Jan Kapr, el compositor premiado y luego prohibido por el comunismo, recupera su lugar en la memoria
El documental Kapr Code, que explora la vida del aclamado, censurado y luego olvidado compositor checo Jan Kapr, recibió el Czech Joy award, el premio doméstico más importante del festival de cine internacional de documentales Ji.hlava.
Reconocimiento, censura y, finalmente, olvido. Así parecía haber concluido el paso de Jan Kapr por un mundo en el que los cambios políticos determinaban qué valía la pena recordar y qué era conveniente descartar.
El compositor checo supo hacerse un nombre como artista del comunismo, movimiento al que terminaría enfrentándose. Su conversión le valió una fuerte censura que lo acercaría peligrosamente al olvido de su pueblo. Para su suerte, a su rescate apareció el documental Kapr Code, que obtuvo el Czech Joy award 2022, galardón doméstico más importante del festival de cine internacional de documentales Ji.hlava.
Lucie Králová, directora del film, conversó con Radio Praga Internacional sobre el recorrido del artista checo.
“Jan Kapr fue un compositor checo fallecido en 1988 que fue borrado oficialmente de la memoria colectiva durante el comunismo.
Fue muy famoso por sus canciones de propaganda del régimen, pero que poco a poco fue cambiando a una posición completamente disidente y de vanguardia. Recibió uno de los más altos honores del bloque del Este en ese momento, el Premio Stalin, que devolvió en 1968 como reacción a la ocupación de Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética, un tema que ahora, lamentablemente, se ha vuelto bastante actual. Por este gesto fue oficialmente prohibido en ese entonces, por lo que se vio obligado a contrabandear sus producciones fuera del país. Llegó a hacerse considerablemente famoso en el extranjero, al mismo tiempo en que en Checoslovaquia comenzaba a caer en el olvido”.
Para realizar el documental, Králová pudo acceder a una importante colección de documentos personales del compositor. En gran medida, las cartas e imágenes obtenidas se volvieron accesibles gracias a la hija del artista.
“Existe un archivo privado de Kapr, que ahora se encuentra en la vivienda de su hija, Magdalena Vyoralová. Ella abrió para nosotros todas estas cajas con cartas personales, entre las que había cartas políticas dirigidas al presidente checoslovaco, y, principalmente, más de seis horas de imágenes fantásticas y muy divertidas grabadas en 8 milímetros. No se trata solo de películas caseras comunes, sino algo así como unos ensayos divertidos y escenificados en los que también el propio Jan Kapr es el actor principal, dirigido por sus amigos cercanos”.
A pesar de que la figura central del documental es Kapr y su propia historia, según Králová, el objetivo de la producción consiste en entender cómo funciona la memoria colectiva de un pueblo, lugar del que el artista estuvo cerca de quedar excluido.
“Jan Kapr es como un caso de estudio de un tema más amplio en la película, que es la memoria y el deseo de dejar un rastro para la eternidad. En cierto modo, la película también es una historia reveladora sobre Jan Kapr, una historia típica del siglo XX, de una profunda transformación a nivel personal, político y también artístico. Él pasó de ser un compositor de propaganda a un innovador muy interesante. Realizó obras experimentales, pero también es autor de 10 grandes sinfonías. A pesar de que el autor se haya olvidado, es interesante entender cómo reaccionar ante el descubrimiento de un archivo personal de estas características. Este es el verdadero tema de nuestra película”.
Sobre cómo surgió la idea de realizar el documental y, sobre todo, cómo logró dar con una figura tan sumergida en el olvido, la directora asegura que el proceso comenzó por una total casualidad.
“Fue toda una coincidencia, porque mi amiga Michala Vyoralová, que es una gran violinista y teórica de la música, es parte de la familia de Jan Kapr. Ella me habló de este archivo y lo primero que vi fueron en realidad tomas del metraje de 8 milímetros, el cual me pareció excelente y muy divertido: veía a Jan Kapr tirado en la hierba y comiendo dientes de león. Fue fascinante porque, ya sabes, una figura tan política, digamos, un animal político en los años 50, ¡y está comiendo dientes de león! Así surgió una dinámica creativa para mí, que me permitió crear esta película”.
La película hace uso de las partituras musicales de Kapr y busca revelar su vida y obra en el contexto del cambio histórico. La presencia de un coro que acompaña el desarrollo del film aporta un giro estilístico al género biográfico. La obra se considera un “documental operístico”, que la directora intenta definir como una creación propia, que combina música con interpretación de los documentos.
“Es nuestro invento. Creamos un libreto de acuerdo con la biografía de Jan Kapr, que extrajimos de los materiales de archivo, es decir, cartas, informes de la policía secreta y muchas cosas que eran realmente auténticas. Luego, con un gran coro de renombre internacional como es la Filarmónica de Brno, reconstruimos esta historia con 17 cantantes. Y el maestro de coro es el último alumno vivo de Jan Kapr, Petr Fiala”.
Rescatado del olvido por azar o por justicia, Kapr le debe a su obra y también a Králová un resurgimiento indefinido. Por el momento, su nombre ya ha vuelto a cosechar nuevos reconocimientos.