Hace 90 años el emigrante checo Antonín Čermák se convirtió en alcalde de Chicago
La vida del valiente acalde que salvó a Roosevelt y no le tuvo miedo a Al Capone es la historia del sueño americano.
Solo unos pocos nativos checos se han comido el mundo como Anton Joseph Cermak (Antonín Josef Čermák en checo). De niño vivió en condiciones de pobreza en el distrito de Kladno, pero llegó a convertirse en uno de los políticos demócratas más importantes de EE.UU. A Norteamérica llegó con sus padres cuando tenía dos años. Trabajó con su padre de minero y se mudó a Chicago en el año 1890. Estableció su negocio de servicios y luego empezó con la especulación inmobiliaria. Pronto se convirtió en un activista del Partido Demócrata, luego en representante del estado Illinois y en abril de 1931 fue elegido alcalde de Chicago, que entonces era la segunda ciudad más grande de EE. UU. con más de 100 000 checoslovacos. En ese tiempo, Chicago era el centro de la delincuencia organizada, liderada por el famoso Al Capone. Čermák declaró la guerra a la mafia y consiguió poner tras las rejas a Al Capone.
El primer alcalde nacido fuera de EE. UU.
Se recuerda a Čermák por el atentado contra el recién elegido presidente Franklin Delano Roosevelt. Los dos estaban vinculados por una fuerte amistad, además de por sus convicciones políticas. Čermák estaba cerca de Roosevelt cuando sufrió el atentado. Giuseppe Zangara disparó con su revólver al lugar donde Roosevelt hacía un discurso en Miami.
Seis tiros y Čermák cae al suelo. “Me alegro de que haya sido yo, y no tú, Sr. Presidente” dijo Antonín Čermák. Hasta el día de hoy se especula sobre el atentado a Roosevelt. Una versión dice que Al Capone encargó el asesinato desde la cárcel como acto de venganza. Debido a su estilo político intransigente, el checo logró tener muchos enemigos, principalmente en el mundo del hampa. Por lo tanto, el hecho de que él mismo hubiera podido ser el objetivo del atentado, no sería sorprendente.
El estado de salud del político mejoraba y empeoraba, pero el 6 de marzo de 1933 murió en Miami a consecuencia del disparo en el pecho. Zangara fue sentenciado a 80 años por el intento de asesinato, pero tras fallecer Čermák fue sentenciado a muerte. El 20 de marzo de 1933 fue ejecutado en la silla eléctrica.
Čermák no olvidó su patria natal. Participó en el establecimiento de Checoslovaquia, que visitó en 1932. Siempre estuvo orgulloso de su origen, hablaba checo fluido y era miembro activo de Sokol y otras organizaciones nacionales checas.