Kladruber, el caballo favorito de la reina de Dinamarca

El caballo kladruber

La Caballeriza de Kladruby fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2019. Sin embargo, la reina de Dinamarca es admiradora del caballo kladruber desde hace unos 30 años.

La República Checa tiene 16 monumentos inscritos en la Lista de la Unesco. Uno de ellos es la Caballeriza Nacional de Kladruby, probablemente la más antigua del mundo, que se dedica a la crianza de la única raza de caballos de carruaje ceremonial preservada hasta la actualidad.

El caballo kladruber | Foto: Národní hřebčín Kladruby nad Labem

Desde el año 1994, la caballeriza de Kladruby suministra caballos a los establos reales de Copenhague. Este año, con motivo del 50 aniversario de su coronación, la reina Margarita II adquirió su trigésimo segundo caballo y concedió al director de la Caballeriza Nacional de Kladruby, Jiří Machek, la Orden de Dannebrog, una orden de caballería danesa. El director Machek conversó sobre el galardón con la Radio Checa.

“Es una maravilla y un honor obtener la Orden de Dannebrog, concedida por la reina de Dinamarca. Pero, por supuesto, la Orden no me fue concedida a mí, sino a toda la Caballeriza Nacional de Kladruby. La Orden no la entrega la reina personalmente, es una tarea del administrador del reino. Aun así, durante la entrega del caballo blanco Rudolf Raggier V-54 tuvimos la oportunidad de sentarnos y hablar unos cinco minutos con la reina, y pude así agradecerle la Orden. Me dijo que le alegraba la cooperación a largo plazo entre los establos reales y la caballeriza de Kladruby”.

El caballo kladruber | Foto: Jan Pokorný,  Český rozhlas

El caballo kladruber empezó a criarse en el siglo XVI, durante el reinado del emperador Rodolfo II que dio a la Caballeriza de Kladruby el rango de caballeriza imperial. Se indica que la raza kladruber existe desde hace casi 450 años. A principios del siglo XX estuvo bajo amenaza de extinción ya que tras el surgimiento de la Primera República Checoslovaca los nuevos gobernantes querían deshacerse de todos los símbolos de la antigua monarquía austro-húngara, incluido el kladruber, puesto que se mantuvo en posesión de la monarquía hasta 1918. Al final los círculos políticos decidieron mantener la variante blanca del caballo y terminar con la negra. Los caballos negros se vendieron a lo largo de los años 30.

No obstante, gracias al esfuerzo del hipólogo František Bílek, que se empeñó en regenerar el kladruber negro a principios de la Segunda Guerra Mundial, hoy existen las dos variantes. Actualmente, la raza del kladruber es bastante reducida y mundialmente hay unos 2000 ejemplares. Jiří Machek explicó a la Radio Checa, de qué manera intentan preservar la raza kladruber para las futuras generaciones.

“El criador principal de la raza es la Caballeriza Nacional de Kladruby, pero intentamos apoyar también a los criadores privados. Por ejemplo, suministramos caballos sementales y estos se encargan de la reproducción en otras caballerizas. En la Caballeriza Nacional nacen anualmente unos 80 potros, nosotros nos quedamos con unos 20 para la cría y el resto se vende”.

El caballo kladruber | Foto: Národní hřebčín Kladruby nad Labem

Además de su larga historia, el kladruber posee una serie de rasgos muy interesantes, el más llamativo es su color blanco nieve. Los potros cuando nacen son negros porque según indican los zoólogos, un caballo en la naturaleza no puede nacer blanco, ya que llamaría demasiado la atención y sería una presa fácil. El color blanco lo adquiere en la adultez, sobre los 7 años de edad, cuando está en condiciones de defenderse de las fieras o escapar.

El caballo kladruber | Foto: Národní hřebčín Kladruby nad Labem

El color blanco lo adquiere como parte de un proceso de pérdida de pigmento que se podría comparar con el encanecimiento de las personas. Otro rasgo peculiar es la forma arqueada de su cabeza, a la que se le suele llamar nariz romana, se trata de un signo de las razas originalmente medievales que casi ya no se puede observar en otras razas.

En movimiento, el kladruber levanta las patas delanteras más alto que otras razas de caballos, lo cual se relaciona con su anatomía. El omóplato del kladruber se posiciona en un ángulo más empinado y esto le permite levantar más las patas pectorales.

El kladruber llama la atención también por su gran tamaño y robustez, ya que fue criado originalmente como un galacarrossier, caballo de carruaje ceremonial, designado a las cortes. La nobleza utilizaba los kladruber blancos, igual que la reina de Dinamarca, mientras que los kladruber negros servían a la iglesia.

El caballo kladruber | Foto: Národní hřebčín Kladruby nad Labem

Además de estar en posesión de los monarcas hasta la actualidad, el kladruber también participa en las competiciones de yunta de caballos. El entrenamiento empieza cuando el caballo abandona la cuadra de potros, a sus tres años, y dura unos once meses. Los caballos entrenan tanto en la yunta como con un jinete. Después de los once meses, pasan unas pruebas para poder presentarse en las carreras de yunta de caballos.

El paisaje de Kladruby sobre el río Elba, la Caballeriza Nacional y el propio kladruber antiguo, fueron inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en julio de 2019. De acuerdo con el director Machek, nuestros antepasados desforestaron primero la zona, de ahí la palabra Kladruby, que significa “talar troncos” en checo, y luego se dieron cuenta de que la tierra arenisca no servía para los cultivos agrícolas, sin embargo, se podía aprovechar para la cría de caballos. Todo el paisaje, por lo tanto, está adaptado a la crianza hasta el momento.

El caballo kladruber | Foto: Jan Pokorný,  Český rozhlas

“El paisaje está diseñado de tal manera para que una persona lo observe desde lo alto, sentada en un carruaje o desde el lomo de un caballo, no desde el suelo. Es un paraíso, un paraíso para los caballos y es un mundo en el que se vive sobre todo para los caballos. Yo siempre digo que el tiempo aquí transcurre de otra manera, un poco más lento, pero en el sentido bueno de la expresión. Y el reloj hace tictac al ritmo de los caballos”.

La Caballeriza Nacional de Kladruby está abierta al público entre los meses de abril y octubre. Anualmente la visitan unas 85 000 personas.

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Autores: Martina Kutková , Jan Pokorný , Prokop Havel
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