En Liberec tienen el bonsái más antiguo de Europa

Jardín Botánico de Liberec, foto: Archivo del Jardín Botánico de Liberec

Existe sólo un lugar en el país donde en apenas dos hectáreas se pueden ver más de ocho mil especies diferentes de plantas, algunas de ellas, únicas a nivel europeo. Es el Jardín Botánico de Liberec, destino de nuestro viaje radiofónico.

Jardín Botánico de Liberec,  foto: Archivo del Jardín Botánico de Liberec
Los comienzos del Jardín Botánico de Liberec, Bohemia del Norte, son parecidos a los de otros jardines de su tipo. Un grupo de aficionados compró a fines del siglo XIX terrenos en la ciudad y los plantó con árboles y flores típicas de la región.

Durante mucho tiempo no era más que un parque municipal. Pero poco a poco iba ganando importancia hasta que se logró reunir el dinero suficiente para construir el primer invernadero, cuenta Miloslav Studnička, director desde hace más de 20 años del Jardín Botánico de Liberec.

“El primer invernadero se construyó en el periodo de entreguerras. Dominaban en él plantas subtropicales, muy populares entre la aristocracia de la época. Nosotros decidimos continuar esta tradición, porque consideramos importante mostrar algunas especies ya olvidadas. Así que, uno de nuestros pabellones es una reminiscencia de este primer invernadero”, afirma el botánico.

Director del Jardín Botánico,  Miloslav Studnička. Foto: Zdeňka Kuchyňová
La Segunda Guerra Mundial puso fin a todo tipo de actividades de ocio, incluida la botánica. Cuando terminó la guerra en 1945 quedaba poco del jardín y había que comenzar desde cero. Miloslav Studnička sostiene que los comienzos fueron difíciles.

“Faltaba material, faltaba mano de obra. El jardín fue construido prácticamente por voluntarios, sin cualificación alguna. Al mismo tiempo se iban ampliando las colecciones de plantas. Pero no era tan fácil como hoy en día, cuando el mundo está abierto para nosotros. Antes se podía viajar a Alemania del Este, como máximo”, recuerda el experto.

Foto: Zdeňka Kuchyňová
A pesar de todas estas dificultades y gracias al gran empeño del entonces director, Pavel Smrž, el jardín comenzó a prosperar y las colecciones se iban ampliando paulatinamente. Entre los años 1956 y 1980 fueron construidos 18 invernaderos, 11 de exposiciones y siete para el cultivo y la reproducción de las plantas.

En 1970, Smrž fue destituido por motivos políticos, lo que supuso una gran pérdida para el jardín. Durante los 20 años posteriores, cambió de directores varias veces y poco a poco se iba convirtiendo en ruinas.

Después de la Revolución de Terciopelo, en 1989, la Alcaldía de Liberec tuvo que tomar una decisión: o cerrar el jardín, que ya no cumplía con los criterios de seguridad, o invertir en su reforma. Escogió la segunda opción.

Jardín Botánico de Liberec,  foto: Archivo del Jardín Botánico de Liberec
Era cuando Miloslav Studnička asumió el cargo de director del jardín. Una vez que recibió del Ayuntamiento el dinero necesario, comenzó a imponer sus visiones sobre el futuro del instituto.

Estaba claro que si Liberec quería competir con otros jardínes botánicos de Europa, había que someterlo a una profunda reconstrucción. O, mejor dicho, construirlo de nuevo.

Studnička se dirigió al arquitecto Pavel Vaněček, bastante conocido en Liberec, pidiéndole que diseñara un jardín moderno, en plena armonía con la naturaleza, según recuerda.

“El arquitecto debió cumplir con una serie de criterios. Primero, tuvo que respetar el espacio bastante reducido del jardín. Segundo, diseñar los invernaderos de manera que se integraran al jardín, sin destacar demasiado. Tercero, tomar en consideración las exigencias de luz de las plantas. Y por último, era mi deseo que los pabellones fueran de formas orgánicas, que recordaran la estructura del tejido de las plantas”.

