Karlštejn: ¿Un castillo solo para hombres?
Uno de los castillos más visitados de la República Checa, Karlštejn, prohibía la entrada a las mujeres, según una leyenda. De este y más mitos, que rodean el monumento, tratará esta edición de 'Leyendas Checas' les daremos a conocer algunos de ellos.
Este mito se originó probablemente a causa de una nota del cronista Václav Hájek de Libočany, que en su crónica del siglo XVI escribió sobre el castillo de Karlík, que en aquel entonces servía de alojamiento para las esposas de los visitantes de Karlštejn.
El rey Carlos IV mandó construir Karlštejn en 1348 con el objetivo de convertirlo en el castillo más grande y más seguro de las Tierras Checas a fin de guardar en sus interiores las joyas de coronación, de un inmenso valor. Fue entonces, cuando nació la conjetura sobre la entrada prohibida a las féminas. Y, de hecho, es en parte verdadera, según explica el administrador de Karlštejn, Jaromír Kubů.“El depósito de las joyas de coronación convirtió la Capilla de la Santa Cruz en un lugar sagrado, por lo cual Carlos IV prohibió la presencia de mujeres en sus interiores. Tampoco podían entrar en la Gran Torre”.
Una burgrave maltratadora
El resto de las instalaciones del castillo era accesible a todo el género femenino. Sobre la presencia de las mujeres en Karlštejn testimonia también la historia de Kateřina Bechyñová, que se inscribió en la historia del castillo con letras negras.Bechyñová era la esposa del burgrave del castillo y abusaba de su cargo para saciar sus antojos sádicos. Maltrataba a los sirvientes y las que más sufrían eran las muchachas jóvenes. Las crónicas registran la historia de un criado que tras no cumplir con sus órdenes, acabó sin piedad dentro de un pozo. Sobre el cruel comportamiento de Bechyñová finalmente advirtió el cronista Václav Hájek de Libočany y la maltratadora fue condenada a muerte.
La leyenda sobre el flautista ciego
Otra leyenda cuenta sobre un flautista ciego que recorría con su fiel perro el mundo. Una vez le invitaron a tocar la flauta al castillo de Karlštejn, donde se celebraba una ceremonia en honor de un destacado aristócrata. El sirviente del conde era un traidor que planeó asesinarle con una copa de vino envenenado. El inconsciente aristócrata ofreció, no obstante, la copa al flautista ciego para agradecerle su arte musical. Antes de que el músico se tomara la copa, el perro subió a su regazo y se tomó el contenido de la copa. Aunque salvó la vida de su amo, éste falleció unas semanas después a causa de la añoranza por su fiel amigo.El castillo de Karlštejn es en la actualidad uno de los castillos más visitados de la República Checa. A parte de las visitas guiadas, ofrece a lo largo del año una serie de eventos culturales como conciertos, exposiciones y teatro.