Los greenfluencers Dolan, la pareja que recogió basura por toda Centroamérica
Limpiar la Tierra donde sea, educar y motivar a otros son los principios de Michaela y Jiří Dolan, matrimonio checo que soñó con vivir junto al mar y terminó creando una red internacional de entusiastas ecologistas. En entrevista con Radio Praga Internacional, la pareja reveló el comienzo de sus actividades en Barcelona, la experiencia de Centroamérica, así como sus planes para América del Sur.
Recogieron más de 7000 kilos de basura en 11 países del mundo con la ayuda de más de 700 voluntarios. Esta es la estadística actual del matrimonio de greenfluencers Michaela y Jiří Dolan, oriundos de la ciudad de Most, en el norte de Bohemia, empeñados en limpiar nuestro planeta. En sus mochilas se pueden encontrar siempre guantes y bolsas de tela porque, como dicen, “cada trozo de basura recogida cuenta”.
De España a Panamá
La historia comenzó con su mudanza a Barcelona en 2020, que se debió a la gran pasión por el mar y el surf que tiene la pareja. Recuerdan que su primera actividad de recoger basura la llevaron a cabo el 8 de junio, el Día Mundial de los Océanos, en una playa de Barcelona.
“Creo que todo empezó con la empresa 4Ocean, ellos fueron nuestra primera inspiración. Tomamos alguna bolsa de plástico desechable y unos guantes también desechables, fuimos a recoger basura y desde este momento no podemos parar prácticamente. Después, compramos bolsas reutilizables para no usar siempre una nueva bolsa de plástico y ya se quedaron con nosotros para siempre. Se convirtió en una afición. En Barcelona salíamos a recoger basura cada fin de semana porque en las playas de Barcelona hay mucha”.
Cuenta Michaela que, estando en España, a la pareja se le ocurrió emprender un viaje a México debido a su gran amor por la comida picante. Este viaje, al final, se prolongó durante unos 17 meses y abarcó todos los países de Centroamérica, desde México hasta Panamá.
“Países como Guatemala, Nicaragua, Honduras no se visitan tan frecuentemente, así que queríamos ir justo por esa razón. Para mostrar que no todo está mal allí, porque escuchamos: ‘Oh, Honduras, oh, El Salvador, es tan peligroso…’. Pero eso lo dijeron siempre. En Guatemala: ‘No vayan a El Salvador, es muy peligroso’. En El Salvador: ‘No vayan a Honduras, es muy peligroso’. ‘No vayan a Nicaragua, es muy peligroso’”.
Prosigue la pareja que en todo el camino no se encontraron con ningún problema y también lamenta la observación de que, siendo extranjeros a primera vista, sintieron más seguridad que los propios habitantes de los lugares visitados. Por supuesto, todo este tiempo los Dolan continuaron en su misión de limpiar la Tierra. ¿Y cuáles fueron las reacciones de los locales?
“Muchas bendiciones y mucha vergüenza. ‘Qué vergüenza que los extranjeros, que los gringos recojan nuestra…’ Siempre teníamos que decir que no somos gringos, que somos checos. Mucha gente sintió la vergüenza de que gente de otros países viniera a limpiar, pero también mucha gente lo agradecía, quería sumarse. Por eso también empezamos a hacer más limpiezas en grupo porque notamos que mucha gente quería ayudar, quería hacer algo y cambiar el statu quo que hay ahora en Centroamérica, o casi todo el mundo”.
“En la unidad hay fuerza. Solo unidos podemos cambiar algo”.
Michaela y Jiří se dieron cuenta de que los individuos querían contribuir a la mejora pero que el cambio del sistema tenía que venir “desde arriba”. Por eso, empezaron a colaborar con el gobierno de Honduras, planeando conferencias en las escuelas, por ejemplo, para mejorar la educación en las cuestiones de la protección del medio ambiente. No obstante, al mismo tiempo, chocaron con muchos problemas burocráticos y con el hecho de que para los gobiernos, la cuestión de la basura comparada con otros problemas no era la prioridad.
“Cuando visitamos alguna ciudad o pueblo, siempre queríamos hablar con las autoridades locales para no llegar, limpiar, recoger basura, quejarse de que está sucio y ya. Siempre quisimos hacer colaboraciones para promover la unidad, que es muy importante para nosotros. En la unidad hay fuerza. Solo unidos podemos cambiar algo. Queríamos demostrar que todos podíamos hacer algo, los gobiernos, las empresas y los ciudadanos en general”.
