Incierto el futuro de la Democracia cristiana en el Gobierno de coalición

Andrej Babiš y Bohuslav Sobotka, foto: ČTK

El Partido Socialdemócrata, ganó las elecciones parlamentarias anticipadas, pero le faltaron votos para gobernar en solitario. El movimiento ANO del multimillonario Andrej Babiš se perfila como su mayor aliado, pero todavía necesitan pulir asperezas para aprobar un programa conjunto de Gobierno.

Andrej Babiš y Bohuslav Sobotka,  foto: ČTK
Las elecciones parlamentarias anticipadas cambiaron la correlación de fuerzas en el escenario político checo después de ocho años de gobiernos de coalición en manos del conservador Partido Cívico Democrático.

La Socialdemocracia trata ahora de formar Gobierno apuntalado por un movimiento completamente nuevo e inexperto, fundado y dirigido por el multimillonario Andrej Babiš y la ‘resucitada’ Democracia cristiana, que había quedado fuera de las paredes del Parlamento.

Tras varias rondas de negociaciones, las dos primeras formaciones van logrando consenso en diferentes temas, como por ejemplo la urgencia de aprobar el presupuesto del Estado.

El tercer invitado a esta repartición de poder, es el democristiano Partido Popular, que por el momento ha quedado un tanto de lado, tal y como reconociera su líder Pavel Bělobrádek.

Pavel Bělobrádek,  foto: ČT
“Comprendemos que se trata de las formaciones más grandes y que necesitan pulir asperezas, pero no nos gusta que ellos lleguen a acuerdos sin nosotros”.

Consultado por la Televisión Checa (ČT) sobre el hecho de que semejante comportamiento pueda culminar con la separación de su partido de la alianza, Bělobrádek no lo descartó, pero indicó que todavía hay negociaciones pendientes.

“Dijimos a nuestros eventuales socios de coalición que lo óptimo es mantener negociaciones a tres bandas. Somos conscientes de que nadie es imprescindible, pero si queremos lograr un acuerdo es necesario que negociemos los tres”.

Pavel Bělobrádek  (a la derecha),  foto: ČTK
Entre los puntos de mayor tensión en las negociaciones destacan, sin duda, la política fiscal. Los socialdemócratas desean subir los impuestos, mientras que el movimiento ANO sostiene que es necesario perfeccionar la recaudación de los impuestos.

Otro asunto complicado lo representa el deseo de la Socialdemocracia de modificar la ley sobre la devolución de las propiedades a las iglesias, tema que no es del agrado de los democristianos y no en último lugar la repartición de los ministerios, un tema todavía abierto para todos.

La próxima semana continuará otra ronda de negociaciones y los democristianos esperan poder participar en los debates para conocer el nivel de acuerdo alcanzado por las dos formaciones mayores y su papel en la eventual coalición gubernamental.