Josef Korenský, profesor de los viajeros
Josef Korenský dedicó toda su vida a las ciencias naturales, la educación y los viajes. No se fijó el objetivo de descubrir regiones desconocidas del mundo, pero fue un atento observador que de forma popular proporcionaba sus experiencias de los viajes a los demás. Su obra "viajera" es tan extensa que Korenský recibió el atributo de profesor de los viajeros.
En sus expediciones por el mundo Josef Korenský tomaba notas sobre la naturaleza, así como de monumentos arquitectónicos, visitaba museos, galerías, así como jardines zoológicos y botánicos, le gustaba conocer la vida económica y cultural y como maestro observaba el nivel de la educación en los países que visitaba.
Viajaba provisto de un itinerario fijo y preciso y de una lista de checos residentes en el extranjero que le prestaban apoyo y ayuda. La lista se la facilitó el mecenas de muchos viajeros checos, Vojta Náprstek.
Josef Korenský nació en 1847, año de nacimiento de otro significativo viajero checo, el explorador del continente africano, Emil Holub. Desde muy joven Korenský se interesaba por las ciencias naturales, especialmente por la paleontología. Coleccionaba fósiles y colaboraba con el profesor Antonín Fric, tío de otro viajero checo, Alberto Vojtech Fric.
Después de acabar sus estudios, Korenský empezó a trabajar de maestro en Radvanice, cerca de Pilsen. Tras una estancia en Litomysl, en 1874 obtuvo un puesto en una escuela de niñas en el barrio de Smíchov, en Praga, donde se quedó hasta pensionarse, desde el año 1891 ya en el cargo de director.
La exposición mundial de París en 1878 le ofreció la primera oportunidad de viajar al exterior. Visitó también Inglaterra y Alemania donde se familiarizó, entre otros, con los métodos de educación. Tras regresar a su patria organizó una serie de conferencias. Desde entonces casi cada año realizó algún viaje, contando con el apoyo de sus superiores. Primero descubrió Europa. En 1887 se dirigió a Rusia llegando hasta al lago Baikal.
La exposición mundial de Chicago, a la que le enviaron para que informara sobre el sistema educativo norteamericano, dio a Korenský un impulso para efectuar un viaje alrededor del mundo. Lo realizó junto con su amigo Karel Reznícek en los años 1893 y 1894.
En septiembre de 1900 Korenský se dirigió a Australia. Arribó a Perth para encontrarse con el aventurero checo, Josef Polák, que se desempeñó en Australia como jardinero, botánico, inspector de la construcción de la Gran Vía Austral y también excavador de oro. Sin embargo, Polák ya no vivía, así que Korenský continuó a la metrópoli de Australia del Sur, Adelaide, y luego a Melbourne.
Siguió Tasmania, Nueva Zelanda y algunas islas en el Pacífico. Luego Korenský regresó al continente australiano, que abandonó definitivamente en 1901 subiendo a un barco con rumbo a Java. Pasando por Singapur y Bangkok, arribó a Japón, desde donde se dirigió a Corea y Vladivostok, en Rusia.
Utilizando los servicios de la ruta férrea más larga del mundo, la Gran Vía Siberiana, viajó a Moscú y a finales de septiembre de 1901 arribó a Praga.
Los viajes de Josef Korenský fueron más bien de carácter turístico, pero contribuyeron de modo significativo a ampliar los conocimientos de los checos sobre el mundo más allá de las fronteras de su país. Korenský era un fructífero escritor. Sus libros de viaje suelen ser calificados como una geografía popular del mundo, en la cual buscaron instrucciones e inspiración muchos de los futuros viajeros.
Además, Korenský colaboraba con el Museo Nacional y el Museo etnográfico de Vojta Náprstek. Por su labor en el campo de la paleontología y la entomología fue nombrado en 1927 Doctor Honoris Causa de la Universidad Carolina de Praga.
Josef Korenský falleció el 8 de octubre de 1938 a la edad de 91 años.