La cristalería de Harrachov, la más antigua de Chequia
La región de Liberec destaca por su industria vidriera conocida en todo el mundo. La cristalería más antigua del país se encuentra en la ciudad de Harrachov. Radio Praga Internacional les invita a conocer su larga historia.
El funcionamiento de la cristalería de Harrachov, fundada en 1712, no ha sido interrumpido en más de 300 años, a pesar de amenazas como las guerras napoleónicas y la Primera o la Segunda Guerra Mundial. El primer propietario, Elias Müller, cedió en 1756 la administración de la planta a la familia noble de los Harrach, que la gestionó hasta la Segunda Guerra Mundial. Durante la contienda, los propietarios se vieron obligados a vender la cristalería al ciudadano alemán Rudolf Endler, lo que dio una interesante historia, explicó para Radio Praga Internacional el propietario de la cristalería, Petr Novosad.
“La prueba de que fue una venta forzada es que los Harrach escondieron las piezas más valiosas de su sala de exhibición en los muros de una habitación oculta detrás de esa sala. Sabían que no lograrían llevárselas y esperaban que tal vez pudieran volver después de la guerra. Desgraciadamente, al término de la guerra, la fábrica fue nacionalizada y pasó a formar parte de la empresa nacional Crystalex. La colección escondida fue descubierta por los comunistas en la década de los 70, cuando reconstruyeron la sala de exhibición. Se les ocurrió que probablemente había algo detrás de ese muro y encontraron un tesoro de cristal”.
Dicho tesoro actualmente forma parte de la exhibición del Museo de Cristal situado en la cristalería, que contiene más de 5000 objetos expuestos, la mayoría de ellos procedente precisamente de la sala escondida, además de otros prestados por diferentes museos.
Recuperando la gloria
Durante la época comunista, todos los productos se vendían bajo la marca de la empresa Crystalex y estaba prohibido mencionar el nombre de Harrachov en los productos. De acuerdo con Novosad, la cristalería y sus productos fueron cayendo paulatinamente en el olvido. La situación mejoró tras la Revolución de Tercipelo en 1989, que acabó con el régimen comunista, cuando el padre de Petr Novosad adquirió la cristalería.
“Desde entonces, intentamos recuperar la gloria perdida del cristal de Harrachov. Todos nuestros productos llevan la marca H con tres coronas y el año 1712, para que quede claro que el vidrio procede de nosotros. Cada año participamos en varias exposiciones internacionales. Este año ya hemos estado en la de Fráncfort y tenemos previstas otras en Italia y quizá incluso en Francia. Este año nos gustaría sin duda visitar el Prague Design Block en otoño, hemos creado un nuevo catálogo y nuevas colecciones específicamente para el mercado checo. La situación actual es que la inmensa mayoría de la producción se sigue haciendo por encargo desde el extranjero, sobre todo para marcas occidentales o de fama mundial, y cuando se hace por encargo, el producto suele llevar la etiqueta de la empresa que lo encarga”.
El equipo de trituración situado en el edificio más antiguo de la cristalería sigue siendo original y, de hecho, el sistema permanece igual desde su construcción en 1895. La mayoría de los productos destinados al extranjero se venden en EE.UU, donde se exporta la mitad de la producción. El segundo mercado más importante es el italiano, seguido del escandinavo, el francés y el alemán. La cristalería de Harrachov se especializa sobre todo en copas y vasos hechos a mano, por lo que se trata de productos de lujo. Novosad explica cómo reconocer las copas de producción en serie de las que están hechas a mano.
“Puedes distinguir lo hecho a mano cuando el pie de la copa está decorado o curvado en espiral, que no es sólo recto o redondo. También podemos poner dentro de los pies de las copas hilos de diferentes colores o hacer espirales de aire en el interior. O quizá entre la taza y el pie hacemos diferentes elementos decorativos, diferentes paletas o rosetas. Por lo tanto, si hay algo así y no se ve alguna soldadura, puede estar seguro de que está hecho a mano, y un producto así hoy en día es simplemente unas diez veces más caro en comparación con la producción automatizada”.
De acuerdo con Novosad, en la República Checa quedan solamente alrededor de diez cristalerías que se dedican a la producción hecha a mano. La cristalería de Harrachov cuenta con 90 empleados, de los que 25 son vidrieros y el resto son empleados auxiliares. Durante su visita, Radio Praga Internacional tuvo la oportunidad de asistir a la producción de copas especiales encargadas por un cliente estadounidense que destacan por estar decoradas con un nido de avispas, es decir, una bola curvada envuelta en una lonja de oro puro.
Con el fin de reducir el número de trabajadores, la cristalería instaló como un teleférico que lleva los productos recién modelados al horno de enfriamiento, ya que recién fabricados tienen hasta 800°C. El consumo eléctrico de un solo horno equivale al consumo de cuatro casas familiares durante un año entero. El siguiente proceso consiste en partir el vidrio para que tenga forma de copa, y posteriormente hay que lijarlo con papel de lija. Durante el procedimiento, la copa pasa por las manos de hasta 12 personas.
En la planta de producción se nota bastante calor. Nos interesamos por cómo trascurre la producción en verano, cuando las temperaturas pueden sobrepasar los 30 °C.
“Sudo muchísimo, así que nos refrescamos, nos ponemos un trapo mojado en el cuello. No puedo hacer nada más. El trabajo lo requiere, y aunque se ventila, simplemente sudas. Es una especie de cura de adelgazamiento, así que me lo tomo por el lado positivo”.
Los visitantes de la cristalería pueden visitar la planta de producción y conocer el proceso, así como visitar el museo que narra la historia de esta importante industria checa.
La cristalería de Harrachov está asociada con una cervecera que produce su propia cerveza y un restaurante, ambos abiertos por el padre de Petr Novosad, para que los turistas disfruten también de otro de los grandes productos checos.
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