandlová fue acusada de colaboración con los nazis y encarcelada en la prisión de Pankrác, en Praga. Al cabo de un tiempo, por falta de pruebas, consiguió salir en libertad. Pero su mala fama quedó en la sociedad checa y Adina nunca más logró mejorar su imagen.

Adina Mandlová,  foto: ČT
Tras el matrimonio con un veterano militar inglés, contraído a fin de recibir la nacionalidad británica, Mandlová se trasladó a Inglaterra, donde logró grabar algunas películas.

En los años sesenta, la Policía Secreta Comunista se esforzó en que la actriz volviera a su tierra. El motivo era que querían colaborar con ella por sus contactos en el extranjero, prosigue Žitný.

“La realidad es que la Policía Secreta Comunista la hizo volver a Checoslovaquia bajo el pretexto de problemas familiares. Su hermano se prestó a colaborar. Por orden de la Policía escribió una carta desgarradora, que ponía que su madre se hallaba en el lecho de muerte y quería ver a su hija”.

Adina Mandlová volvió, pero pronto descubrió las intenciones de la Policía Secreta Comunista. Más tarde se trasladó con su esposo a la isla de Malta. A Checoslovaquia volvió en 1991 para pasar aquí el fin de su vida. El mismo año falleció en el Sanatorio de Dobříš.