Ida Kelarová, la cantante de “Sangre gitana”

Ida Kelarová con el coro Čhavorenge, foto: Petr Kadlec, Miret, z.s.

Ida Kelarová era una niña con un talento especial. Tenía oído absoluto, pero no quería convertirse en una virtuosa. “Amo la música clásica, pero me sentía atada por ella”, recuerda. Hoy día es una de las representantes checas más renombradas de la música gitana.

Ida Kelarová, que celebrará el 10 de febrero su 65 cumpleaños, es una cantante excelente. Organiza talleres internacionales, proyectos multiétnicos, el festival gitano Gypsy Celebration y en varios países ha fundado coros de canto que interpretan canciones gitanas. En 1999, fundó con su novio Desiderius Dužda el grupo Romano Rat (Sangre gitana) con el que da conciertos por todo el mundo.

Ida Kelarová,  foto: archivo personal de Ida Kelarová

Kelarová es de ascendencia moravo-eslovaca. Su madre, Ludmila, proviene de la región de Slovácko, mientras que su padre, Koloman Bitto, renombrado músico gitano, proviene de Eslovaquia del sur. Debido a su trabajo, la familia solía trasladarse a menudo.

Como recuerda Ida Kelarová, las mudanzas las organizaba su mamá, que era una mujer muy práctica. Fue ella quien enseñaba también a su padre las notas musicales para que pudiera tocar de manera profesional. Ida empezó a tocar el piano a los seis años de edad y a los nueve empezó a tocar el violoncelo. Más tarde estudió en el Conservatorio Janáček de Brno.

La familia no hablaba de sus raíces gitanas

Ida Kelarová sentía una libertad emocional en la familia de su padre. “Alguien comenzó a tocar una canción triste y mi tía Růža se puso a llorar. Pero no fue un llanto a toda voz, sino más bien silencioso. Poco después estaban llorando todos. Yo les miraba y me decía: ¡Qué hermosos son! No era ‘Oh, Dios mío, ¿por qué están llorando?’ Así suele pasar muchas veces en el mundo”. Los regresos al “mundo de los blancos”, lleno de deberes, eran difíciles para ella. Con su padre mantuvo una relación fuerte por medio de la música. Él le enseñaba tocar armonías gitanas.

Ida Kelarová,  foto: Adam Kebrt,  ČRo

Pero de sus raíces gitanas no se hablaba en su familia. “Prefirieron dejar de hablar gitano. Las nuevas generaciones ya no sabían el idioma. Pero mi abuela, a pesar de sufrir esclerosis, un día de repente empezó a hablar gitano. Mi tía me confirmó que éramos gitanos. Mi primo, que se interesaba por la historia, encontró en los archivos algunos documentos que ponían en evidencia que ocultábamos nuestra sangre gitana desde hacía mucho tiempo”, comentó en una ocasión Ida Kelarová, agregando que así se dio cuenta de lo que sucedía a un hombre con vergüenza de sí mismo que niega su identidad. Su padre se encerraba, se ponía enfermo a menudo y al final murió prematuramente.

Ella estaba soltera oficialmente, mientras que él estaba casado

Ida Kelarová se casó muy pronto. A los 18 años contrajo matrimonio con el músico Vlastimil Kelar, con el que tiene un hijo, Tomáš. Pero tras dos años se separaron. En los años 70 comenzó a actuar en el teatro Na Provázku de Brno. En 1982 vivió su auge profesional. Al estar de gira en Dinamarca en el Festival de los Locos conoció a su segundo marido, un inglés con el que se casó en Dinamarca y se fueron a vivir a Checoslovaquia.

Ida Kelarová con Desider Dužda,  foto: Petr Vidomus,  ČRo

“Entonces tenía un piso grande de tres dormitorios, lo que en Inglaterra se podía permitir poca gente, así que mi marido estaba entusiasmado por el estilo de vida que llevábamos aquí. Pero él no les gustó a los comunistas de aquí. Consideraban como una traición que me hubiera casado con él y sospechaban que era un espía. No querían dar su visto bueno a un matrimonio contraído en Dinamarca, mientras que los ingleses sí lo aceptaron. Así que estuvimos en una situación muy rara: yo seguía soltera, mientras que él estaba casado”, contaba la artista. La Policía Secreta los vigilaba, ella perdió el trabajo y, al final, la pareja decidió mudarse a Gales.

Después de que naciera su hija, se murió el padre de Kelarová. Eso significó una revolución en su obra. Por primera vez dio un concierto en solitario con canciones gitanas. Con su marido se trasladaron más tarde a Dinamarca. Su primer taller musical comenzó allí por coincidencia. Al llevar a su hija a la escuela vio a un grupo de hippies que le atraían. Así surgió un taller para 40 mujeres que terminó en un concierto. Aceptó una invitación de Noruega para cantar con gente de comunidades lejanas cerca del Polo Norte. En 1989 se enteró allí de que en Checoslovaquia había una revolución.

Ida Kelarová con el coro Čhavorenge y la Filarmónica Checa,  foto: Petr Kadlec,  Miret,  z.s.

Con su esposo terminaron por separarse e Ida Kelarová regresó en 1995 a Chequia. En la ciudad de Bystré fundó la Escuela internacional para la voz humana. Fue la primera en romper el tabú familiar sobre sus raíces gitanas. La familia se lo tomaba mal, su madre y hermanas no le hablaron por eso durante varios años.

Ida Kelarová se dedica también a ayudar a niños gitanos talentosos. Por la banda sonora de la película Una noticia sobre la peregrinación de los estudiantes Petr y Jakub fue nominada en 2001 al premio León Checo.

Autor: Roman Casado
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