Jiří Antonín Benda, ilustre representante del Clasicismo Temprano
En el espacio dedicado a la música clásica y el jazz checos les daremos a conocer en esta ocasión la vida y obra de Jiří Antonín Benda, compositor excepcional checo del siglo XVIII y uno de los más destacados representantes europeos del Clasicismo Temprano.
Jiří Antonín Benda nació en 1722 en la localidad de Benátky nad Jizerou, al norte de Praga. Al igual que sus ocho hermanos, heredó el talento musical de su madre que procedía de la conocida familia de músicos Brixi, así como de su padre, que junto a su profesión de tejedor tocaba muy bien violón, gaita y oboe.
La familia Benda era numerosa, pero disponía de pocos recursos financieros, por lo que vivía en condiciones modestas. Además, se vio enfrentada a una complicada situación socio-política. La nación checa, desproveída de su independencia política, experimentaba en el siglo XVIII una etapa muy difícil de su historia, caracterizada por permanentes disputas religiosas entre católicos y protestantes. La inquisición amenazaba con castigar a cualquier persona, en la que sólo intuía su alejamiento de la fe católica. En base a esa situación, a mediados del siglo XVIII se produjo una enorme ola de emigración de Bohemia y entre los emigrantes había una serie de excelentes músicos que más tarde llegaron a formar parte de diversas orquestas europeas. En ese período, Bohemia llegó a ser apodada ‘el conservatorio de Europa’.
La familia Benda también fue perseguida por ser de confesión luterana. Cuando la situación comenzó a tornarse realmente peligrosa, la familia prefirió trasladarse a Berlín en 1742. El soberano prusiano, Federico II liberó a todos los miembros de la familia Benda de la posición de vasallos, por al gran aprecio del que gozaba en su corte el hermano mayor de Jiří, el violinista, compositor y pedagogo musical, František Benda.
En Berlín reinaba en aquella época el racionalismo que, bajo la fuerte influencia de los pensamientos de Voltaire y Rousseau, promovía la tolerancia religiosa. El joven Jiří Antonín Benda se vio rodeado así de un ambiente cultural totalmente diferente al que conocía de Bohemia. No obstante, su tierra natal le había dado una excelente educación en música y experiencia musical que tenía de los tiempos en que junto a su padre tocaba el violín y otros instrumentos durante diversas festividades populares.
Jiří Antonín actuó durante ocho años como segundo violín en la banda de la corte prusiana y posteriormente, en 1750, llegó a ser director de la banda musical de la corte de Gotha, en Thüringen. Allí pasó casi 30 años y vivió también el mayor auge de sus actividades musicales. Se casó allí, tuvo familia y educó a sus hijos.
En el siglo XVIII llegaron a ser muy populares en toda Europa los conciertos interpretados por un solo instrumentista. Jiří Antonín Benda compuso como mínimo 11 conciertos para clavicémbalo, entre ellos el ‘Concierto para clavicémbalo y orquesta en Re Mayor’.
En los conciertos para violín de Jiří Antonín Benda se entrelazan la influencia de la música de las regiones del norte alemán con la típica musicalidad checa. Testimonio elocuente de ello es su ‘Concierto para violín y orquesta en Si bemol Mayor’.
Jiří Antonín Benda compuso 30 sinfonías, de las que 22 se han conservado hasta el presente. En las salas de concierto suele ser interpretada con mayor frecuencia su ‘Sinfonía en Si bemol Mayor’, que destaca por su carácter ampliamente melodioso, típico checo, y un toque dramático.
Después de haber pasado algún tiempo en Italia, para ampliar sus conocimientos de música y donde se había interesado especialmente por la ópera, Jiří Antonín Benda tuvo la posibilidad de presenciar en el escenario de Ghota la actuación de la excelente actriz Carolina Brandes. Su maestría artística impresionó y fascinó al músico de tal manera que decidió dedicarse a otro tipo de composición, a la composición escénica de melodramas. Ya antes Benda había pensado en esa eventualidad, bajo la influencia de J.J.Rousseau, quien fue el primero en experimentar con el melodrama, pero recién hasta Benda llegó a desarrollar exitosamente ese género.
Su sentido por las expresiones musicales, excelente conocimiento de la armonía en la música, su capacidad de la expresión dramática de un texto por medio de la música, así como su maestría en cambiar el ritmo, el texto y el dinamismo de la obra, todo ello llegó a entrelazarse en sus melodramas ‘Ariadna en Naxos’ y ‘Medea’. Estas composiciones profundamente expresivas están inscritas para siempre en la historia de la música.
Los melodramas ‘Ariadna en Naxos’ y ‘Medea’ se convirtieron en su época en una verdadera sensación. Eran presentados en un gran número de escenarios y las opiniones de los críticos frente a ellas eran tanto positivas como negativas. Una prueba elocuente del carácter extraordinario de esas obras fue una carta que escribió W.A.Mozart a su padre y en la que decía: “Con gran interés escuché las dos extraordinarias obras de Jiří Benda. Debo decir que realmente, nunca antes algo me había impresionado de la misma manera. Usted sabe que a Jiří Antonín Benda lo he preferido siempre entre los directores de orquesta protestantes. A ‘Medea’ y ‘Ariadna’ las quiero tanto que sus partituras las llevo siempre conmigo”.Además de los melodramas, Benda se interesaba seriamente por el ‘singspiel’, una pequeña obra de teatro o un tipo de ópera popular. Contiene partes cantadas y entre ellas diálogos hablados, mayormente de carácter cómico. El más conocido ‘singspiel’ de Benda y, en su época el más popular, fue ‘La feria del pueblo’.
Jiří Antonín Benda fue una persona muy original tanto en lo musical, como en lo personal. Fue un hombre muy culto y de amplios conocimientos socio-culturales, que eran admirables para su época. Pero su carácter demasiado pensativo y meditativo marcó y cambió su vida. De un día a otro Benda desistió de la creación musical y de su posición profesional y los últimos 16 años de su vida vivió en el campo en Thüringen. Con cierta excepción dejó también de componer. Una de esas ‘excepciones’, fue una cantata para soprano y orquesta titulada ‘El llanto de Benda’.
Durante el último período de su vida, Jiří Antonín Benda se dedicó a la filosofía, la literatura y, en especial, a descubrir la naturaleza. Decía: “Cada flor en los prados por pequeña que sea, me brinda ahora mayor alegría que toda música”. En ese período compuso algo verdaderamente inusual, una obra titula ‘Oda a la flojera’.
Y, hablando de Jiří Antonín Benda, cabe decir también que la dinastía Benda es considerada como ‘la más musical de Europa’, por el gran número de compositores e intérpretes que ha tenido. En este aspecto, los Benda les ganan incluso a los Bach.