Javier Moro: “Lo que más me sorprendió de la pandemia fue la sorpresa de la gente”.
A pesar de su intensa participación en la Feria del Libro de Praga y en la Noche de la Literatura, el escritor español Javier Moro se hizo tiempo para recorrer algunos puntos emblemáticos de la capital checa, ciudad que, si bien visita por primera vez, tuvo un rol destacado en su infancia.
Javier Moro es de esos autores a los que habría que leer con un mapa en mano: escribió sobre varios países del mundo y él reconoce que, entre todos esos destinos, se siente especialmente atraído por Asia y América Latina. De hecho, varios de sus libros transcurren en la India y El imperio eres tú, la novela sobre el emperador de Brasil Pedro I, obtuvo el Premio Planeta en el año 2011. Lo curioso es que nunca escribió sobre Praga, una de las ciudades más visitadas en sus textos por escritores de todo el mundo, como es el caso de Apollinaire, Philip Roth, Banville o Ripellino, entre tantos otros.
“No se me ha cruzado ninguna historia de aquí, pero, desde luego, es un mundo y, sobre todo, una ciudad preciosa. Es un tópico decir que Praga es una ciudad de ensueño, pero no por eso deja de ser cierto, es una maravilla descubrirla y es la primera vez que vengo aquí, nunca he estado antes”.
De todas formas, y a pesar de que la visita por primera vez, la infancia de Javier Moro estuvo ligada, en cierta forma, al entramado siempre fascinante de la capital checa, por lo que no sería raro que, en algún tiempo, Moro utilice también Praga como escenario de algún libro.
“Es un tópico decir que Praga es una ciudad de ensueño, pero no por eso deja de ser cierto”.
“He tenido un vínculo de amistad porque en el Liceo Francés de Madrid fui y seguimos siendo muy amigos de unas chicas cuyos padres habían sobrevivido al campo de Ravensbrück, judíos de Praga y de Brno, entonces toda mi infancia he oído hablar de esto: del cristal de Bohemia que tenían en casa, la nostalgia por aquella Praga que ya no existía porque ellos vivieron la Praga del comunismo, toda mi infancia he crecido con ellos y me acuerdo constantemente de esta familia ahora que estoy visitando la ciudad”.
A pesar de los múltiples compromisos entre presentaciones y conferencias, algo muy frecuente en este tipo de viajes, Javier Moro pudo hacerse tiempo para recorrer, con bastante detalle, la Ciudad Antigua de Praga y el Puente de Carlos, entre otros lugares emblemáticos.
“Encima, tenemos el apoyo de la Oficina de Turismo que nos ha puesto una guía estupenda que habla español maravillosamente bien y que nos ha llevado por todos los vericuetos de la Ciudad Antigua y he descubierto el pasaje Lucerna, un sitio donde bailan todavía, cosas que son como de otro mundo, de otra época, el cine más antiguo, la pastelería Myšák y luego esos pasadizos que te llevan a jardines interiores”.
Moro agrega a la lista de los sitios que más le gustaron el barrio judío, la calle París y lo que él llama el broche de oro: un concierto de órgano a sala llena que tuvo lugar en la Iglesia San Jacobo y disfrutó especialmente porque llevaba dos años sin poder ir al cine ni a ningún evento cultural. Pero, en su caso, no todas fueron malas noticias las que trajo la pandemia: de hecho, le dio una inesperada segunda vida a su novela A flor de piel, que estuvo presentando en la Noche de la Literatura, junto a su traductora Marie Jungmannová y la actriz Markéta Děrgelová, en un evento que también contó con el respaldo del Instituto Cervantes de Praga.
“En 2015 saqué este libro que habla de las primeras campañas de vacunación, de todo lo que ha sido la historia de la inmunología y la expedición de la vacuna y quién iba a pensar en 2015 que eso se iba a volver a poner de moda en el 2020, el libro ya había hecho su carrera, había funcionado bien, se había publicado aquí, en Francia y otros lugares y, claro, de repente al surgir la pandemia vuelve a ponerse el libro de moda y se han hecho cinco ediciones en España en este último año”.
A flor de piel cuenta la historia de un barco que zarpó del puerto de La Coruña el 30 de noviembre de 1803, con veintidós niños huérfanos que viajaban con el objetivo de trasladar al otro lado del mundo la recién descubierta vacuna de la viruela. Moro explica que, si bien fue un invento de los ingleses, a los miembros de esa expedición se les debe la aplicación exitosa de esa tecnología, una verdadera proeza que, al calor del Covid, no hace más que resignificarse.
“Y ha sido la casualidad increíble que al gran hospital de pandemias que se ha construido en Madrid al lado del aeropuerto, un hospital enorme, le han puesto el nombre de Isabel Zendal, protagonista de mi libro, la enfermera que en el único lugar que aparece mencionada es en mi libro”.
Luego, hablando con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Moro se enteraría de que, en efecto, tras leer su libro decidió ponerle al hospital el nombre de quien fue la primera enfermera hispana de la historia. Javier Moro aun lo cuenta sorprendido. No solo por el éxito de un libro que publicó hace ya bastantes años, sino también por esa especie de radar que, a veces, parece tener la literatura. En ese sentido, Javier Moro también celebra que el resurgimiento de su novela renueve el homenaje que, en su momento, él había querido rendir a esta curiosa expedición.
“Ahora ha sido el Covid, pero la primera gran campaña de vacunación que se hizo en el mundo, en la historia, fue la que hicieron cuando llevaron la vacuna de la viruela a América estos veintidós niños huérfanos: se tenía que llevar de brazo a brazo porque no había cadena de frío. Entonces a un médico se le ocurrió una idea tan disparatada como genial: eran niños huérfanos porque ningún padre en su sano juicio iba a permitir que sus hijos fuesen en velero al otro lado del Atlántico, en un viaje tal largo en aquel entonces”.
Moro explica que eran niños de un hospicio a quienes inyectaban con la vacuna para, luego de un tiempo, sacar de ahí el líquido vaccinífero con el objetivo de pasarlo a otro niño y así lograr que la vacuna llegase en óptimo estado a América. De esa forma, lograron crear un novedoso sistema de vacunación que también consistía en convencer a los religiosos, en el caso de que en determinados lugares no hubiera médicos, de llevar un libro de vacunación paralelo al libro de bautismo, de modo que cada niño al nacer fuera vacunado e inscripto en el libro de vacunación. Moro concluye que ese fue el principio del fin de la viruela, la única enfermedad erradicada por el hombre, algo de lo cual, en su opinión, no mucha gente parece acordarse.
“A mí lo que me sorprendió de la pandemia era lo sorprendida que estaba la gente, nos habíamos olvidado de que la humanidad ha sufrido pandemias toda la vida, las pandemias existen desde que existe la Historia; o sea, han encontrado marcas de viruela en momias de faraones y no solo la viruela, también la peste negra. Lo que pasa es que la novedad de esta es que es la primera pandemia simultánea, mundial”.
Javier Moro atribuye esa universalidad, entre otras cosas, al transporte aéreo, pero, en su opinión, esa es la única diferencia respecto a pandemias anteriores. Ni siquiera le parece una novedad que el Covid provenga de China, ya que, en su opinión, casi todas las enfermedades surgían en ese país para luego expandirse hacia el oeste: India, Oriente Medio, Europa y, luego, saltaban a América en un tiempo relativamente lento. Por último, también brinda cierta cuota de esperanza al asegurar que todas las pandemias han acabado luego de algunos años; aunque la gran duda, por supuesto, es cuándo
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