Eva Olmerová, la princesa maldita del jazz checo

Eva Olmerová

En esta ocasión nuestro espacio de jazz y música clásica se dedicará a la cantante de jazz, chansón, pop y gospel Eva Olmerová, de cuya muerte se cumplen este sábado 20 años y que ha sido a menudo calificada como la Bessie Smith checa.

Eva Olmerová
Eva Olmerová nació en 1931 en el seno de una familia burguesa de Praga, y como tal pronto recibió educación musical. De hecho, a los seis años ya iba a clases de piano. La familia resultó sin embargo ser una maldición para Olmerová, al mismo tiempo que un factor desencadenante de su carrera artística. Cuando tenía 14 años sus padres se divorciaron y a ella le tocó vivir con su padre y su nueva esposa, a la que rechazaba.

El ambiente tenso en lo que ella llamaba, su no-hogar, la convirtió en una joven rebelde y problemática. De hecho se casó a los 18 años solo para importunar a su padre. El matrimonio pronto fracasó, y la complicada situación familiar la siguió empujando hacia fuera, a buscar refugio en los amigos. Sus amistades fueron precisamente las que la introdujeron en los ambientes musicales. Pronto empezó a frecuentar locales de jazz y a probar suerte como cantante.

La vida nocturna, de tabaco, jazz y alcohol, en la que se vio inmersa Olmerová, vino acompañada de problemas con las autoridades del recientemente establecido régimen comunista. En parte por sus orígenes familiares (su abuelo había sido colaborador del ex presidente Edvard Beneš) y en parte por su tempestuoso carácter. En una ocasión abofeteó a un oficial de Policía, en otra provocó un accidente de automóvil. A lo largo de su vida pasó en prisión más de dos años. Su carrera musical llegó a un punto clave cuando en 1962 se fijó en Olmerová el compositor Karel Mareš, del prestigioso teatro Semafor. La cantante entró a formar parte de la compañía, alcanzando así fama nacional.

Su primer éxito fue ‘Eres como un largo puente’ (‘Jsi jako dlouhý most’), con letra de Rostislav Černý. Con esta canción Eva Olmerová ganó el concurso Buscamos Canción para un Día Normal.

La voz de Eva Olmerová ha sido descrita por el musicólogo Leo Jehne como “hermosa en el equilibrio de su interior y exterior, en sus colores, sonoridad y aire ligeramente decadente. Tenía una profundidad maravillosa, de la que salían desde tonos equilibrados hasta agudos de los que uno podría pensar que ni una voz de ese timbre podría dominar”.

Eva Olmerová
Las palabras de Jehne fueron confirmadas por su primer álbum, ‘Jazz Feeling’, de 1968, que suele ser considerado el mejor de su carrera. En el disco se incluyen seis canciones gospel de Mahalie Jackson, así como otros temas más cercanos al country, cosa que en su momento no gustó a los críticos. Olmerová lo explicó señalando que cada momento en la vida tiene su música y que “el sentimiento de alegría que tienes porque nadie se mete contigo, o porque hace sol, o porque nadas en el Moldava, o porque te estás tragando un filete empanado o una salchicha asada, no lo puedes expresar con gospel”.

Precisamente de ‘Jazz Feeling’ es el tema ‘Little Boat’.

Su segundo álbum, editado en 1974, se llamó ‘Eva Olmerová & the Traditional Jazz Studio’, y confirmó tanto las extraordinarias dotes de la cantante como sus límites personales. Según describe Leo Jehne, antes de comenzar cada sesión de grabación, Olmerová mandaba a alguien a por una botella de vino. Se bebía la mitad y entonces es cuando empezaba a cantar. En muchos casos, como suele ser habitual en el primer intento, había que corregir la entonación o el inglés. Eva Olmerová no tenía paciencia para eso y solía tener enfrentamientos muy duros con el director musical o con la filóloga inglesa que controlaba la pronunciación. Así hasta que se hacía evidente que no se podía continuar grabando.

En palabras de Jehne, “era muy triste observar como una cantante de su talla se hacía daño no solo a ella misma sino también a su carrera. Nadie se atrevía a enviarla al extranjero, a algún festival internacional o algo así, aunque surgiera la oportunidad. En el estudio, los momentos de sobriedad, en los que era capaz de grabar antes de caer borracha, eran cada vez más cortos”. De estas sesiones es ‘La Rosa de Té’ (‘Cajová růže’), original de Jaroslav Mottl.

Su falta de proyección internacional vino dada, además de por su complicado carácter, por lo estricto de la normalización comunista de los años 70. Tal como cuenta el músico y compositor Jiří Suchý, el régimen comunista se negaba a dejarla salir para cantar afuera. Menciona por ejemplo que, cuando Ella Fitzgerald vino a Praga, conoció a Olmerová en una jam y quedó tan impresionada que quiso continuar su gira por la Europa comunista con ella. La oportunidad se perdió por la negativa de las autoridades checoslovacas.

Los siguientes dos álbumes de Olmerová, ‘Viento Peleón’ (‘Vítr rváč’) de 1983 y ‘Toca También para Mí’ de 1980 (‘Zahraj i pro mne’) contaron con arreglos de Michael Kocáb, el líder de la banda de punk alternativo Pražský Výběr. Posteriormente, en 1987 saldría su disco ‘Gemelos’ (‘Dvojčata’). El último disco de Eva Olmerová, titulado ‘La Vela y la Sombra’ (‘Svíčka a stín’), lo grabó junto a la gran cantante checa de jazz Jana Koubková y al llamado padre del jazz eslovaco Peter Lipa.

De estos años finales es por ejemplo este ‘Un Ratito Libre de Domingo’ (‘Nedělní chvilka volna’), grabado en 1984 en el estudio de la Radiodifusión Checa.

Nos despedimos de ustedes con la canción Černá Kára, compuesta por Josef Kainar y grabada por Eva Olmerová en 1969.

Autor: Carlos Ferrer
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