Investigan a una clínica ucraniana que entregaba bebés en Praga aprovechando vacíos legales
La Policía checa investigó bajo el nombre “Operación El Español” el caso de una clínica de Ucrania que llevaba a cabo embarazos subrogados a cambio de grandes sumas de dinero. Generalmente, los partos y la “entrega” de los bebés tenían lugar en Praga.
Vít Kubant, periodista de iRozhlas.cz investigó el caso que la Policía checa llamó Operación El Español, siguiendo de cerca a hombres que viajaban a República Checa desde distintas partes del mundo y abandonaban el país con un bebé. En entrevista con la Radio Checa, Kubant describió uno de esos casos, en concreto el de un hombre de China, a quien llama Dong para proteger su identidad.
“Él y su pareja decidieron tener una familia. Son una pareja homosexual que vive en China, pero mirando por internet se les apareció una clínica de Kharkiv. La clínica se ofreció a proporcionarles un óvulo, un vientre subrogado y todo lo que ello conlleva. La conducta le pareció profesional, y le aseguraron que todo era legal. Además, ya había pasado algún tiempo en Ucrania, así que le pareció una buena elección. El enfoque de la clínica empezó a cambiar una vez iniciado el proceso. Dong ya se había hecho el reconocimiento y la recogida de semen y había pagado bastante dinero. Así que aceptó un cambio de planes. Incluido que el nacimiento y el parto tendrían lugar en Praga”.
Kubant relata así el caso de un padre que consiguió adoptar un bebé a través de una clínica ucraniana, que se aprovechaba de los vacíos legales tanto de Ucrania como de República Checa para llevar a cabo una práctica de adopción de ética dudosa, que las autoridades checas investigaban precisamente bajo el nombre Operación El Español. Habitualmente, la clínica realizaba los primeros pasos del proceso en Ucrania, como la recogida del semen y la fertilización del óvulo, pero el parto y la entrega del bebé tenían lugar en Praga. Lo que para el periodista no queda del todo claro es si se trata de un caso de tráfico humano o no.
“La cuestión de si se trata de tráfico de menores o de trata de seres humanos es compleja. Legalmente, no podríamos llamarlo así. Pero si lo miramos desde una perspectiva ética, es al menos cuestionable. En la República Checa, un niño no puede convertirse en una mercancía. Nadie puede pagar por tener un hijo, que es lo que ocurrió en este caso. La recompensa para la clínica fue enorme. La clínica prometió que el niño estaría sano, que nacería, que sería entregado... Pero como digo, es problemático. La clínica se aprovechó de un vacío legal”.
Según las autoridades, los casos sucedieron entre 2017 y 2020, y los interesados llegaban de todas partes del mundo para recoger a los niños. Se registraron casos tanto de hombres solteros que querían un hijo, como de parejas homosexuales que no podían tenerlo, o parejas que eran mayores y tampoco conseguían concebir. Pero más allá del vacío legal y el aspecto ético, algunas personas, como fue el caso de Dong, tuvieron otro tipo de problemas.
“Dong debía recoger a su hijo justo cuando estalló la pandemia del Covid, así que no pudo venir y una niñera contratada por la clínica se hizo cargo del bebé. La clínica tenía una amplia red de compañeras de la comunidad ucraniana que prestaban servicios a las madres de alquiler, entre ellas había niñeras. El problema es que la clínica cobraba a Dong una gran cantidad de dinero. Dong se quejó en una entrevista que mantuvimos con él de que eran cantidades realmente elevadas. Estamos hablando de una suma de unos 4500 euros por un mes”.
Según el testimonio de Dong, la clínica se negó a desglosar los artículos en las facturas. Cuando Dong solicitó detalles sobre el destino del dinero y expresó su deseo de estar al tanto de los pagos, la clínica reaccionó de manera negativa. Empezó a amenazar con que dejaría de facilitarle información sobre el niño y que, si seguía quejándose, lo internarían en un centro de menores. Además, hubo un lapso de tiempo en el que Dong no tenía ninguna idea de dónde se encontraba su hijo biológico, afirmó en entrevista con la Radio Checa.
“Durante un total de 125 días, no tuve ni idea de lo que le pasaba al bebé. No sabía si estaba bien, nada, perdí completamente el contacto. No sabía con quién estaba, quién lo cuidaba en ese momento. En la clínica no me contestaban para nada. Y esos 125 días fueron los peores. No podía dormir durante todos esos días”.
En el caso concreto de Dong, consiguió finalmente recoger al niño y, después de convivir una época con él en Praga, se mudaron a China, donde el niño sigue creciendo actualmente. Pero no todos los casos tuvieron un final feliz. Aunque la Policía no ha confirmado que se haya producido ninguna actividad delictiva, el cuidado de los niños no siempre es ideal. En algunos casos quienes se encargaron de cuidarlos fueron niñeras, y al menos en un caso, fue la abuela quien acabó haciéndose cargo del cuidado del bebé, es decir, la madre del padre biológico porque éste no tenía tiempo. La Policía checa entregó el expediente a Ucrania, donde está en marcha un proceso penal. Cuatro personas de la clínica están siendo juzgadas por tráfico de personas y se enfrentan a una pena de 15 años o más. Actualmente, las autoridades checas afirman que no registran nuevos casos similares, pero la página web de la clínica sigue funcionando, e incluye una sección de preguntas y respuestas, en la que la clínica hace referencia, precisamente, a la Operación El Español.