Josef Rakoncaj, alpinista que dos veces hizo cumbre en el K2

El alpinista checo, Josef Rakoncaj, asegura ser un hombre feliz. La felicidad para él es estar todos los días con su familia pues, según recalca, para una persona que varias veces estuvo a punto de morir lejos de los suyos, las cosas más corrientes parecen ser lo más hermoso de la vida.

Josef Rakoncaj es una de las pocas personas del mundo que sin ayuda de bombas de oxígeno ha conseguido subir dos veces a la cumbre del K2, la segunda montaña más alta de la Tierra con sus 8 mil 611 metros sobre el nivel del mar. El alpinista checo nueve veces hizo cumbre en los ochomiles. No obstante, la cima del monte Everest, la montaña más alta del mundo, Rakoncaj nunca llegó a alcanzarla.

El alpinista intentó ascender ese ochomil tres veces y una de esas veces estuvo a punto de vencer, encontrándose a unos doscientos metros bajo su cumbre. El mal tiempo y otros obstáculos se "...no son los alpinistas, sino las altas montañas las que deciden a quien dejarán entrar en su reino. Y en el caso del monte Everest, simplemente no me tocó figurar entre los elegidos". lo imposibilitaron. Pero, según comentara posteriormente Josef Rakoncaj, "...no son los alpinistas, sino las altas montañas las que deciden a quien dejarán entrar en su reino. Y en el caso del monte Everest, simplemente no me tocó figurar entre los elegidos".

Rakoncaj, quien es considerado uno de los mejores alpinistas checos de toda la historia, asegura hoy que su mayor victoria es haber sobrevivido tantos ascensos a ochomiles y no haber sufrido mayores daños a la salud.

Hoy en día, Josef Rakoncaj se dedica en forma recreativa al montañismo, mientras que guarda las altas montañas en su memoria como un hermoso recuerdo. Sin embargo, la realidad no siempre ha sido tan hermosa. En la montaña el alpinista perdió a muchos amigos, conoció lo que es el dolor, las heladas, el agotamiento y las avalanchas. Pero conoció también lo que es una verdadera amistad.

Josef Rakoncaj nació en 1951 en Bohemia Oriental. Sus primeros intentos de escalar un monte los hizo cuando tenía unos doce años de edad. Cuanto más le prohibían sus padres escalar montañas, más le atraían éstas a Josef. En 1977 logró subir por primera vez a la cima de una alta montaña del Himalaya, el monte Kalanka, de 6 mil 963 metros sobre el nivel del mar.

A partir de entonces, el Himalaya se ha convertido para Rakoncaj en un fuerte imán. El alpinista checo viajó a la alta montaña un sinnúmero de veces, como miembro de más de veinte expediciones. Le caracterizaban una gran resistencia y valentía, disponía de un buen equipo técnico, no le costaba aclimatarse y fue capaz de integrarse en cualquier expedición. Además, disponía de un instinto especial para presentir los peligros, lo cual más de una vez salvó su vida y la de sus colegas.

Monte Everest,  foto: Rdevany,  Creative Commons 3.0
El alpinista checo cuenta con frecuencia diversas aventuras del Himalaya y está orgulloso de ser parte de ellas. A la vez rechaza la costumbre más reciente de subir a las cimas con ayuda de bombas de oxígeno. "Desde mi punto de vista no tiene sentido subir a la cima de una alta montaña recurriendo a cualquier ayuda de ese tipo. Un verdadero alpinista nunca lo haría porque se privaría de esa embriaguez especial que se siente al llegar a uno de los puntos más altos de la Tierra".

Hoy en día, Josef Rakoncaj vive con su familia en la ciudad de Turnov, Bohemia Nororiental, donde tiene una pequeña empresa de fabricación y venta de equipos para alpinistas. Gracias a su experiencia personal con el alpinismo, Rakoncaj tiene éxito con su empresa.

Alrededor del 50 por ciento de su producción está destinada a la exportación, especialmente a países de la Unión Europea, Noruega y Estados Unidos. Josef Rakoncaj afirma que se decidió a crear una empresa para conservar cierta libertad a la que estaba acostumbrado tras escalar las altas montañas.

Pronto se convenció no obstante, de que al dirigir una empresa no se puede hablar de libertad, ya que uno está trabajando las 24 horas del día.Josef Rakoncaj no se queja, aunque reconoce que escalar un ochomil había sido más entretenido.