Jan Zajíc, la ’segunda antorcha humana’ contra el comunismo

Foto: ČTK / Michaela Říhová

Hace 50 años que en la Plaza Venceslao, en Praga, se autoinmoló el estudiante, Jan Zajíc, siguiendo el ejemplo de su antecesor, Jan Palach. Los dos querían activar con su acto a los checos a oponerse al comunismo y a la invasión soviética de agosto de 1968.

Foto: ČTK / Michaela Říhová

En varios actos recordatorios los ciudadanos rindieron homenaje en Praga este lunes al estudiante Jan Zajíc, quien a comienzos del año 1969 se autoinmoló para manifestar su desacuerdo con la pasividad del pueblo checo frente a la pérdida de la democracia y la libertad, y a la subordinación del régimen comunista de Checoslovaquia al dictado de Moscú.

Zajíc quien provenía del norte de Moravia y tenía 18 años, fue ‘la segunda antorcha humana’, ya que un mes antes se había quemado a lo bonzo por los mismos motivos, también en la Plaza Venceslao de Praga, el estudiante Jan Palach.

Petr Blažek,  foto: Martina Schneibergová
Jan Zajíc tenía todo bien preparado, efectuando su acto suicida el 25 de febrero de 1969, justamente el día del 21 aniversario del golpe comunista de 1948, según recordara el historiador Petr Blažek para la Televisión Checa.

”Jan Zajíc, al igual que Jan Palach, se había preparado para su acto suicida. Con antelación escribió un llamamiento que tituló ‘A los ciudadanos de la República Checoslovaca’, en el que describió los motivos de seguir el ejemplo de Jan Palach de autoinmolarse. En su viaje a Praga le acompañó desde Moravia su amigo Jan Nikl, quien más tarde le entregó el llamamiento de Zajíc a otro amigo, Oldřich Vít, estudiante de teología. Este llevó ese documento a la Unión de Estudiantes Universitarios, que lo distribuyó a las distintas escuelas. Gracias a los medios de información llegaron a conocerlo igualmente otros ciudadanos, y eso a pesar de la censura. Esta era bastante fuerte, pero la noticia sobre la muerte de Jan Zajíc se logró difundir”.

De la exposición 'Jan Zajíc',  foto: ČTK / Petr Sznapka
Jan Zajíc deseaba ser sepultado en Praga, al igual que Jan Palach. Sin embargo, el régimen comunista no lo permitió. Pero no logró impedir que al funeral de Jan Zajíc, efectuado el 3 de marzo de 1969 en la localidad morava de Vítkov, asistieran unas 10 000 personas.

Como habíamos dicho con anterioridad, Jan Zajíc se autoinmoló 21 años después de que los comunistas asumieran el poder en Checoslovaquia. En los archivos se guarda el discurso que pronunciara entonces ante sus seguidores de entre la ciudadanía el líder comunista y primer ministro, Klement Gottwald.

”Justamente ahora acabo de regresar del Castillo de Praga, donde fui recibido por el Presidente de la República. Les puedo decir que el señor presidente aceptó todas mis propuestas para la recomposición del Gobierno”.

El golpe comunista, llamado entonces Febrero Victorioso, significó el fin de la democracia en el país y el inicio de un régimen totalitario que se adhirió de inmediato al bloque soviético. El Febrero Victorioso era glorificado hasta 1989, cuando la Revolución de Terciopelo acabó con el régimen comunista y en Checoslovaquia fue reinstaurada la democracia.

La tumba de Jan Zajíc,  foto: ČTK / Petr Sznapka
No obstante, hace 71 años fueron muy pocos los que se atrevieron a protestar públicamente contra el golpe comunista. La única acción de protesta contra ese golpe fue una marcha estudiantil al Castillo de Praga. Unos 5000 estudiantes querían convencer al presidente Edvard Beneš de que no aceptara la dimisión de los ministros no comunistas y rechazara las propuestas de Klement Gottwald. Uno de los participantes en esa marcha, Vladimír Adámek, recordó tiempo después que la Policía intervino brutalmente contra ellos.

“Subíamos por la calle Neruda hacia el Castillo, pero allí ya nos esperaba todo un regimiento policial encabezado por un hombre con una chaqueta de cuero. Sin yo esperarlo recibí un golpe en la espalda. Pero lo peor fue cuando bajábamos de vuelta por la calle Neruda, todos decaídos y sin hablar, como unas gallinas bajo la lluvia. Simplemente no sabíamos qué decir de todo esto”.

En esos mismos momentos el líder comunista, Klement Gottwald, ya informaba en público que el presidente Edvard Beneš no tuvo ninguna objeción respecto a sus propuestas. El ‘Febrero Victorioso’ abrió el camino al comunismo en Checoslovaquia que se mantuvo en el país más de 40 años, con una sola intentona de cambios democráticos a mediados de los años 60 que acabó con la invasión de las tropas soviéticas en agosto de 1968.

Los empeños por oponerse al dictado de Moscú costaron la vida a numerosas personas, entre ellas a los estudiantes Jan Palach y Jan Zajíc. Los opositores eran perseguidos o encarcelados. Verdaderos cambios democráticos y la reinstauración de las libertades fundamentales comenzaron con la Revolución de Terciopelo de noviembre de 1989.