Gobierno checo quiere implantar el arresto domiciliario

Daniela Kovářová

Las cárceles checas están repletas. El Ministerio de Justicia busca remediar esta situación y propone introducir en el país el arresto domiciliario a partir de 2010. El proyecto supone que los condenados pagarían una cierta suma de dinero por poder cumplir su pena en casa.

En las cárceles checas hay unos 22.000 reclusos, número que supera en más de un diez por ciento la capacidad original de los centros de reclusión. La ministra de Justicia, Daniela Kovářová, quiere seguir el ejemplo de otros estados e introducir en el país el arresto domiciliario, a pesar de la escasez de recursos que afronta últimamente el sector.

Al principio, los condenados serían controlados periódicamente por los funcionarios del Ministerio. Una vez reunido el dinero suficiente, el sistema se modernizaría, según explica el portavoz del Ministerio de Justicia, Richard Klíčník.

“Esperamos poder modernizar el sistema a partir de 2011. El condenado estará obligado a llevar continuamente un grillete en la muñeca o en el tobillo para poder ser monitoreado electrónicamente”, indica Klíčník.

El arresto domiciliario se emplearía en situaciones singulares en las que el condenado no puede o no debe ingresar en prisión. Se trataría de personas que hayan cometido un delito menor o de mayores de edad y enfermos cuyo estado de salud requiere su permanencia en casa. Se estima que concerniría a unos mil condenados, aproximadamente.

El Ministerio prevé que de esta manera podría ahorrar unos 30 millones de euros anuales. Sin embargo, los gastos también serían considerables. Para poner en marcha el sistema electrónico, el Estado necesita más de siete millones de euros. La ministra Kovářová espera obtener la mayor parte de la suma de los fondos europeos.

El proyecto supone, además, que los condenados pagarían cerca de 40 euros mensuales por poder cumplir la pena en su domicilio. “Esperamos que consideren esta posibilidad como una ventaja y estén dispuestos a pagar por ella”, dijo la ministra.

El arresto domiciliario fue introducido por primera vez en Estados Unidos en los años 80 del siglo pasado. Actualmente se emplea, con distintas modificaciones, en muchos países europeos, entre ellos, Gran Bretaña, Suecia, Holanda, Alemania y España.