Hana Zagorová: Una de las estrellas más brillantes del pop checo
Con centenares de canciones grabadas y millones de discos vendidos, Hana Zagorová figura entre las intérpretes checas más destacadas.
Zagarová, que celebró el 75 cumpleaños, triunfó nueve veces consecutivas en el concurso Ruiseñor de Oro, lo que la posiciona en el segundo lugar del palmarés histórico de la competición de intérpretes más populares a nivel nacional. Más estatuillas posee tan solo Lucie Bílá.
“Es absolutamente imprescindible que el cielo se ponga de azul celeste para que yo pueda estar feliz”, es uno de los versos típicos de las canciones interpretadas por la inconfundible voz de Hana Zagorová.
La cantante siempre sonriente actuó en los teatros Apollo y Semafor hasta que Karel Vágner creó una orquesta de acompañamiento para ella.
La cantante grabó a lo largo de su carrera numerosos duetos. La checa incluso colaboró con el italiano Drupi, que gozaba de gran popularidad en la Checoslovaquia de los años 70. En 1979, Zagorová y Drupi deleitaron a sus fans con el dueto titulado Encuentro.
Hana Zagorová llegó al auge de su popularidad a mediados de los años ochenta. El trío que formó con Stanislav Hložek y Petr Kotvald gozó de tanta popularidad que el grupo daba conciertos prácticamente a diario.
Era la época cuando la cantante triunfó repetidamente en el mencionado concurso Ruiseñor de Oro en el que los fans votan por los intérpretes más populares del país. La cantante ganó la categoría de la voz femenina más popular nueve veces consecutivas, entre los años 1977 y 1985.
La prohibición bajo el régimen comunista
La cantante vivió su época de auge en Checoslovaquia bajo el régimen comunista. Jamás había criticado la situación del país o el Gobierno, así que dejó perpleja a todos cuando en primavera de 1989 firmó el documento titulado Unas cuantas frases que pedía el respeto de los Derechos Humanos, la excarcelación de presos de conciencia y la libertad de expresión.
Tras firmar el documento la cantante tuvo prohibido actuar en público, aunque solo durante unos meses, ya que la sanción fue anulada por la Revolución de Terciopelo, el 17 de noviembre de 1989.
Los cambios democráticos en Checoslovaquia posibilitaron a Hana Zagorová a volver a los escenarios, sin embargo, la cantante se vio agotada y se mostró desmotivada. Además sufrió problemas en la vida personal, tras separarse de su marido, el bailarín Vlastimil Harapes y tras fracasar su intento de adoptar hijos.
En 1992, la felicidad volvió a la vida de Hana Zagorová. La cantante conoció al tenor de ópera Štefan Margita, con el que se casó y con el que sigue viviendo hasta la fecha.