Geólogos checos no rechazan el uso de la vírgula

¿Se puede realizar la prospección del subsuelo con ayuda de una vírgula? A este interrogante trataremos de responder en el siguiente programa.

Un todoterreno cruza el desierto argelino. A bordo están tres hombres. Uno conduce, otro estudia el mapa, el tercero sostiene en la mano un objeto en forma de la letra L: es la vírgula utilizada por los hombres para la búsqueda del agua desde hace miles de años. Tan sólo el material ha cambiado - la ramita de sauce ha sido sustituida por acero.

Los hombres del todoterreno son especialistas checos que buscan fuentes de agua a petición del gobierno argelino. No confían sólo en la vírgula: todo lo que ella les indica lo verifican todavía por mediciones geofísicas. Pasados varios años, cuando Checoslovaquia ya no existe, los expedicionarios relatan sus éxitos diciendo que las labores de prospección en Argelia -en las que había sido utilizada también la vírgula- resultaron extraordinariamente exitosas, eclipsando los resultados obtenidos por los geólogos franceses.

Ante lo relatado por los geólogos checoslovacos es posible asumir tres posturas diferentes: primero, se puede rechazar totalmente el uso de la vírgula. Sin embargo, los detractores de la vírgula deben conformarse con el hecho de que muchos geólogos y geofísicos utilicen la vírgula en sus levantamientos de terreno. La segunda posibilidad es creer a pies juntillas en las maravillosas dotes de los catadores que manejan las vírgulas, péndulos o hilos en forma de la letra L. La tercera postura es la defendida por muchos geólogos y geofísicos que admiten la existencia del fenómeno de la vírgula, pero advirtiendo que no es recomendable confiar demasiado.

Parten del conocido hecho de que en las proximidades de las fracturas, cavidades subterráneas y otras irregularidades de la estructura geológica cambian algunas características físicas. Por ejemplo, baja la resistencia eléctrica, registrándose también eventuales perturbaciones de los campos magnético y gravitatorio, así como de la radiactividad natural de las rocas, y las personas sensibles pueden registrar dichos cambios.

"En los catadores influye la combinación de las anomalías de los campos conocidos o actúa sobre ellos un campo anómalo del que todavía no sabemos mucho," afirma el prof. Jaroslav Knez, geofísico de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Carolina de Praga.

"Entretanto, es errónea la creencia de que el catador registra la presencia del agua, en realidad reacciona a las zonas con rocas agrietadas. Y precisamente en tales zonas con fisuras se concentra el agua," señala el prof. Knez. El especialista enfatiza que la prospección con ayuda de la vírgula puede servir de complemento a las mediciones geofísicas, pero de ninguna manera puede sustituirlas.

Una de cada veinte personas, aproximadamente, tiene la capacidad de registrar anomalías geológicas. Sin embargo, la ciencia no sabe explicar satisfactoriamente el mecanismo de la percepción de dicha anomalía. El prof. Knez menciona el poco investigado campo electrostático que surge como resultado de la tensión eléctrica entre la ionosfera y la superficie de la Tierra. Dicho campo acelera las partículas con carga eléctrica – los iones- que se desplazan en el aire. No se puede descartar que los iones actúen sobre las personas sensibles.