Inaugurado Museo de la Cortina de Hierro en Rozvadov

Foto: ČTK

‘La Cortina de Hierro’ dividió geográfica e ideológicamente al mundo durante décadas. La derrota del comunismo en 1989 devolvió la libertad y la democracia a millones de personas en Europa del Este. En la localidad de Rozvadov, donde se encontraba el cruce fronterizo entre Checoslovaquia y Alemania abrió sus puertas un museo dedicado al mayor símbolo de la guerra fría.

‘La Cortina de Hierro’
El término de ‘La Cortina de Hierro’ fue popularizado por Winston Churchill en 1946, cuando dijo que desde el Báltico al Adriático había caído sobre el continente una cortina de hierro.

Churchill se refería a la frontera que separaba a los llamados estados socialistas, encabezados por la Unión Soviética, y a los estados capitalistas, alineados con Estados Unidos. Los primeros bajo la dictadura del proletariado y los segundos libres y democráticos.

El Museo de la Cortina de Hierro en Rozvadov,  foto: ČTK
Por la localidad de Rozvadov, a unos 160 kilómetros de Praga, pasaba ‘La Cortina de Hierro’ ahí se encontraba la frontera entre Alemania y Checoslovaquia, entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. Y precisamente en ese emblemático lugar abrió sus puertas el fin de semana el Museo de la Cortina de Hierro, según informa Václav Vítovec responsable de la exposición.

“Por aquí pasó la historia, se trata del lugar que dividía a Europa, es un sitio con una atmósfera muy especial”, indicó Vítovec.

Václav Vítovec en el museo,  foto: ČTK
El museo se encuentra en el antiguo edificio administrativo del paso fronterizo, donde se encontraban aduaneros, policías de extranjería, soldados y agentes del Servicio de Inteligencia comunista.

La exposición ofrece a los visitantes una imagen de los métodos utilizados por el régimen comunista para controlar a la población, así como las medidas de seguridad que regían al otro de ‘La Cortina de Hierro’.



Milan Linhart,  foto: ČTK
Se cuenta con unas 800 fotografías, más de 500 objetos que van desde armas, uniformes, sistemas de escucha y hasta pedazos de la impenetrable red de alambres de púa que copiaban kilómetros de frontera.

El comisario de la muestra, Milan Linhart, recordó que el museo ofrece un testimonio de la vida al otro lado de ‘La Cortina de Hierro’ porque no se trató de una simple división física, sino que de ideologías, mentalidad y de mucha opresión.

Václav Vítovec,  foto: ČTK
El Museo de Rozvadov no dispone de las tenazas con las que los ministros de RR.EE. de Checoslovaquia, Jiří Dienstbier y de Alemania, Hans-Dietrich Genscher cortaron simbólicamente la alambrada en 1989, pero muestran el teléfono rojo, la línea directa, que comunicaba a Praga y Moscú, que dicho sea de paso es blanco.

El Museo de la Cortina de Hierro, en Rozvadov, está abierto al público de jueves a domingo.