Josef Seidel el fotógrafo de la frontera checo-alemana de principios del Siglo XX
En esta edición de nuestro espacio regular les invitamos a visitar un taller fotográfico muy especial. Se trata del Museo Seidel de la ciudad de Český Krumlov que nos ofrece un viaje por la zona fronteriza checo-alemana de principios del siglo XIX por medio de fotografías.
Antes de echar raíces en aquella ciudad viajó durante ocho años por Austria, Hungría y Transilvania. El oficio de fotógrafo, lo aprendió no obstante, en Rumania, y ganó experiencia en Viena. En la ciudad de Český Krumlov conoció a su futura esposa con la que tuvo tres hijos.
El guía del Museo, Petr Hudičák, narró cómo el fotógrafo Josef Seidel se entregó a su trabajo de forma excepcional.
“Josef Seidel nunca se jubiló, trabajó hasta que las fuerzas se lo permitieron. Los últimos años de su vida recibió tratamientos en algunos balnearios, pero siempre de tal manera que los clientes no lo notaran. En el último año de su vida viajó al extranjero acompañado como de costumbre de su cámara fotográfica”.Además de la entrega total a su trabajo, Seidel fue pionero en técnicas fotográficas y su estudio fue el más moderno de Bohemia del Sur, explicó Hudičák.
"Cabe destacar que en el estudio más moderno de la región no podía utilizar la electricidad, porque simplemente no había. En su cámara oscura disponía de un sistema de puertas que le permitía hacer entrar la luz natural y después volver a la oscuridad e iniciar el proceso químico. Después de fijar la copia número 30 sabía que tenía que terminar, porque ya no tendría luz de día”.
Un año después todo cambió. Gracias a la luz eléctrica pudo trabajar de manera más intensa y acondicionar mejor su cuarto oscuro y el estudio en general.Empezó a hacer copias de los negativos para su archivo, fotos panorámicas, así como la edición de catálogos de tarjetas postales. Su estudio ganó fama por la calidad de los retratos y fotos familiares.
Se dice que Josef Seidel fue el primer fotógrafo en salir de manera regular a buscar imágenes en esquíes, bicicleta, motocicleta y posteriormente en automóvil, explicó Hudičák.
“En más de una oportunidad viajó con una lona de fondo fotográfico que solía instalar en un portón o pared. La gente de las aldeas le pedía retratos. Los libros de contabilidad indican que en un día tomaba 15 fotos en lugar para trasladarse a otro donde tomaba, por ejemplo, 10 fotos más. Así fotografío también a diferentes unidades de soldados en los cuarteles”.Por aquella época la fotografía no era un asunto conocido por todos. Muchas veces se corría la voz de que llegaría un fotógrafo y los vecinos del pueblo o aldea le esperaban con curiosidad. El éxito de Josef Seidel pronto le exigió buscar mano de obra, apuntó Hudičák.
“En los años 30 ya tenía 12 empleados, algo totalmente inhabitual para la época, en el caso de un fotógrafo. El estudio Seidel se encontraba entre las 10 principales empresas que imprimían tarjetas postales. En un año lanzó al mercado 120 mil tarjetas. Todo parece indicar que además de buen profesional era una hábil hombre de negocios”.
Los visitantes podrán encontrar en el museo 140.000 encargos fotográficos, exposímetros, lentes, tablas de precios, cuadernos de notas y un sinfín de utensilios, y de seguro quedarán fascinados con el estudio que, gracias a su atmósfera particular, hace que las personas se sientan cómodas y relajadas.Josef Seidel falleció en 1935 y dejó una increíble herencia. Miles de placas fotográficas que ofrecen un testimonio mudo de la vida de las personas y el aspecto de las aldeas en la frontera checo-alemana.
Una fotografía muestra el momento en el que Seidel entrega el estudio a su hijo František.
En 1939 la Gestapo detuvo a František Seidel, pero después de 7 meses lo dejaron en libertad. En 1949 el gobierno comunista le confiscó las placas fotográficas con las que Josef Seidel editaba las tarjetas postales.
Tras una minuciosa reconstrucción del edificio, el museo fue abierto en 2008 y además de mostrar la obra de Seidel sirve como centro para el entendimiento entre checos, alemanes y austriacos de las zonas fronterizas. Prácticamente se puede visitar durante todo el año.