En Liberec tienen una singular colección de gobelinos
El Museo de Bohemia del Norte, en Liberec, dispone de una amplia colección de gobelinos históricos, muy populares entre la aristocracia renacentista. El más antiguo data del siglo XVI.
Un grupo de aficionados decidió entonces reunir muestras de lo que se fabricaba en la región para conservarlo para las futuras generaciones. En menos de 25 años, lograron crear una amplia colección de artes aplicadas. Sin embargo, faltaba el lugar donde exponerlas. Ese fue el motivo principal para que naciera el museo de Liberec, según cuenta su vicedirector, Oldřich Palata.
“El edificio del museo fue construido entre los años 1897 y 1898, en tan sólo 18 meses, según el diseño del arquitecto austriaco Friedrich Ohmann. Su objetivo era claro: acoger todas esas colecciones que habían sido reunidas hasta la fecha”, indica Palata.
Productos de vidrio y tapices constituyeron las primeras colecciones del Museo. Pocos saben que el primer taller de gobelinos del país fue abierto en la localidad de Vratislavice, cerca de Liberec, advierte el vicedirector del museo.“Es un error bastante divulgado entre los historiadores considerar el taller de Valašské Meziříčí, en Moravia, como el más antiguo del país. Tenemos pruebas de que el primero fue abierto en Vratislavice. Formaba parte de una fábrica de alfombras muy famosa a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Muchos artistas conocidos realizaban sus diseños allí, entre ellos, Alfons Mucha”.
La base de la colección de gobelinos de Liberec fue sentada en 1884, cuando la condesa Matylda Clam-Gallas regaló al museo el primer tapiz. Era un gobelino histórico de Bruselas, muy valioso, pero en un estado de deterioro grave. Cuando fue sometido a restauración años más tarde, se descubrió que faltaba casi una tercera parte del tapiz.
Pero el más antiguo y quizás el más interesante es el gobelino titulado ‘Campaña Bélica’. Oldřich Palata aporta más detalles.“Este gobelino fue fabricado alrededor del año 1520. Tiene detalles renacentistas, pero su concepto es aún gótico. Formaba parte de un gran ciclo. Pero lo más curioso es que está compuesto de 18 piezas. Durante su restauración en el pasado, probablemente fueron sustituidas las partes más dañadas del gobelino con otras, de semejantes colores y motivos, pero que en realidad no tenían nada que ver”.
El vicedirector del museo de Liberec explica que era una práctica bastante divulgada. Los gobelinos se fabricaban en series. Cada taller utilizaba técnicas y colores diferentes, pero los motivos eran los mismos, por lo cual era posible hacer semejantes trucos.
Otro gobelino que tiene una historia interesante es ‘La Lucha de los Animales’, del renacimiento temprano. Es un tapiz en el que prevalece el color verde de la naturaleza y que representa a varios animales míticos.Cuando fue restaurado en 1911 en el taller de Vratislavice, el dueño de la fábrica se enamoró del gobelino y mandó fabricar una copia, que colgó en el salón de su nueva casa. Después de su muerte, la copia terminó en el museo de Liberec y posteriormente fue utilizada para restaurar el gobelino original.
Hablando de restauración, una técnica revolucionaria fue aplicada en la reforma del primer gobelino de la colección, regalo de la condesa Clam-Gallas. En aquel entonces se mantenías debates en los círculos artísticos sobre si restaurar las pinturas y otras obras de arte de manera que se note a primera vista cuáles son las partes nuevas o todo lo contrario, explica Oldřich Palata.
“Después de acalorados debates optamos por un método bastante progresivo en aquella época. El material utilizado en la restauración de la obra fue impregnado con una sustancia especial, que normalmente no se ve, pero iluminada con la luz ultravioleta fosforece. De esta manera cumplimos con el requisito de diferenciar las partes restauradas del original”.Además de gobelinos históricos, el museo de Liberec, expone tapices creados en las últimas décadas. Según el vicedirector del museo, permiten ver como ha evolucionado últimamente esta disciplina.
“Los gobelinos modernos, en su mayoría, han perdido el formato regular, suelen tener forma de un trapezoide o una elipse. Además, los materiales que se utilizan ahora son mucho más plásticos, como si se sobresalieran del cuadro. Algunos autores se inspiran en la poesía, otros en la naturaleza y algunos en la geometría, siempre creando obras modernas y auténticas”.
El Museo de Bohemia del Norte expone unos 20 gobelinos y guarda otros 70 en sus depósitos. La colección continúa creciendo, aunque a un ritmo muy lento. Y no sólo por cuestiones económicas: “Quedan sólo tres o cuatro artistas en el país que se dedican a fabricar gobelinos. Es una pena”, concluye triste Oldřich Palata.