Hay que aprender a responder por nuestros actos

La Revolución de Terciopelo de 1989

Con este nuevo espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

la Revolución de Terciopelo de 1989
Los jóvenes checos recuerdan el pasado para tratar de ser mejores en el futuro. Roman, es periodista, intérprete y músico, una mezcla que representaba todo "un peligro" para el régimen comunista. Fue protagonista de las manifestaciones durante la Revolución de Terciopelo de 1989 y ahora está satisfecho con la democracia, aunque no deja de ser crítico.

¿De qué manera le tocó vivir el cambio político en la Checoslovaquia de 1989?

"Asistí a las manifestaciones multitudinarias que tuvieron lugar en Praga, lo que ha sido algo inolvidable. Me acuerdo de la atmósfera tan optimista, cientos de miles de personas ansiosas de tirar al régimen comunista... Cuando los manifestantes se pusieron a corear y cantar, uno sentía hasta escalofríos. Es algo que no he podido vivir nunca después. Esa euforia duró aproximadamente una semana, después los acontecimientos, claro, seguían desarrollándose con menos entusiasmo y, naturalmente, con el tiempo, al enterarte de más detalles de la Revolución de Terciopelo, te das cuenta de que no todo fue tan idílico como te parecía en aquél entonces".

¿Ahora, la República Checa vive en democracia, desde su punto de vista de qué ventajas disponen los jóvenes comparándolo con la época comunista?

Vaclav Havel,  1989
"Bueno, lo que a mí me parece importante, es que hoy los jóvenes no tienen que resolver el dilema en cuanto a la entrada al Partido Comunista: o sea, en aquél entonces uno no podía desempañar algún oficio, por ejemplo, sin que fuera miembro del Partido. Por supuesto, habían muchos que decían: ¿Por qué no voy a entrar al Partido Comunista, aunque no me gusta, si se trata sólo de una formalidad? Y lo hacían muchos, porque después tenían todo mucho más fácil... Pero, esa actitud te deforma a hurtadillas. Es decir, en la actualidad los jóvenes no se ven obligados a hacer compromisos y pueden decidir sobre su futuro libremente. Otra cosa es que uno puede expresar su opinión libremente y no se ve obligado a vivir aquella esquizofrenia de que en la escuela y en el trabajo no puedes decir en voz alta, lo que hablas con tus amigos y con tu familia en casa, etc..."

¿Además de periodista, es usted intérprete y músico, lo que durante el régimen comunista representaba todo un peligro, fue difícil hacer música en el pasado?

"Bueno, los grupos que querían tocar música en aquél entonces tuvieron que pasar por exámenes ante un Comité que podía decir excluirt bajo cualquier pretexto: Ustedes no nos gustan, no hacen un arte digno de la sociedad socialista. El Comité no se vio obligado a explicarte nada, pero podía prohibir un grupo por considerar que sus letras tenían doble sentido o porque su música era poco optimista. En tal caso, uno podía dejar de tocar o presentarse ante el público ilegalmente, pero bajo el peligro de que te pudieran hasta encarcelar por ello".

1989
¿No hay país perfecto, ni sociedad sin problemas, la República Checa empezó su transformación hace 15 años, qué dificultades debe superar todavía ?

"Por ejemplo, creo que mucha gente no ha aprendido todavía a asumir la responsabilidad por sus actos y se esconden detrás de los demás. Claro, no debemos olvidar que los comunistas intentaron aquí, casi durante 40 años liquidar el pensamiento individual y crear un monolito colectivo... Ello se puede ver, sobre todo, en la política y en los cargos públicos. Creo que hay muchas personas que no saben dimitir a su cargo, aunque "las pillen con las manos en la masa", aunque les comprueben que mienten, se van a agarrar a toda costa de su 'puesto caliente'. Además, los jefes no saben asumir responsabilidad por sus subalternos: un ejemplo, el último escándalo de corrupción en el fútbol que se produjo recientemente en la República Checa. La policía acusa a siete personas, teniendo pruebas irrebatibles. Y los jefes del fútbol? Todos dicen, el caso es horrible, pero yo no tengo la culpa de que mis subalternos sean así, pues, ¿qué le voy a hacer? Creo que en los países de Europa Occidental los responsables de seguro renunciarían a sus cargos. En la República Checa cuando hay un escándalo, la mayoría se queda esperando que se calme la situación, hasta que se olvide el asunto".