Encuentran en Moravia una fragua celta del siglo III a. C.
Los trabajos arqueológicos en el trazado de la futura autopista D55 han dado con una fragua de grandes dimensiones usada en el siglo III a. C. El horno fue encontrado a 250 metros de un gran asentamiento por el que pasaron varias culturas a lo largo de 3500 años.
Los arqueólogos de la empresa Archaia descubrieron una antigua fragua celta casi completa entre las localidades de Bzenec y Moravský Písek, en el sur de Moravia. En el lugar, dentro de pocos años deberían pasar los vehículos a toda velocidad por la autopista D55, que enlazará las ciudades de Olomouc y Břeclav bordeando el sureste de la República Checa y pasando por localidades tan significativas desde el punto de vista histórico y arqueológico como Úherské Hradiště, donde a menudo se sitúa la supuesta capital del fugaz imperio de la Gran Moravia.
Los trabajos arqueológicos no han defraudado con el descubrimiento de esta fragua que describe el director de la investigación, Jan Vízner.
“En estos momentos sabemos que se trata de unas instalaciones de grandes dimensiones. Tenemos incluso partes enormes de la bóveda destruida del horno que creemos que cada una puede pesar unos cien kilos. Pero se trata de un descubrimiento importante y único no solo por sus dimensiones, sino por su significado dentro de su contexto”.
El contexto lo pone el asentamiento descubierto solo a 250 metros. Vízner contó que tienen pruebas de que funcionó de manera continuada desde aproximadamente el 2500 a. C. hasta los siglos X u XI de nuestra era.
La fragua estaba llena de escoria y grandes trozos de cerámica que han facilitado enormemente su datación. En la época del horno, el siglo III a. C., el poblado pertenecía a la llamada cultura de La Tène de la Edad del Hierro, predominantemente celta.
Además, otros restos óseos y metálicos, instrumentos, joyas y broches hallados tanto en las cercanías de Moravský Písek como de Bzenec, hacen pensar que existían allí dos grandes asentamientos separados solo por tres kilómetros. La gran cantidad de objetos metálicos hicieron pensar desde el principio a los investigadores que el lugar estaría ligado a una importante producción metalúrgica. Por ello, encontrar el propio horno en sí es todo un premio a su intuición.
Igual que en las ciudades actuales, explica Jan Vízner, la gente no quiere tener cerca de casa recintos industriales, por eso había que buscar la fragua separada del asentamiento en el que, como mínimo, explica el arqueólogo, tenían que vivir decenas de personas.
El descubrimiento de tantos vestigios y a apenas medio metro de la superficie, apuntan a que las tareas arqueológicas que acaban de comenzar en la zona pueden traer aún muchas más sorpresas y que se prolongarán más de lo esperado. Algo que, sin duda, podría afectar a la fecha prevista de inauguración de ese tramo de autopista, en un principio fijado para 2025.
Mientras, los especialistas seguirán desenterrando el horno. Si se confirma que la base está entera, intentarán extraerlo de una pieza en bloque junto con la tierra que lo rodea. Así podría ser transportado a otro lugar para ser restaurado y, probablemente, entrar a formar parte de la exposición de un museo.