Microcycas Calocoma,  foto: Archivo del Jardín Botánico de Liberec
El Jardín Botánico de Liberec, tal como se presenta hoy en día, es el resultado del acuerdo logrado entre su director Miloslav Studnička, el arquitecto Pavel Vaněček y el jardinero Zdeněk Eichler.

Son nueve pabellones en forma de cúpulas de distintas dimensiones, que en su conjunto realmente recuerdan un tejido vegetal o una estructura cristálica. Se trata de una arquitectura única a nivel europeo, no sólo desde el punto de vista estético, sino también funcional, comenta Studnička.

“La estructura del jardín tiene una particularidad, de la que pocos se dan cuenta. Debido a que los pabellones están situados uno cerca del otro, se ahorra mucha energía. Era poco usual hace 20 años y lo sigue siendo hasta ahora”.

La peculiar arquitectura, desde luego, no es lo único que se puede ver en el Jardín Botánico de Liberec. En apenas dos hectáreas, se encuentran unas 8.500 especies de plantas, que viven en una perfecta simbiosis.

Foto: Archivo de ČRo7
Los visitantes pueden conocer la flora típica de Australia y África o admirar una vasta colección de orquídeas, así como de las plantas carnívoras, por ejemplo.

Pero eso no es todo. Liberec posee un par de verdaderas joyas botánicas, señala el director del jardín.

“De las plantas más valiosas cabe mencionar la Microcycas Calocoma, que sólo se puede encontrar en la parte occidental de Cuba y que está en peligro de extinción. Somos el único jardín botánico de Europa que posee esta planta. Después tenemos la popular Volemia Nobilis, árbol descubierto en 1994 en Australia y que es considerado como un fósil viviente. Otra planta muy especial es el Afrocarpus manii, que sólo se encuentra en la Isla de Santo Tomás, en el Mar Caribe, y que es una reliquia del antiguo continente de Gondwana”.

Foto: Zdeňka Kuchyňová
Entre otras perlas de Liberec cabe destacar su colección de camelias, que están entre las más antiguas del mundo. También exponen allí una planta exótica llamada Erythrina, proveniente de México, que tiene más de 200 años. Otro gran atractivo es el bonsái más antiguo de Europa, afirma Studnička.

“Tenemos pruebas de que fue importado a Europa hace unos 200 años. Puesto que fue un regalo para un aristócrata, es decir, algo muy valioso, opinamos que ya entonces podía tener 100 años”.

Mientras que antes las plantas se conseguían principalmente por intercambio con otros jardínes botánicos, hoy en día, se suelen comprar de las compañías que se dedican a su cultivo en laboratorio. En casos excepcionales, son traídas por los botánicos del jardín de sus expediciones al extranjero.

Jardín Botánico de Liberec,  foto: Archivo del Jardín Botánico de Liberec
Miloslav Studnička se niega a recibir cualquier planta de origen desconocido, aunque sea regalo. Fiel a la ética de su profesión, el botánico critica rotundamente a todos los que arranquen plantas en la naturaleza sin el debido conocimiento.

“Castigaría duramente a cada persona que arranque una planta protegida y la traiga acá. La obligaría a pagar los gastos de una expedición botánica que llevaría la planta a su lugar de origen e intentaría reimplantarla allí. Estoy seguro de que saldría mucho más caro que la multa que impone la ley”.

El Jardín Botánico de Liberec es una prueba de que no hace falta violar la ley para conseguir verdaderos tesoros botánicos. Y que ni el limitado espacio ni bajos recursos son un obstáculo para ganar prestigio internacional. Como dice, orgulloso, Miloslav Studnička: “Somos como un banco, que desde la calle se ve pequeño e insignificante, pero que tiene doble sótano lleno de ladrillos de oro”.

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