Eslovacos en la República Checa: el hermano viene de visita

La división de Checoslovaquia en 1993 no rompió, ni mucho menos, las relaciones humanas entre checos y eslovacos. Los hermanos de más allá del Danubio siguen acudiendo a la República Checa para trabajar, estudiar o convivir con su familia, como en los viejos tiempos. Hoy en A toda marcha les hablaremos de la convivencia entre checos y eslovacos.

Los eslovacos son, después de los ucranianos, el grupo de extranjeros más numeroso de la República Checa. En 2008 había registrados unos 76.000, aunque la cifra puede ser mayor. Y es que los límites políticos no se corresponden en este caso con ninguna barrera mental. Los eslovacos siguen considerando el país vecino como un espacio natural para trabajar y estudiar.

Teniendo en cuenta que desde 1999 los eslovacos pueden acceder gratuitamente a las universidades checas, para Miloš, que se está doctorando en Física en Praga, venir aquí a estudiar era la opción más lógica.

“Praga tiene más renombre que las universidades eslovacas. Podía elegir entre ir a estudiar a Praga o a Bratislava, y como Praga es más grande y conocida pues elegí Praga. En mi facultad, por ejemplo, hay un 20 por ciento de eslovacos. En la cátedra donde estudio somos cinco eslovacos y los otros cinco son checos”.

Los eslovacos son seguramente los extranjeros mejor acogidos de la República Checa, sin embargo es en este tema, en los estudios universitarios, donde se crean ciertos recelos, al ser tratados en plano de igualdad con los checos. Nos lo cuenta Markéta, una checa que estudia medicina en Praga.

“Hay gente a la que le molesta, y quizás es un poco injusto. Es que en Eslovaquia se paga por la matrícula y cuando un checo quiere estudiar en Eslovaquia tiene que pagar, mientras que un eslovaco que estudia aquí no paga matrícula. Y otra cosa es que para recibir plaza en una residencia de estudiantes los eslovacos tienen preferencia sobre los checos, porque viven más lejos”, comentó Markéta.

Si los eslovacos se sienten en la República Checa como en casa es principalmente debido a la lengua. El checo y el eslovaco son muy parecidos y la gente que vivió durante los tiempos de Checoslovaquia está acostumbrada a oír la lengua de la otra nación en la radio o la televisión, por lo que la entiende sin problemas. Otro tema son las jóvenes generaciones, como reconoce Martin, economista eslovaco que trabaja en Praga.

“En la tienda, por ejemplo, si quiero preguntar algo y el vendedor es un chico joven es mejor empezar en checo. Pero después yo continúo en eslovaco. Yo creo que es importante empezar en checo para que no sea una gran sorpresa para los jóvenes”.

Las tierras checas y eslovacas han estado en contacto continuo durante siglos, y en esa convivencia es natural que se formen estereotipos unos sobre otros. Los eslovacos suelen pensar que sus vecinos, tradicionalmente más prósperos, son un poco altivos. Pero, ¿tienen prejuicios los checos sobre los eslovacos?

“Quizás creen que bebemos mucho, pero aquí en Praga los checos prefieren los eslovacos a la gente de Ucrania o de países de habla rusa, porque tienen buena experiencia con los eslovacos”.

Así pues, muchos eslovacos no solo estudian o trabajan en la República Checa, sino que forman un círculo de amigos checos y en bastantes ocasiones encuentran pareja del país, interactuando con los checos como lo podrían hacer en su propio país con eslovacos. Para un tercero, ambas naciones parecen ser la misma, cosa que desmiente Markéta.

“No diría que somos una misma nación, pero se puede sentir que hemos estado muy cerca unos de otros. Se puede ver que estuvimos en el mismo Estado, que tuvimos una cultura común”.

En el fondo los eslovacos vienen a la República Checa como un hermano visita a otro, con algunos pequeños roces pero con familiaridad.