“Tenemos el feedback de que funciona, que hay gente que empezó a recoger basura, nos envían fotos con sus bolsas”.
Añade Michaela que siempre contactaron también algunas organizaciones locales enfocadas en la protección del medio ambiente para demostrar que no solo ellos, sino también otras personas hacían la labor de la limpieza. Al mismo tiempo, estas entidades podían hacerse más visibles por medio de las redes sociales del matrimonio que en su perfil MJ Aquaholics anotaba cada actividad e invitaba a la gente a participar.
“Tenemos el feedback de que funciona, que hay gente que empezó a recoger basura, nos envían fotos con sus bolsas. O dicen: ‘Gracias a este vídeo he empezado a usar menos pasta de dientes, menos plástico desechable’. Esto nos hace feliz siempre. Y también son las razones por las que continuamos haciéndolo. Queremos motivar a los demás”.
No obstante, el hecho de volverse unos greenfluencers traía consigo también experiencias algo negativas, prosigue Jiří.
“En Guatemala, por ejemplo, nos contactó un multimillonario, pero él quiere ser presidente de Guatemala. Parecía que solo nos quería para mejorar su imagen y era obvio, añadió algo sobre el medio ambiente a su perfil”.
A su vez, dice Jiří con sonrisa, “es muy difícil odiar a la gente que recoge basura” con lo cual explica que las redes sociales de MJ Aquaholics cuentan, por lo general, con comentarios positivos por parte de los seguidores.
EkoDolan
Volviendo a Chequia de su largo viaje, los proyectos del matrimonio Dolan no pararon, todo lo contrario. Como lo más importante de la protección del medio ambiente es la educación, según dicen, publicaron el libro Cada trozo cuenta: Guía hacia una vida sostenible, que, por supuesto, solo se consigue en forma electrónica. Además, fundaron una ONG que les permitirá crecer más y moverse con mayor facilidad por el mundo.
“Cuando estuvimos en Honduras esperando a los proyectos en los que podíamos ayudar, nos dijeron que si hubiéramos tenido una ONG, habría sido mucho más fácil, habríamos podido tener más financiación para poder hacer limpiezas más grandes. Hasta ahora pagamos todo de nuestros ahorros, las bolsas, los guantes que regalamos a los voluntarios, que fueron cientos... Eso sí, nos encanta pero si queremos pasarlo a otro nivel, necesitamos esta ONG. Tenemos muchos planes grandísimos”.
“Probablemente, este noviembre vamos a viajar a Colombia y vamos a continuar en nuestro proyecto en América del Sur, hasta Chile, ojalá”.
A Jiří le gustaría organizar un maratón de recoger basura y batir el récord de tiempo seguido de limpieza. Michaela querría juntar un grupo de personas, formarlas y contar con su ayuda para dar charlas en las escuelas y aumentar así su influencia. Otro proyecto es un juego de mesa sobre temas ecológicos o un proyecto de ceniceros en la calle que mostrarían, por ejemplo, dos equipos de fútbol locales para motivar a la gente a tirar la colilla “apoyando” su club favorito.
“Probablemente, este noviembre vamos a viajar a Colombia y vamos a continuar en nuestro proyecto en América del Sur, hasta Chile, ojalá. Nos gustaría visitar también Surinam, la Guayana Francesa, pero a estos países no se les visita tanto porque es difícil. Porque hay que atravesar Venezuela, que es un poco peligroso ahora, pero nos gustaría visitar Venezuela también, tenemos amigos allá en la Escuela de Reciclaje. A ver”.
¿Y qué es lo que puede hacer cada uno de nosotros? Sugiere Michaela que en los puestos de comida callejera en Centroamérica se podrían usar, por ejemplo, hojas de plátano en vez de platos de plástico. Ella misma siempre trae un plato y un vaso plegable y una botella propia para el agua, además de unas bolsas de tela para comprar fruta y verdura.
Según Jiří, el mayor problema de Europa son las colillas que muchas personas suelen tirar al suelo sin darse cuenta de que también es plástico y no una sustancia orgánica como muchas personas creen.
“Recoger basura, comer menos carne, evitar plástico desechable”, eso son los principios de los Dolan que añaden que no hace falta cumplir con todo lo dicho, que cada acto, por muy pequeño que sea, cuenta.