Kotva y Máj: los templos del consumo socialista

Kotva, foto: página web oficial de Kotva

Los años setenta del siglo XX vinieron marcados en Checoslovaquia por la construcción de grandes centros comerciales, impulsada por el esfuerzo del régimen comunista de calmar el estado de ánimo de la población tras la ocupación soviética en 1968. En nuestra serie dedicada a la arquitectura de posguerra les presentaremos dos de los centros comerciales más emblemáticos de Praga.

Kotva,  foto: página web oficial de Kotva
En la “época de la normalización”, que tras una parcial liberalización política hizo regresar el estricto régimen comunista a las andadas, los políticos trataron de impulsar el consumismo de la mano con un aumento de la calidad de vida. Su finalidad era distraer la atención de los ciudadanos de asuntos políticos y ofrecerles algo nuevo, según explicó para iRozhlas el historiador Martin Franc.

“Era una alternativa al estilo de vida socialista. Después de la ocupación soviética, esta tendencia se mostraba algo peligrosa, ya que nunca antes había sido experimentada, y por otro lado se veía demasiado idealista. Tras las purgas políticas durante la normalización, la ideología socialista acabó definitivamente vacía. Ya que el régimen no podía dar a los ciudadanos la libertad, al menos les ofreció un giro hacia el reforzamiento del consumo“.

Kotva, el quinto centro comercial más grande de Europa

Kotva,  foto: página web oficial de Kotva
Pese a que la ideología socialista criticaba a la “sociedad consumista” occidental, sus representantes eran conscientes de que la economía checoslovaca necesitaba un aumento del consumo doméstico.

El abastecimiento del país se encontraba en aquel tiempo en buenas condiciones, así que nada impidió que en la primavera de 1975 abrieran en Praga sus puertas dos grandes centros comerciales: Kotva, situado en la Plaza de la República (Náměstí republiky), y Máj, ubicado en la Avenida Nacional (Národní Třída). Ambos “templos de consumo” se convirtieron en breve en una parada obligatoria de todo ciudadano y turista durante su visita a Praga.

El arquitecto Petr Klíma subrayó en entrevista para iRozhlas el inmenso valor y la calidad arquitectónica de ambas obras, que a su vez considera los máximos representantes de la arquitectura de los años setenta en el territorio checo.

“Respecto a Kotva, su mayor valor consiste en su solución dimensional, es decir, la capacidad de los arquitectos de proyectar el volumen de 22.000 m² de su superficie comercial en una parcela tan pequeña, ubicada en el centro de Praga. Creo que este es su valor”.

Kotva,  foto: página web oficial de Kotva
Para dar lugar al nuevo centro comercial, en la Plaza de la República fueron derrumbados varios edificios del siglo XIX. Asimismo fue destruido un importante yacimiento arqueológico que nunca había sido investigado.

El atípico plano del centro comercial Kotva, proyectado por los arquitectos checos Věra y Vladimír Machonin, está inspirado en un panal de abejas. Consiste en varios edificios hexagonales interconectados y sus cinco plantas están comunicadas con diez escaleras mecánicas y varios ascensores.

Una de las marcas distintivas de los trabajos de los arquitectos Machonin son las espléndidas vistas que se ofrecen desde sus edificios. Desde las terrazas de Kotva, que albergan varios restaurantes, es posible disfrutar de un espectacular panorama a la Ciudad Vieja y el Castillo de Praga, entre otras joyas arquitectónicas.

Kotva,  foto: Archivo de Radio Praga
Los medios de comunicación de la época calificaron Kotva como el centro comercial más grande de Checoslovaquia y el quinto del Viejo Continente. Sus 2.000 empleados atendían a diario a cerca de 70.000 visitantes y su apertura hizo quebrar a más de 250 tiendas situadas a sus alrededores.

Paradójicamente, los arquitectos Machonin no pudieron asistir a la apertura de una de sus obras más conocidas. El régimen se lo impidió a causa de que se habían negado a firmar una declaración pública que aprobaba la entrada de las Tropas Soviéticas en Checoslovaquia en 1968.

En 2007, el Ministerio de Cultura de la República Checa recibió la solicitud de que Kotva fuera declarado monumento nacional protegido con el fin de impedir su demolición, ya que el edificio se encuentra en una atractiva parcela en pleno centro de Praga que aparece en el punto de mira de varios inversionistas. La petición de proteger el edificio aún no ha sido atendida por las autoridades. Actualmente, la estrategia comercial de Kotva se enfoca cada vez más en la clientela acomodada, incluyendo en su surtido productos de marcas de alta calidad. En los próximos años, los propietarios de Kotva planean invertir en las reformas del edificio más de 7 millones de euros.

Máj: un contenedor lleno de mercancía

Máj,  foto: ČT24
El centro comercial Máj creció en las ruinas de un palacio neogótico entre la calle Spálená y la Avenida Nacional el mismo año que Kotva.

El edificio fue proyectado por los arquitectos del atelier SIAL, de la ciudad de Liberec, fundado por el arquitecto checo Karel Hubáček, autor de la famosa torre de Ještěd.

El edificio está formado por un enorme esqueleto de hormigón armado con galerías y fachadas de cristal, y refleja varias tendencias arquitectónicas que en aquellos tiempos eran casi desconocidas en el territorio checoslovaco, según afirma Petr Klíma.

“Su forma fue concebida como un contenedor que refleja los elementos del estilo arquitectónico de high-tech y del funcionalismo de la época de entreguerras. La fachada de Máj que mira hacia Národní třída se puede considerar como una primera muestra del neofuncionalismo”.

Máj fue uno de los primeros centros comerciales con un sistema de cámaras de seguridad y con otras novedades tecnológicas.

Así informó sobre la apertura de este “templo del consumo socialista” el reportero de la Radiodifusión Checoslovaca Václav Klement.

Máj,  foto: Alina Altuchova
“Este moderno edificio fue construido en el transcurso de 22 meses. En sus cuatro plantas se ofrecen productos que van desde alimentos, objetos de uso diario, vestimenta y otros. Su última planta alberga un restaurante. Cuenta con trece ascensores y nueve escaleras mecánicas. Los clientes serán atendidos por más de 900 empleados”.

En 2006, el historiador de la arquitectura Rostislav Švácha propuso que Máj fuera declarado el monumento nacional protegido con el fin de impedir al propietario del edificio su demolición.

A pesar de las protestas por parte de varios ciudadanos, que tacharon el edificio de feo y mal gusto, la petición fue atendida y Máj se sumó el mismo año a los más de 40.000 edificios protegidos por el Estado.

La construcción de Máj y Kotva impulsó el crecimiento de grandes centros comerciales a lo largo de Checoslovaquia con el fin de mostrar al mundo que era un lugar con alta calidad de vida.