Expertos invitan a aficionados checos a ayudarles a cultivar cactus

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Profesionales y aficionados del mundo de los cactus se reunieron en junio en Praga para debatir por primera vez en conjunto sobre la protección de las plantas cactáceas. Los invitados extranjeros de México, Brasil y EE.UU. coincidieron en que los amantes checos de los cactus tienen un gran potencial para la conservación de la belleza espinosa en la naturaleza, algo que debería aprovecharse.

José Manuel Sotomayor, de México, es doctor en medicina nuclear. Su hobby son los cactus, una afición que se remonta al año 1980, cuando fundó con otros interesados la Sociedad Nacarí. Nombre que en el idioma de los indígenas huicholes significa nopal.

Actualmente el doctor Sotomayor es uno de los miembros más activos del Grupo San Luis de la Sociedad Potosina de Cactología que se dedica a la protección de los cactus. En la República Checa estuvo por primera vez y el encuentro con los cultivadores y coleccionistas aficionados de los cactus resultó para él una experiencia muy grata, según nos reveló.

“Cuando vi el amor y el gusto con los que cultivan los cactus, y que los cultivan en forma increíble porque aquí es un clima muy diferente al de México y sus plantas están en perfectas condiciones, con muy buen crecimiento, cambié un poco algunos de mis sentimientos en relación a ciertas personas que van a mi país y se llevan plantas”.

José Manuel Sotomayor agregó que esta práctica nefasta tiene que cambiar. El Grupo San Luis hace el esfuerzo para que las plantas se reproduzcan en áreas de cultivo en el lugar donde se distribuyen. De esta manera se puede evitar la extracción de los cactus de su hábitat natural y además, las plantas mantienen su genética original. Sotomayor invitó a los aficionados checos a los cactus a llevar a cabo una investigación conjunta en México.

“Ellos nos ayudarán mucho porque nosotros tenemos muy poca gente que cultiva cactáceas. De hecho en mi país la mayor parte de personas ni siquiera saben que son los cactus y los desprecian, es peor todavía. En algunas zonas de México los nativos no saben que existen plantas raras, que son muy costosas, ni siquiera las han visto y están allí, allí viven. Nosotros les hemos mostrado a veces esto, pero el resultado también es un poquito malo, porque cuando ellos saben el precio y todo, entonces son ellos quienes se encargan de cortar las plantas. Por eso estamos haciendo estos programas de cultivo”.

José Manuel Sotomayor subrayó que la investigación en la República Checa está muy bien desarrollada.

“Y son muy disciplinados, algo que por allá hace un poco de falta”.

Su opinión fue compartida por Martin Terry, director del Instituto de Conservación del Cactus, de Texas, EE.UU.

“Hablando como botánico profesional yo puedo decir con toda confianza que en realidad hay mucha gente en el mundo de los aficionados sabe más que cualquiera acerca del manejo práctico de las plantas. Yo quiero que esa gente esté involucrada en todas las actividades de comercialización”.

El cultivo de cactus de un reducido número de semillas recolectadas en la naturaleza y la posterior comercialización de las plantas reproducidas de esta manera con el fin de destruir el mercado negro. Esta es una de las ideas propuestas por los aficionados checos que desean contribuir a la protección de los cactus. Según Martin Terry, sería posible, pero habría que elaborar un sistema de permisos para realizar estas actividades.

“Yo creo que sacar semillas del ambiente hace menos daño que sacar plantas adultas. Pero además yo pienso que un factor muy importante es que haya algún plan de permisos para que la gente calificada, educada, honrada, haga esos negocios de sembrar semillas, producir semillas para reintroducirlas luego en el ambiente”.

La propagación de los cultivos de cactus fue apoyada también por Marlon Machado, del Herbario de la Universidad Estatal de Feira de Santana, Brasil.

“Tiene que propagarse el cultivo de algunas especies porque en la naturaleza están muy amenazadas. Si no tenemos las plantas en cultivo, pueden desaparecer”.

Cecilia Elizondo, directora del Jardín Botánico de ECOSUR, en el estado mexicano de Quintana Roo, se sumó a sus colegas destacando los conocimientos de los cultivadores checos de los cactus.

“Ese es el gran potencial, y esa forma que han tenido de reproducir los cactus que hasta han ayudado en algunos casos a bajar la presión de la extracción de los cactus en el medio natural. Creo que eso es algo hacia lo que todos buscamos, proteger. No muchas personas están interesadas en proteger las plantas, nos preocupamos más por los animales y nos olvidamos de las plantas y la verdad es que sin las plantas ni los animales, ni nosotros mismos podríamos vivir”.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, CITES, prohíbe la exportación de los cactus, así como de sus semillas. Los expertos extranjeros han mostrado en Praga la voluntad de ayudar a los aficionados checos a legalizar sus actividades investigativas en el exterior. La postura de las autoridades checas al respecto es bastante reservada.

Foto:www.spiny-perspectives.eu