La artista checa que llevó a volar a Coldplay

Míla Fürstová, foto: Juan Pablo Bertazza

A los 18 años Míla Fürstová tomó la difícil decisión de dejar Chequia para perseguir su sueño de convertirse en artista. En Inglaterra, donde actualmente vive, no solo logró hacerlo con éxito sino que además se hizo famosa al realizar la portada de un conocido álbum de Coldplay.

Míla Fürstová | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International
Hubo un momento crucial, complicado. De esos que, según la capacidad de reacción de cada persona, pueden decidirlo todo.

Míla Fürstová tenía 18 años y recién había decidido mudarse a Inglaterra porque no había podido entrar en la Academia de Bellas Artes de Praga aunque sí fue admitida en el Royal College of Art de Londres. Ahí le preguntaron en qué le interesaría formarse y ella, sin reparar demasiado en la traducción, respondió que en las aguafuertes, algo que había hecho desde niña. Lo que no tuvo en cuenta es que esa es una técnica de grabado muy específica. Por eso, cuando empezó el semestre, la pusieron a trabajar con una gran cantidad de ácidos que ella no sabía cómo usar.

Sin embargo, luego de atravesar ese miedo inicial, logró que de esa especie de error surgiera su camino como artista.

“Estoy orgullosa de haber trabajado con esa vieja técnica, en un periodo en el que no estaba para nada de moda y de un modo que, espero, se sienta contemporáneo”.

Durante sus años de formación en Londres ella era, de hecho, la única en usar esa técnica que se remonta al siglo XV y se usaba al principio para decorar armaduras. Fürstová explica que lo que más le fascinó fueron sus infinitas posibilidades: realizar dibujos en una placa de metal le permitía luego imprimir en diferentes formatos y colores sin perder el original. Pero como el grabado tiene una larga tradición en Chequia eso le permitía, a su vez, mantenerse en contacto con su país natal.

El álbum Ghost Stories de Coldplay,  foto: Parlophone
“Creo que como artista una a veces evita las referencias antiguas por temor a transformarse en alguien que mira hacia atrás. Pero por ser de Bohemia, que es un lugar tan hermoso y único en esta vieja parte del mundo, siempre presté atención a todo lo que me rodeaba, y Praga es muy reconocible por su lenguaje artístico y su historia que hoy es parte de mi presente”.

Casi desde el primero momento que llegaron a Londres, junto a su marido fotógrafo, empezaron a explorar la capital inglesa que también se volvió un motivo recurrente en la obra de Fürstová. Otra vez los grabados le abrían muchas opciones: imprimir sobre vidrio, por ejemplo, le permitía mostrar la sensación que genera la famosa neblina londinense. Esos años de trabajo fueron decisivos en su carrera: algunas de sus obras pasaron a formar parte de la colección real de la Corona Británica y otras a integrar la del museo Victoria & Albert de Londres. Pero el momento de mayor éxito llegó, sin lugar a dudas, cuando le propusieron hacer la tapa del álbum Ghost Stories de Coldplay.

“Fue increíble, asombroso, sucedió cuando mi primer hijo tenía cinco meses. Yo sentía que no estaba lista para trabajar y, de golpe, mi agente me llamó con la asombrosa noticia de que Coldplay quería que hiciera la portada de su disco, fue maravilloso”.

“Fue increíble, asombroso, sucedió cuando mi primer hijo tenía cinco meses. Yo sentía que no estaba lista para trabajar y, de golpe, mi agente me llamó con la asombrosa noticia de que Coldplay quería que hiciera la portada de su disco, fue maravilloso. Quedé sorprendida de lo adorables que son y cómo interactuaron con mi arte. Nunca antes había trabajado por encargo”.

Fürstová explica que la colaboración les llevó en total un año y medio y que, además de la tapa del álbum, hizo también las portadas de los cuatro sencillos que lanzaron. Debido a la masividad de la banda el trabajo fue totalmente secreto y el comienzo no fue fácil: el cantante Chris Martin había pensado en una serie de focas nadando en el mar, una imagen muy fotográfica que remitía a los fantasmas del título pero se alejaba demasiado del proceso creativo de Fürstová.

Míla Fürstová y Coldplay
A Phil Harvey, el director creativo de la banda, se le ocurrió llenar los estudios de grabación con sus obras, poniéndolas incluso en el baño. Así los músicos tuvieron que convivir con su arte durante toda la grabación del disco. Hasta que Chris Martin le comunicó a Fürstová que le gustaban mucho las alas de su pintura Sueño azul, que ella había pensado como metáfora de que cada persona debe encontrar su propia forma de volar. Él le pidió que usara esas alas y Fürstová cuenta que justo a partir de ese momento se puso a escuchar las canciones y tuvo lugar la magia de la creación.

“Coldplay me abrió nuevamente la puerta a República Checa. De muy joven había perdido mi confianza y pensaba que no era lo suficientemente talentosa para hacer arte en mi país y por eso lo hice en Inglaterra, donde tenía mi público y sentía que la gente apreciaba mi trabajo. Pero cuando las alas dieron la vuelta al mundo de golpe mi arte volvió a ser valorado por los checos, y eso fue por Coldplay y no por mí”.

Lo cierto es que, poco después, Fürstová diseñó para la conocida marca de agua mineral Mattoni la escultura de un águila de 25 metros en la autopista principal que une Praga con Viena. Por fin estaba volviendo al país del cual nunca se había terminado de ir, lo cual confirmaría luego con algunas exposiciones de su trabajo en Praga.

“Coldplay me abrió nuevamente la puerta a República Checa. De muy joven había perdido mi confianza y pensaba que no era lo suficientemente talentosa para hacer arte en mi país”.

En una de esas muestras se reencontró con Lin Kuncicka, una artista conceptual que terminaría realizando “Míla Fürstová. Todos mis ríos”, un libro que recopila lo mejor de su obra y acaba de publicarse. Kuncicka explica el mágico nacimiento de ese proyecto que tuvo lugar en 2015 en una galería de arte a la que fue invitada. Luego de disfrutar de las obras sin saber a quién pertenecían, se enteró de que la artista era Míla Fürstová, su compañera en el Colegio de Artes de Žižkov, a quien había conocido a los catorce años y, desde entonces, no había vuelto a ver.

“En el libro no hay tantas fotos en relación a toda su obra porque si no el libro tendría 2000 páginas. Quise poner en el libro lo que creo que Míla incorpora en su trabajo con un ritmo artístico y emotivo: este libro es sobre soñar, sobre el ir más allá de los límites, sobre una búsqueda en el universo”.

Foto: Juan Pablo Bertazza
La propia Fürstová agradece el excelente trabajo de Lin Kuncicka y su idea de hacer una selección con lo más representativo de su trabajo, lo cual confiesa que le habría resultado imposible hacer sola. Sin embargo, sí puede resumir en una frase lo que significa para ella este libro que fue presentado recientemente en la galería Miro, un lugar emblemático ya que funciona hace algunas décadas dentro de lo que era una iglesia cerca del castillo, en la que se casó nada menos que Alfons Mucha, el autor de La Epopeya Eslava.

“Aprendí las reglas y luego empecé a romperlas. Y creo que este libro es absolutamente sobre eso: no solo sobre las reglas del grabado sino sobre cómo romperlas”.

Y esa frase condensa, por supuesto, no solo este flamante libro que compendia lo mejor de su obra sino también la vocación de esta destacada artista checa que aprendió a volar no solo entre dos ciudades muy distintas como Londres y Praga, sino también en el tiempo, traduciendo al presente una técnica tan antigua.